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Cine

Novela gráfica, una fuente de adaptación cinematográfica que supera a la historieta

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2016 ha sido catalogado como el año de la batalla entre los filmes basados en las historias de las casas editoriales de cómics Marvel y DC, en especial por los próximos estrenos de Capitán América: Guerra Civil y Batman vs. Superman: Dawn of Justice, pero se ignora la verdadera fuente de ambientación.

Gran parte de los materiales fuente para los filmes éxito del Hollywood contemporáneo provienen de cómics y aquello se reeditará este año con los estrenos de múltiples cintas trabajadas a partir de historias y personajes de DC, Batman Vs. Superman: Dawn of Justice y Suicide Squad, e historias psicológicas y heroicas de Marvel, Capitán América: Guerra Civil, Deadpool y X-Men: Apocalypse. Aunque estos personajes llevan años apareciendo en las historietas, hay que aclarar que estos filmes de éxito se basan más bien en las historias que circularon en novelas gráficas o series limitadas. Y por eso los aficionados al cine de cómics le deben tanto a Alan Moore, Frank Miller, Garth Ennis y Mark Millar, tal vez los cuatro más grandes nombres en lo que se refiere, en la actualidad, a guiones para los cómics de las casas DC y Marvel, las dos principales empresas de ese negocio en Estados Unidos.

Es ingenuo pensar, como sí pasó con X-Men de Bryan Singer y 20th Century Fox, que para obtener una comic book movie exitosa en la crítica y entre la audiencia, basta solo con tomar los personajes de determinada historia y ya. Aquello funcionó en épocas más sencillas cuando los héroes eran héroes. Por ello, filmes como Batman y Batman Returns (Tim Burton), o Superman y Superman II (Richard Donner), reventaron taquillas. En el audiovisual de ahora se requiere ambientación, atmósfera y tono. Incluso es necesario contar con antihéroes que, a pesar de parecer villanos u obrar mal en ocasiones, sean los protagonistas. Estos personajes con matices no se alcanzan a dilucidar a través de colecciones enteras de historietas sobre un mismo personaje, sino en historias puntuales como las de una novela gráfica.

Una novela gráfica es una obra completa que cubre una historia de principio a fin, sin límite en la longitud. Normalmente se puede leer de una sentada y desde los orígenes de su género ha estado dirigida a lectores adultos —principalmente por las temáticas que tratan en estas historias y sus enfoques—. Una novela gráfica recibe, como cualquier libro, un número de identificación ISBN (International Standard Book Number), y suele ser más aceptada como obra literaria. Algunas han aparecido incluso en las listas de best sellers, compitiendo con novelas tradicionales.

En cuanto al cómic, la cosa es distinta. Este suele ser considerado como un arte ‘menor’, quizá porque se lo relaciona con un público infantil, o por abordar temas más bien sencillos. Eso sí, es masivo. El movimiento de coleccionistas es tan intenso que transforma a ciertos ejemplares en medios de inversión y también es capaz de degenerar en un éxito internacional descomunal e influir enormemente en la cultura de varias generaciones y distintos países. Los cómics no cuentan con un ISBN, sino con un ISSN (International Standard Serial Number), un número identificativo de 8 dígitos que se usa solo en publicaciones periódicas.

Aunque durante un tiempo los cómics estuvieron destinados a una audiencia sobre todo infantil, en la actualidad los públicos son más amplios y de todas las edades. Constan de 20 a 30 páginas, y estos ejemplares, en su mayoría, se pueden leer en poco tiempo (entre 10 a 30 minutos). Además, es frecuente encontrar anuncios publicitarios en ellos, y al ser típicamente una publicación periódica, cada número contiene una pequeña historia completa, parte de una historia más grande.

Aún así, muchos creadores de cómics argumentan que la distinción entre el formato de cómic y de la novela gráfica tiende a obedecer a criterios puramente de marketing, con la intención de que las editoriales puedan establecer diferencias de precio entre un producto y el otro.

El advenimiento de DC

DC es parte de una de las mayores empresas mediáticas de EE.UU. Sus personajes y las historias de sus principales cómics están respaldados en los presupuestos para televisión, cine y animación en formato serie, películas, película directo para video y webcómic del estudio cinematográfico Warner Bros y sus subsidiarias (entre las que se encuentra el canal para público adolescente y joven adulto The CW). De ahí la explicación del marketing tras las cuatro primeras películas live action de Batman.

Batman, Batman Returns (ambas dirigidas por Tim Burton), Batman Forever y Batman & Robin (dirigidas por Joel Schumacher) fueron éxitos de taquilla. En la crítica, la historia fue distinta: solo las dos primeras fueron aclamadas por los expertos. Con Superman, la historia fue parecida: toda una maquinaria de productos se derivó de la aceptación popular de sus dos primeras películas en live action, lo que dio paso a dos secuelas de mediana calidad y una serie televisiva a inicios del siglo XXI, sobre la juventud del Hombre de Acero en el ficticio poblado de Smallville, Kansas.

