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Ecuador, 11 de Mayo de 2025
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El saludo

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El saludo es como una carta de presentación. ¿Le han puesto atención a la forma en que saludamos? O tal vez la pregunta es, ¿saludamos?

Yo creo que cada vez son menos las personas que saludan apropiadamente, de la forma tradicional: “Buenos días”, “Buenas tardes” y “Buenas noches”, se ha simplificado el ritual, nos inclinamos por un “Habla”, “Qué fue” o “Cómo vamos” y también sirve el típico “Qué hay”.

También están los que no saludan, acusados por los más puristas de la urbanidad y buenas maneras como “maleducados”, los que no saludan llevan consigo un aura de misterio, no les importa. Ellos llegan y hacen lo suyo, uno se queda pensando por qué perdieron la costumbre, ¿se traumaron en un saludo algunos años antes? o simplemente llegaron sin la ‘app’ del saludo a este mundo. En las esquinas se saluda de lado a lado con un “¡Oe!” y casi siempre se responde con un “¡Ya!”, los hay de factura creativa, con juegos de palabras como ese que dice “Hola camarón con cola” y “Habla cara de tabla”, en otros idiomas como “Aloha”, “Hao”, “Hi” y el más popular en estos tiempos “Holi”.

Las manos cumplen un rol importante en el saludo, ya que a veces superan a las palabras, una palmada en la espalda puede significar toda una retahíla de palabras “saludables”. ¿Pero qué sucede al momento de dar la mano, el movimiento básico para acompañar el “Hola, mucho gusto”? En mi caso a veces me desconcierto por la forma en que las nuevas generaciones se manifiestan, ya que si ofrezco mi palma, suele ser golpeada, mis dedos tomados por otros dedos tirando de ellos para cerrar un puño y obligarme a hacer lo mismo para chocar los nudillos. Y yo solo quería saludar con un básico y tradicional apretón de manos.

El pulgar arriba, el chiflido, el silbido, la ceja que se levanta, el “chócala”, el sonido de beso para llamar la atención, la señal de la paz, el símbolo de la victoria, los cuernos que quieren decir “rock”, todas son muestras físicas de agrado, claro que si mostramos el dedo medio es todo lo contrario, pero nada que no se pueda solucionar con un abrazo.

El abrazo, el más cálido de los saludos, reservado para familiares y mejores amigos; y no se diga el beso, símbolo inequívoco del amor, la pasión, la lujuria y la osadía que a veces culmina en un trueque injusto de beso por cachetada, por ‘fresco’.

¿Y en las despedidas? El “Chao” es suficiente, pero también aceptamos la forma coloquial del “Hablamos”, “Nos vemos”, “Parto con dolor”, “Me la saco” y “Me la sacudo”, “Me voy que ando de apuro”, “Ahí nos vemos”. Y claro, el que no saluda tiene la forma de irse de la Pantera Rosa: sigilosa y con garbo, dejando a todos preguntándose cuántas despedidas le partieron el alma para que ni siquiera desee decir adiós a sus amigos. Es eso o quiere usar el baño de forma urgente.

Sobre el saludo hay todo un capítulo en el libro Manual de Carreño, pero en la era de los emoticones y emojis, en esta época en que nos da pereza escribir y mandamos mensajes de voz y hasta pedimos disculpas con videos, dudo que se acuerden de Carreño. (O)

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