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Silvia Rivera Cusicanqui (1949, La Paz Bolivia)

Conocí a Silvia Rivera Cusicanqui, en el Encuentro Internacional 2011: Pensar actuar decolonial desde el Sur: Andares, avances, desafíos, que organizamos junto a Catherine Walsh(1), por los 10 años del programa Doctoral en Estudios (Inter)Culturales Latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar- sede Ecuador, Silvia participó en la sesión de trabajo a mi cargo denominada: Decolonialidad, estética e insurgencias artísticas, sesión a la que entre otras prácticas, contamos con la presencia de Fabiano Kueva. Así las cosas, unos años más tarde coincidimos una vez más con Silvia y Fabiano, en la ciudad de Guayaquil, de ese encuentro surgió uno de los Diálogos con Oído Salvaje(2) más destacados de esta serie, con un promedio de 110 visitas diarias, más de 5.200 reproducciones desde 65 países entre los que se destacan Argentina, Estados Unidos, Colombia, Chile, España, México, Ecuador, Bolivia, Costa Rica, Brasil, Alemania, Perú, Francia, Reino Unido, Países Bajos, China, Israel, Bélgica y Suecia, entre otros. A continuación desarrollaré una reseña sobre Silvia Rivera Cusicanqui, como parte y continuidad de Diálogos con Oído Salvaje.

La socióloga de la imagen”, como se autodetermina Silvia Rivera Cusicanqui, es signataria, artífice y depositaria de tradiciones y legados como los anarquismos bolivianos, los feminismos decoloniales, las resistencias aymaras, los activismos culturales y creativos, desde un diálogo interdisciplinario entre las metodologías provenientes de la sociología, la etnohistoria, la arqueología, la socio-antropología, la lingüística, la literatura y la pedagogía de la liberación. En base a lo cual, tiene a su haber una basta y sólida producción intelectual, que usa como soporte y lenguaje de exposición lo visual, lo sonoro, lo simbólico-ritualístico, así como lo escritural.

De otro modo, Silvia Rivera Cusicanqui es una de las teóricas contemporáneas más importantes del mundo Aymara-Andino, cuya procedencia epistemológica rebasa las formas de conocimiento disciplinar, que de manera dominante instalan el “saber académico” como un procedimiento de conocer e interpretar la realidad jerárquica, unívoca y compartimentadamente; frente a lo cual, la trayectoria de Silvia Rivera Cusicanqui, porta la marca de una maestra y pedagoga que robustece con su trabajo los fundamentos del pensamiento crítico latinoamericano, mismo que surge en el seno de una academia comprometida con la reflexión y la acción –la praxis social- en vigilia y acompañamiento de los movimientos sociales, que a decir de Silvia “son también los que nutren la reflexividad académica y teórica”.

Taller de Historia Oral Andina (THOA)(3)

La historia oral india es un espacio privilegiado para descubrir las percepciones profundas sobre el orden colonial, y la requisitoria moral que de ellas emana”.

El THOA es uno de los proyectos generados por Silvia Rivera Cusicanqui en la década de los ochenta. Surge en la Universidad de San Andrés en la Escuela de Sociología. El THOA se instituyó como una plataforma de investigación, difusión y circulación de los saberes y conocimientos de las poblaciones indígenas, sus prácticas sociales, políticas, económicas y culturales, sus problemas y demandas; así como la riqueza de la memoria de las comunidades y el pueblo aimara. Los Caminantes o Los Caciques Apoderados, constan en el sumario de este taller, como una de las redes que generó gran interés en el desarrollo de importantes hallazgos históricos.

“La socióloga de la imagen”, como se autodetermina Silvia Rivera Cusicanqui, es signataria, artífice
y depositaria de tradiciones y legados como los anarquismos
bolivianos, los feminismos decoloniales, las resistencias aymaras, los activismos culturales y creativos, desde un diálogo
interdisciplinario entre metodologías de diferentes disciplinas.
El THOA se basaba en la reconstrucción de la historia oral como un mecanismo de investigación participativa y de diálogo de saberes. Para Silvia Rivera Cusicanqui, “el potencial de la memoria de las comunidades y sus experiencias vitales, traen consigo una gran riqueza y bagaje, que posibilita generar un tipo de aproximación a las ciencias sociales de manera distinta”.

