Un café pasado por la mañana inspira, otro en el almuerzo transpira y uno más en la noche conspira junto a la trasnoche de no pegar un ojo, insomnio que dicen.

El insomnio inspira, saca lo mejor o peor del desvelado, son las horas sobrias y todos sabemos que cuando dejas de beber perpetras el milagro de convertir el vino en agua; el agua inspira, cuando entra cuando sale, cuando te sumerges cuando cae del cielo, cuando te sientes diminuto frente al mar.

El vino inspira, grandes pasiones, algunos amores, amargos pesares, todos se mojan con vino, las pomposas cenas de carnes, aves y peces con blanco y tinto, quesos y chocolates con vino, y hasta vino con vino, depende del año, todos quieren el más viejo.

La edad inspira, los alumbramientos y los decesos, los primeros pasos y palabras son tan importantes como las últimas, en la mitad está la vida y su energía desbocada para sentir con todo el cuerpo, luego los años se encargan de hacerte saber que van pasando no solo en el espejo y te vas dando cuenta de que la vejez se mide por la cantidad de veces que te duermes tratando de ver la misma película durante la semana.

El ejercicio inspira e inspira más practicarlo que ver cómo otros lo practican, al final se sufre mucho cuando se hincha por un equipo; el que ama a sus colores solo se alegra con los triunfos que a veces no son muchos, el resto son amarguras de árbitros villanos con más tarjetas que un bingo de barrio, narradores y comentaristas con camiseta puesta, jugadores con menos ficha que un teléfono público, eso no inspira.

Y uno sufre mientras ellos pierden pero igual cobran miles de dólares y al final del partido la barra se va de bronca encabronada contra el mundo y los astros se trepan a sus carros del año y van a comer a lugares caros, para luego dormir en sus lujosos apartamentos pagados por el club; ojalá me gustara otra cosa, como el handball, el cricket, el ludo o el parchís aunque seguro no tardaría en estar repitiendo como un mantra “qué corrupción tan asquerosa hay en la f.e.f. (federación ecuatoriana de frisbee)”.

¡Ay campeonato nacional! Ese en el que no hay tres camisetas ni tampoco tres arqueros, por eso lo mejor de sacarse la madre es quedar campeón de uno mismo, eso inspira, no importa que nadie te crea, y que pocos comprendan, porque los que nadan en contra del todo de todos saben que a veces el mejor cumplido es ‘no te entiendo’.

La palabra inspira, el orden que le das a las ideas y la forma en que salen de tu boca, aunque me imagino que no saben cómo meter la palabra lunes dentro de martes para sentirse populares y chistosísimos como lo hacen con “juernes”; y ahí vamos, por los recovecos de nuestro hablar cotidiano donde insultar de forma inteligente también es insultar, no se hagan los vivos, aunque eso inspira.

Hay que reconocer que en el ejercicio personal todos somos unos tiranos que luego nos quejamos por lo que nos toca colectivamente.

El problema es que la mayoría de los políticos cuando los elegimos se vuelven patafísicos, sátrapas y famas, sus asesores son cronopios y el pueblo sigue siendo esperanza de la corte de Cortázar; y ahí si inspira mandarlos al carajo.