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El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

¿Hasta cuándo Padre Almeida?

23 de octubre de 2017 - 00:00

Parece que la sociedad ecuatoriana vive un tiempo de mezcolanza irónica con toques de melodrama entre las viejas formas de pensamiento conservador, liberal y socialista. Es como un regreso al Ecuador de hace un siglo o al largo siglo XIX. Mientras unos se devanan la cabeza pensando si lo que vivimos es un modelo socialista, otros se devanan pensando si es tan puro, medianamente puro o simplemente no es nada. Mientras esos grupos definen la pureza del refinamiento social del proyecto político, otros aprovechan para protagonizar la renovación carismática de sus profecías más íntimas del apocalipsis perpetuo. Curas, pastores, “laicos comprometidos” lanzan su cruzada santificadora de una sociedad y de un Estado que hace más de un siglo se declaró laico. Se movilizan apasionadamente por “presuntos” contenidos de un proyecto de ley. Debaten como buenos y arrepentidos ideólogos que lo propuesto es ideología, y eso basta para que proyecten sus propios miedos y terrores. Hablan de una supuesta familia ecuatoriana, cuando por lo menos, existen nueve tipos de familias en el Ecuador. Claro que la familia que defienden, a su imagen y semejanza, resulta que no es la más y mejor cristiana, por el contrario, su imaginario de familia los lleva a retroceder en el tiempo en defensa de un patriarcado decadente, donde el cabeza de familia se convierte en el amo y señor de la palabra y de la obra familiar, pero son la omisión permanente del comportamiento de un buen cristiano de ser solidario, justo y equitativo. Les interesa defender su tipo de familia, casi para preservar la estirpe de apellidos y pequeñas herencias. Pero lo peor de todo es que utilizan lo que se imaginan como “nuestros hijos” desde un secuestro ideológico, es decir, tomar aquella representación de que los engendrados les pertenece y, por tanto, bien tienen en hacer lo que les parezca. ¿Cuándo esos hombres puros salieron a marchar en contra de los abusos que han cometido todas aquellas iglesias contra miles de niños y niñas en el Ecuador y en el mundo? ¿Acaso aquello es ser guardianes de la fe? ¿Cuándo esos “pater familias” han salido a pronunciarse sobre los paraísos fiscales, donde muchos de sus fervientes creyentes sacan puntualmente miles de millones de dólares con el santificado propósito de evadir impuestos en su país? ¿Cuándo estos padres defensores de la pureza del núcleo familiar, han marchado con fuerza por las calles del país pidiendo el fin del maltrato a la mujer, el fin de los femicidios? ¿O acaso es que defienden que la conducta, el comportamiento, los valores y normas de las mujeres están supeditadps al comportamiento del varón/hombre/masculino? Y, claro, los medios de comunicación, de cualquier tipo, poco aportan con un periodismo de investigación, por el contrario, vender basura mediática es la tónica que genera el buen rating. Telebasura, que posiciona los nuevos estereotipos de la masculinidad y feminidad, centrada en el narco-prestigio. Pobres comedias donde hacer burla de la diversidad sexual es el comodín fácil para sacar risas pobremente trabajadas. Somos una república con un Estado laico. Un país eminentemente católico, pero parece que a algunos no les encanta el Jesús de la misericordia, peor el Cristo liberador, sino ponernos a todos en el Vía Crucis y la lapidación. Algunos afirman, santamente, que la lucha de clases fue superada o no existe. Bueno, ahí les quedan restregados los hechos. (O)

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