Para esta plataforma fue de igual relevancia el trabajo de archivo, que tomó como referente la técnica de la olla común, según explica Silvia; “consiste en hacer un solo fichero, discutir en reuniones y generar líneas de investigación”. En esta misma lógica se desarrollaron los encuentros de ancianos y ancianas que, para nuestra autora, “facilitaban la conexión y discusión de las memorias fragmentadas”. Hasta entonces, la idea que circulaba desde la historia oficial, era que las “rebeliones indígenas eran estallidos de violencia irracional sin ningún programa o propuesta”.

En otras palabras, “la visión oficial de la historia siempre muestra cuando los indígenas se levantan de un modo violento, pero nunca muestra la lucha pacífica, la lucha legal. Lo que se descubrió, era que había argumentos muy sólidos, muy serios, que posibilitaron a los aillus, en el siglo XVIII por ejemplo, reorganizarse y recuperar la memoria de su territorio. Para nosotros –comenta Silvia- que en la década de los ochenta, estábamos influenciados por el katarismo y por el indianismo, fue clave el uso de la historia de Katar y de todas las luchas anticoloniales”.(4)

Los métodos utilizados por el THOA constituirían un procedimiento suplementario a los vacíos de la historia oficial boliviana, que como toda construcción discursiva dominante se erige en ausencia de las experiencias y vivencias de los pueblos, cuyo silencio obligatorio es la cara oculta y condición de posibilidad de la emergencia de los estados nacionales que históricamente, en Latinoamérica, han perpetuado los colonialismos internos, desde las minorías blanco-mestizas para mantener su hegemonía, luego de lo que fueron de las guerras de Independencia.

De otro modo, nos pudieran ser útiles para comprender las estrategias de investigación desarrolladas por el THOA, los criterios que el antropólogo e historiador mexicano Miguel León Portilla, procura a la hora de pensar en el diseño de procesos de investigación inscritos en la historia oral. “Lo que interesan -sostiene León Portilla- son los textos que van a aducirse en cuanto testimonio profundamente humano, de subido valor literario, dejado por quienes sufrieron la máxima tragedia: la de ver destruidos no ya solo sus ciudades y pueblos, sino los cimientos de su cultura”.

Por cierto, el THOA debe comprenderse en el contexto de debates más amplios generados en un medio colmado de inquietudes políticas, de una generación y una época que para la región y el continente significó, por ejemplo, el desarrollo de los movimientos sociales que permitieron en los ochenta, la fundación del PT y el surgimiento de las demandas de una población desempleada que busca retornar a la tierra: Movimiento de los Sin Tierra (MST), ambas experiencias en Brasil; o la terrible masacre de las poblaciones indígenas mayas por parte del ejército guatemalteco, de cuya memoria nos queda el testimonio de Rigoberta Menchú en Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia.

En tal sentido, consideremos que la tradición metodológica en la que se inscribe el THOA, pudiera dar cuenta de un proceso de reflexión teórica-crítica, radicalmente opuesto al agotamiento de los discursos nacionalistas, que subyacen al solipsismo eurocéntrico –aislado- en universalismos que no permiten distinguir la riqueza y multiplicidad de las experiencias sociales. De suyo, proyectos como eL THOA condensan un tipo de estrategia de des-occidentalización y descolonización.

De esta manera, nos adelantamos a proponer que las prácticas del conocer, del hacer y del ser que Silvia Rivera Cusicanqui explora, ya sea en el THOA o, más recientemente, en el Colectivo 2(5) ; ponen al descubierto estrategias de desobediencia comunitaria, frente a los relatos aun presentes del desarrollismo que desdeñan, repudia -y peor aún- destruye el sentido de lo local y lo comunitario; fagocitándose en el oropel del progreso y del cúmulo de capital material y simbólico. De allí que resulten decisivas las conclusiones de Silvia a la hora de hablar de lo comunitario y del conocimiento:

Yo no tengo ninguna vergüenza de hablar de comunidad y del conocimiento en grupo, dúo o trío. Siempre he intentado hacer comunidad, como una especie de exploración, de autopoiesis. Es decir, en la creación de uno mismo a través del grupo; o del grupo que se crea así mismo. Donde además se potencia la individualidad. ¡Ese es el ideal!; es decir, mientras más comunitaria es una estructura, más profundamente individual puede ser la producción, el conocimiento y el respeto a cada quién. Una lógica de afinidad, y todas las teorías de afinidad tiene que ver con una sensibilidad femenina para mí. Esos experimentos están mostrando que es necesario salir del monólogo creativo. Dado que la creatividad, es algo que acompaña muchos más actos de la vida que el acto del narcisismo estético”. Proyectos del raigambre del Taller de Historia Oral Andina y Colectivo 2; pudieran abrir y facilitar acciones para una investigación estratégica, sostenida desde la puesta en común de epistemes provenientes, por ejemplo, del mundo “indígena”, entendido no como “una identidad o un color de piel, sino más bien como un episteme, una atmósfera cognitiva”, que a su vez constituye un asunto en constante negociación.

