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Especial de poesía
Sobre Vesania Inc., de Javier Lara Santos
En su afán por destruir la idea del sujeto autorial o autógrafo, aquello que Foucault llamó “la monarquía del autor”, fingiendo de ‘compilador’, Javier Lara acude al viejo recurso del texto apócrifo, esto es, atribuye a otros nombres el discurrir, el delirio textual que conforma este libro. Y aunque de esos nombres no escuchamos sino sus voces y no sabemos más que la fecha y el lugar desde donde escriben o enuncian su discurso (hospitales, internados, asilos de la geografía latinoamericana) adquieren la calidad de personajes, conforman un particular dramatis personae, son las máscaras de un poeta que encuentra en la imagen visionaria, extrasensorial, en la sintaxis fragmentada o elíptica —propias de la psicosis o la locura— una vía expedita para trasmitir su percepción y comprensión del mundo.
Del mismo modo que los surrealistas privilegiaron el inconsciente, los sueños y la demencia como una manera de combatir el orden burgués y racional, Javier Lara trabaja con las obsesiones, los phantasmas y fantasías de los locos, se hace el loco —como los idiotas de Lars von Trier— para trastornar y trastocar el sentido de la realidad, pues ese mundo fuera de quicio de los manicomios y sus huéspedes quizá sea uno de los últimos sitios donde aún ocurra la verdad y la poesía.
Poemario coral, hecho de voces disparatadas y dispares —a manera de pequeños monólogos, pues desde Hamlet el soliloquio funda el discurso de la lucidez y la locura— Vesania Inc. es revulsivo y conmovedor, feroz y tierno, confesional y confidencial, cuenta y canta como todo libro de poemas que se precie; sin duda, una de las mejores cosechas de la poesía ecuatoriana reciente.
Cisnes
Antonella Llanos
(Hospital Departamental San Antonio)
El amor es un agujero negro. Una espada que brilla, pendiente de la sangre. Un proyectil abierto donde sólo los ciegos de la voluntad saben que no se puede, y no se quiere desactivar. El amor es un dragón que rige y azota el mundo. Un gigante de un solo ojo que —sin ser cíclope— arde en llamas, incluso después de muerto. El amor es una isla perdida en el fondo del aire. Pocos, casi nadie, saben de la ventaja de romperse la cara y el esternón. Pocos saben del absurdo que se parece a la casa vacía de dios. El amor es un tanque lleno de agua donde la infancia vuelve para ahogarse, terriblemente bella. El amor también es la violencia de los mártires y de los gusanos que comparten el tiempo o la caída del sol. El amor es la destrucción del amor, la cuerda altísima y máxima. Una cueva, donde la gente que no existe sueña eternamente, sueña con furia verdadera que todos los relojes tienen el orgullo irreversible de la muerte.
Huila, Colombia 1999.