Publicidad

Ecuador, 25 de Abril de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
+593 98 777 7778
El Telégrafo

Publicidad

Comparte

Para los hijos del hierro, todo tiempo pasado fue mejor

-

Pocas sagas de libros son tan reconocidas a escala mundial como Canción de Hielo y Fuego, de George R. R. Martin, llevada a la televisión por HBO en la exitosa Juego de Tronos y considerada la serie más pirateada de la historia. Y probablemente, ninguna saga literaria haya recibido la publicidad que ha recibido Canción de Hielo y Fuego salvo, tal vez, por Harry Potter y El Señor de los Anillos.

La saga de Martin, ambientada en un mundo en el que hay dragones, muertos vivientes y otras criaturas mágicas, habla sobre el poder y la política, pero también sobre la familia y el amor, todo encerrado en una época medieval en la que el honor forma parte intrínseca de los personajes.

El poder en Canción de Hielo y Fuego va atado a la familia. Hay muchísimas en los libros, pero son siete las más importantes: Stark, Tully, Baratheon, Tyrell, Lannister, Martell, Arryn y Greyjoy, las que gobiernan los siete reinos de Poniente. El poder se hereda de padres a hijos en todos los casos, excepto por los Greyjoy.

El que parece ser el rincón más retrasado del reino, las Islas de Hierro, donde viven los Greyjoy, cuenta con el sistema político más parecido a la democracia. Cualquier hijo del hierro puede postularse para ocupar el trono de Piedramar. En la cuarta entrega, Festín de cuervos, eso es precisamente lo que sucede en la capital, Pyke. Al morir Balon Greyjoy, autoproclamado rey de las islas, su hija Asha (Yara en la serie) y sus hermanos Victarion y Euron compiten por su trono.

Si bien Theon es también hijo de Balon, en esta parte de la historia está ocupada en otro lado, siendo torturado por Ramsay Bolton. Hasta ahora, Theon había sido el Greyjoy más conocido en la saga: criado por los Stark en calidad de rehén, Theon se hizo cercano al hijo mayo, Robb, quien en medio de la guerra lo envía a las Islas del Hierro a convencer a su padre de darle su apoyo. Pero sus familiares no confían en Theon, y solo le queda una forma de probar que es un Greyjoy: se apodera de Invernalia, el castillo del ausente Robb, y es entonces cuando cae en manos de Bolton. Esa es la historia de Theon hasta Tormenta de espadas, la tercera parte de la saga.

En Festín de cuervos, nos topamos con una sociedad dura y atrasada, en la que cualquiera puede optar por el trono siempre y cuando sea lo suficientemente cruel e inteligente. Es un pueblo cuyos habitantes recuerdan con cariño las «antiguas costumbres»: robar, violar y matar a lo largo de las costas. Las Islas del Hierro están en crisis y necesitan ver hacia el futuro para no desaparecer.

Asha se presenta como la posibilidad de avanzar a una época próspera para los hijos del Hierro, una que implica dejar atrás las costumbres que los atrasan. Pero Asha es una mujer y aunque en teoría las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres a gobernar, en la práctica sus tíos se niegan a reconocerla como heredera.

«Ninguna mujer gobernará jamás a los hijos del hierro, ni siquiera una mujer como Asha», le había insistido, pero cuando Balon no quería escuchar algo era como si estuviera sordo.

En la asamblea en que se decidirá el nuevo gobernante, el discurso de Asha mira hacia el futuro. Busca tejer una nueva forma de gobierno que les permita aprender de sus errores y los de los demás. Sus palabras son audaces y determinadas, pero no son bien recibidas por su pueblo, que la considera «simplemente una mujer».