El debate del colonialismo

En más de una ocasión Silvia Rivera Cusicanqui ha sido enfática en hacer una distinción de las trayectorias y legados que la sostienen y constituyen como uno de los referentes del pensamiento crítico sobre el colonialismo, poniendo al descubierto que estos debates están lejos de ser un dechado de acuerdos o consensos homogéneos y unívocos. Nuestra autora parte de la noción de colonialismo interno, la misma que consiste en una especie de “instalación de la doble moral como una brecha estructural entre las palabras y los hechos” reproducida en el Estado y los “marcos del pequeño mundo de sus instituciones heredadas de los modos barrocos de funcionamiento; y de un sentido común marcado inconsciente y tácitamente por la naturalización de las jerarquías socio-culturales, la exacerbación del racismo y endoracismo o colonialismo internalizado”.

De esta caracterización, se puede desprender que Silvia Rivera Cusicanqui, comprende el colonialismo interno como un modelo de dominación. Es decir, que existe un contingente y “una capacidad que define todas las dimensiones de la vida desde lo político, y por ello la dominación es tanto o más clave que los modos en los que la gente produce”. En otras palabras, “pueden haber dos productores que trabajan de la misma forma, pero si uno es ‘indio’ y el otro es ‘blanco’, la estructura de dominación hace que uno tenga acceso al crédito y otro no. Así de simple”.

Más aún, considera que el colonialismo estatal sigue vigente y se manifiesta en los modelos que portan un discurso solapado, a nuestro juicio de prácticas de poder que pudieran haber capitalizado las luchas de movimientos sociales y poblaciones indígenas, mismas que no hubieran sido legibles sin estas condiciones de posibilidad. En continuidad con estas ideas, Silvia Rivera Cusicanqui sostiene que contemporáneamente vivimos ciertas disyuntivas en las que las luchas por la pervivencia de la Pacha Mama en nuestro continente van contra los intereses de nuestros gobernantes que “replicando modelos de dudosa validez, propician políticas de ‘desarrollo’ que solo abren la brecha a intereses corporativos ajenos y adversos. Si antes se replicaron los modelos desarrollistas impuestos desde el norte con la Alianza para el Progreso y Usaid, hoy seguimos en las mismas intentando copiar lo que ocurre, para bien o para mal en Venezuela o Brasil, muy a pesar de las diferencias culturales e históricas que nos separan de ambos países”.

Pillar voces interesantes y ponerlas en contacto

Hagamos una revisión breve de los autores que posibilitan a Silvia Rivera Cusicanqui hablar de un pensamiento propio a la hora de plantear debates como el colonialismo. Entre los que la autora destaca tenemos al limeño Gamaliel Churata, (1897-1969) novelista, periodista y escritor, uno de los expositores del indigenismo en Latinoamérica; Carlos Medinaceli (1902 -1949) escritor y crítico literario boliviano, fundó la revista Gesta Bárbara que agrupó a buena parte de los integrantes de su generación y desde la que ejerció un importante liderazgo crítico; Sergio Almaraz Paz (1928-1968) ensayista, periodista y político boliviano, cuya consigna era la de “nacionalizar el propio gobierno”; René Zavaleta Mercado (1935-1984) sociólogo y filósofo boliviano fundó y dirigió Flacso-México; Melchor María Mercado (1819 - 1871) pintor y dibujante considerado como uno de los precursores de la plástica boliviana; el cronista del siglo XVI Guamán Poma de Ayala; y, efectivamente el filósofo martiniquense Frantz Fanon. Esta es la genealogía que sostiene y configura el pensamiento de Silvia Rivera, mientras no deja de advertir y llamarnos la atención sobre las modas y esnobismos académicos que “empiezan a repetir, y repetir hasta que se satura la atmósfera y pasa la moda, pero no pasa el colonialismo. En tal sentido nos sugiere que “hay que trabajar en una descolonización práctica. Es decir, en una práctica descolonizadora y parte de eso es resistir la seducción de la moda académica, hay que explorar en lo que no es tan visible, en lo que no está tan a la luz del sol”. Y probablemente mirar “las experiencias de gente que ha hecho un gesto subversivo, subvertor frente a la cultura hegemónica”.

