El temerario aventurero no llegó corriendo en huida de una piedra gigante que rodaba tras de él, tampoco vino a comer sesos de mono, ni tenía sombrero y látigo. Ante la duda, algunos se preguntaban si a lo mejor se trataba del forastero capitán y cazarrecompensas Han Solo, que estaba buscando a Chewbacca y le habían informado en un WikiLeak que, con el calor de Guayaquil, el peludo wookie ya debía haberse rapado completamente y estaba por ahí en zapatillas de meter el dedo vendiendo agua en la calle Machala.

El primer problema que encontró Han Solo fue parquear el Halcón Milenario en las calles guayacas. En el centro no había lugar y cada vez que encontraba un espacio le saltaba de la nada un cuidacarros con una franela roja y le cantaba: “Ya tío, todo bien tío, yo le cuido tío, todo pochi mi tío, ahí me da para las colas tío”. Pensó en hacerlo en las acomodadas instalaciones de un parqueadero en un centro de negocios de la vía Samborondón, pero lo mortificaban los taxímetros, así que decidió dejarlo en la explanada del estadio Modelo. Mientras se bajaba y buscaba qué hacer, cientos de curiosos comentaban entre ellos que había llegado el Play Land Park y en comunas ya asistían vendedores informales, jugueros, chicleros, señoras con ollas de comida y toda clase de mercachifles y saltimbanquis muy entretenidos.

Por su parte, Indiana Jones se maravilló al recorrer la ciudad en el techo de una buseta, de la que saltó de golpe por un frenazo y tras creer haber encontrado a un niño de oro debajo de un semáforo. En efecto, era un chicuelo dorado con su cuerpo pintado y que hacía movimientos robóticos para ganarse unas monedas de los conductores. Desilusionado, comenzó a preocuparse, ya que le comentaron que la gente tenía muchas culebras y -como todos sabemos- el Dr. Jones les tiene fobia. Entonces, para pasar el susto, se cambió hasta Urdesa para refrescar sus angustias con una cerveza.

Harrison Ford apareció en el aeropuerto internacional de Guayaquil y en un descanso de su viaje a Galápagos se dio tiempo para pasear un poco por la urbe, comprar unos recuerdos y fotografiarse con muchos fanáticos que se dieron cita para lograr un momento memorable con sus celulares y hacer explotar las redes sociales. El actor, cuyo personaje en Star Wars fue asesinado por su propio hijo -recientemente- y que además confesara que grabará una nueva entrega de Indiana Jones, vino acompañado de la también famosísima Calista Flockhart, su esposa, recordada por ser la protagonista de Ally McBeal y actualmente la jefa de Super Girl; ambos se mostraron amables con la horda de fanáticos que de boca en boca se enteraron que estaban en Ecuador.

Estoy seguro de que Guayaquil es una ciudad que le viene como anillo al dedo a las aventuras de ‘Indy’, por el sol, el calor, la humedad, el estilo tropical y los misterios, pero a la vez tranquilamente pudiera ser el lugar de nacimiento de Han Solo, tan fresco, directo, burlón y arriesgado. No sé si sea mi mente que vuela o realmente el perfil de estos personajes encaja con un medio que es peleado y duro, pero lleno de humor y episodios diarios épicos.

Y es que Ecuador ya no es un lugar en una galaxia muy muy lejana; después de todo, bien podría regresar a ver su Halcón Milenario y encontrarse con que se le han sustraído los espejos de los retrovisores. (O)