—Mi tío dice que os dará más de lo mismo que os dio mi padre. Y yo pregunto, ¿qué es eso? Gloria y oro, diréis algunos. O libertad, qué hermosa palabra. Sí, todo eso nos dio... Y también nos dio viudedad, como puede atestiguar Lord Blacktyde. ¿Cuántos de vosotros visteis arder vuestros hogares cuando llegó Robert? ¿A cuántas de vuestras hijas violaron y destrozaron? Pueblos quemados, castillos derruidos... Eso os dio mi padre. Os dio derrotas. Mi tío dice que os quiere dar más. Yo no.   —¿Qué nos darás tú? —preguntó Lucas Codd—. ¿Clases de costura?  —Sí, Lucas. Nos tejeré hasta que formemos un reino. —Se pasó la daga de una mano a otra—. Tenemos que aprender una lección del Joven Lobo, que ganó todas las batallas... y las perdió todas.

Victarion, en cambio, propone un gobierno similar al de Balon; se reconoce a sí mismo como su heredero por ser su hermano y mano derecha, desconociendo que el mismo Balon quería que Asha fuera la gobernante.

Aquello era la perdición de Balon: se veía reflejado en su hija, tan indómita, tan decidida, y creía que lo podría suceder. En aquello se equivocaba, como había tratado de explicarle Aeron.

Y promete lo mismo: guerras, oro, la vida que han tenido hasta ahora. Pero las personas recuerdan también que con Balon tuvieron guerra, una que, como dijo Asha, lastimó y casi destruyó su mundo, en la que el fallecido rey Robert Baratheon destruyó sus flotas y sus muros y asesinó a los hijos mayores de Balon.

Euron, quien lleva años viajando como pirata, es el otro pretendiente. Su repentina presencia es sospechosa para su sobrina y hermanos, que creen que es posible que él haya asesinado a Balon para hacerse con el poder. Euron narra sus aventuras y dice haber tenido una vida apegada a las «antiguas costumbres» que tanto extrañan los hijos del Hierro.

Él apuesta por un gobierno que los lleve de vuelta a la antigua gloria. Usa los miedos y la irremediable sensación de que «todo tiempo pasado fue mejor» de los habitantes de las islas para hacerse con el trono. Se gana la aceptación con objetos que ha coleccionado más allá de la temida Valyria, entre los que se encuentra el Cuerno Dragón, un artefacto mágico cuyo sonido ofrece controlar a voluntad a los dragones. Y justo ahora, al otro lado del mundo, los dragones, que se creían extintos, volvieron a nacer, de la mano de Daenerys Targaryen.

—Somos los hijos del hierro; en otros tiempos fuimos conquistadores. Nuestro poder lo dominaba todo allí donde se oía el sonido de las olas. Mi hermano quiere que os conforméis con el frío y lúgubre Norte; mi sobrina, con menos todavía... Pero yo os entregaré Lannisport. Altojardín. El Rejo. Antigua. Las tierras de los ríos y el Dominio, el bosque Real y La Selva, Dorne y las Marcas, las Montañas de la Luna y el Valle de Arryn, Tarth y los Peldaños de Piedra. ¡Nos apoderaremos de todo! ¡Nos apoderaremos de Poniente! —Echó una mirada en dirección al sacerdote—. Todo a mayor gloria de nuestro Dios Ahogado, claro. Durante un instante, Aeron se dejó cautivar por la osadía que destilaban aquellas palabras. El sacerdote había tenido el mismo sueño cuando vio por primera vez el cometa rojo en el cielo. «Arrasaremos las tierras verdes, las pasaremos a fuego y espada, derribaremos los siete dioses de los septones y arrancaremos los árboles blancos de los norteños...».

Las promesas ganadoras serían las de un futuro de conquista, gracias a un plan para apropiarse de los dragones de Daenerys. No la certeza de ser gobernados por alguien que se ha preparado para ello, como Asha, quien sabe lo que realmente tienen y cómo manejarlo. Tampoco se decantan por la promesa de mantener el trono igual a su predecesor, al que respetaron y honraron. Los habitantes de Pyke se ven seducidos por la idea de volver al pasado, donde todo «era mejor» y usar eso para hacerse con un territorio que los lectores sabemos que no van a poder conquistar, porque el invierno se acerca. 

Publicidad Externa

Ecuador TV

En vivo

El Telégrafo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media