Silvia Rivera Cusicanqui (1949, La Paz, Bolivia) es una teórica contemporánea aimara socióloga, historiadora boliviana. Ha investigado en la teoría anarquista, así como en las cosmologías quechua y aymaraá. Fue directora y miembro cofundadora del Taller de Historia Oral Andina. También es activista que trabaja directamente con los movimientos indígenas de Bolivia, como los movimientos Tupac Katatista y de los cocaleros. En 1990 recibió la Beca Guggenheim.

Algunas publicaciones:

2012. Violencia (re)encubiertas en Bolivia. Editor La Mirada Salvaje, 272 pp. ISBN 9962052998, ISBN 9789962052999. / 2008. Pueblos originarios y estado. Vol. 2 de Gestión pública intercultural, Gestión pública intercultural. Azul Editores, 82 pp. ISBN 9990598827, ISBN 9789990598827. /2003 Las fronteras de la coca: epistemologías coloniales y circuitos alternativos de la hoja de coca: el caso de la frontera boliviano-argentina. Editor IDIS, 198 pp. /2002 Bircholas: trabajo de mujeres: explotación capitalista o opresión colonial entre las migrantes aymaras de La Paz y El Alto. 2ª edición de Editorial Mama Huaco. 225 pp. /1988 Los artesanos libertarios y la ética del trabajo; Taller de Historia Oral Andina, La Paz / 1980. Oprimidos pero no derrotados: la Lucha Campesina Entre los Aymaraas y Quechuas en Bolivia. Ginebra: UNRISD,222 pp. 1984.

Referencias y PG de interés.

LEÓN-PORTILLA, Miguel (2008) Visión de los vencidos, México, ed. Universidad Nacional Autónoma de México, ISBN 978-970-32-4469-0

http://vimeo.com/channels/dialogosoidosalvaje

http://vimeo.com/65071028

http://www.elcolectivo2.blogspot.com/

http://www.youtube.com/watch?v=4LxED58KJNw

1. Catherine Walhs, es la directora de este programa de estudio que a la fecha cuenta con tres promociones de doctores y doctorantes, intelectuales y académicos de Latinoamérica.

2. Diálogos con Oído Salvaje es un proyecto de Mayra Estévez Trujillo y Fabiano Kueva, integrantes del Centro Experimental Oído Salvaje. Estévez y Kueva mantienen diálogos informales, en diversas latitudes, con artistas, académic@s y activistas sobre temas como: sonoridades, visualidades, geopolítica, instituciones, pedagogías, modernidad, colonialidad, entre otros. Un ensayo colectivo, polifónico e interdisciplinar para poner en órbita prácticas, ideas, creaciones y preguntas situadas en el Sur, disponibles por canal digital para posibilitar nuevos debates. http://vimeo.com/channels/dialogosoidosalvaje

3. La comunidad THOA liderada por Silvia Rivera Cusicanqui, estaba organizada además por la participación de Humberto Manani, Felipe Santos, Tomas Guanca; Ramón Conde, Filomena Nina, Lucila Criales, Esteban Ticona, actual doctor en Estudios Culturales Latinoamericanos por la Universidad Andina Simón Bolívar sede Ecuador.

4. Se les asigna a Fausto Reinaga y Felipe Quispe, como ideadotes del pensamiento y movimiento indeanista-katarista boliviano, Que reivindica el nombre del caudillo aymara Tupak Katari, y que parte de la construcción de lo indígena y de los indios como sujetos políticos de luchas y transformaciones sociales..

5. El colectivo 2 , es un grupo conformado por alrededor de 20 personas provenientes de la academia, que viven y en comunidad, combinando el trabajo intelectual y físico, en acciones como reciclaje, cuidado de la tierra, cultivo orgánico, construcciones alternativas de vivienda. Al mismo tiempo ritualizan estas acciones en respeto e integración con la Pacha Mama.

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