Sin embargo, más o menos al mismo tiempo que estas dos sagas gozaban de popularidad en el cine, otras versiones audiovisuales basadas en los mismos personajes gozaban de un éxito aún mayor: Batman: The Animated Series y Justice League. DC se dedicó con más empeño a los cómics y la construcción de un sólido universo animado en series televisivas y películas directo para video. Y aunque le iba bien con esa estrategia, cedió terreno ante Marvel en el salto del papel a la gran pantalla.

El formato de la novela gráfica apareció entre las décadas de los sesenta y los setenta, impulsada por movimientos que trataban de llevar el cómic al terreno artístico y separarlo de la simplista asociación con el humor infantil. Una de las mejores que se han conocido es The Dark Knight Returns, una historia que le valió al estadounidense Frank Miller los Premios Haxtur al mejor guion y a la mejor historia larga. Gracias a esta novela gráfica se construyó la trilogía cinematográfica de Batman a cargo del cineasta británico Christopher Nolan. A su vez, esta saga, en conjunción con el éxito de las series animadas con dirección de voces a cargo de Andrea Romano, supervisión artística de Alan Burnett, Paul Dini, Eric Radomski o Bruce Timm, fue la génesis del universo cinematográfico de DC.

Ahora las historias son contadas en clave neo-noir, con temas más adultos, aunque aún se distribuyen con una clasificación que las considera apropiadas para niños con supervisión de sus padres. Son relatos que incluyen momentos de acción trepidante y personajes tridimensionales como el Guasón, Bruce Wayne —que es en realidad la máscara de Batman y no a la inversa— o un Superman aún más claramente identificado como la persona heroica de Clark Kent.

La hegemonía de Marvel

A la hora de pegar el salto de las historietas al gran formato, Marvel tenía los derechos de sus personajes repartidos entre estudios como Fox, Sony y Paramount. Sin embargo, gracias a los éxitos de X-Men, Blade II, Daredevil, Punisher y las dos primeras entregas de Spider-Man, a cargo de Sam Raimi, consolidó su propio estudio de producción audiovisual con énfasis en cine, siempre respaldando a la productora a cargo de los derechos del personaje a adaptarse.

La relación con Paramount, específicamente, rindió frutos al comenzar el universo cinematográfico de Marvel desde adaptaciones como Iron Man y The Incredible Hulk hasta Avengers en su primera fase.

Por ello, luego de comprar la editorial y su estudio cinematográfico, Disney ha avanzado ese mismo universo audiovisual hasta el cierre de su segunda fase con Avengers: Age of Ultron. La segunda compañía de entretenimiento a escala mundial espera completar su tercera fase (que inicia en 2016 con Capitán América: Guerra Civil), y consolidar los derechos sobre Spider-Man que tenía Sony. Aún Fox retiene derechos sobre X-Men y Los cuatro fantásticos. La primera de estas sagas cerrará su segunda trilogía con X-Men: Apocalypse, y uno de sus miembros principales, Wolverine, aún debe acabar un ciclo con Hugh Jackman, el actor que lo ha interpretado hasta ahora, en Old Man Logan. Los cuatro fantásticos, por su parte, tuvo un reinicio en 2015 con una película que ha sido merecedora de varias nominaciones a los premios Razzie, que ‘galardonan’ anualmente a lo peor del cine.

Gracias al más popular y prolífico de los escritores de cómics, Stan Lee, Marvel ha mantenido una línea de historias psicológicamente densas desde los sesenta, con ramificaciones sociológicas, antropológicas y políticas que han marcado la cultura popular en más de una oportunidad. En estos relatos, los antihéroes o héroes dispuestos a hacer lo incorrecto por el bien mayor han tenido papeles principales. Entre ellos están Tony Stark (Iron Man), Charles Xavier (Professor X), Thor, Bruce Banner (Hulk), Nick Fury, Scott Summers (Cyclops) y —no en todas las ocasiones pero sí muchas de ellas— James ‘Logan’ Howlett (Wolverine).

El éxito de Marvel con películas solitarias para los principales miembros de los Avengers (a excepción de los humanos Viuda Negra y Hawkeye), ha superado las expectativas en cuanto a taquillas, aceptación popular y crítica, aunque Iron Man 3 lo logró en menor medida. Sin embargo, hay que destacar que, a partir de la saga de Iron Man, las visualidades, diseño de producción y dirección de arte en los filmes de Marvel emanan de los guiones de series limitadas que luego han sido coleccionadas en una sola novela gráfica, provenientes en especial de las plumas de Mark Millar y Garth Ennis.

Auge de la comic book movie

El verdadero éxito de las películas basadas en las historietas no vino de filmes como la saga de Superman de Christopher Reeve, el Batman de Michael Keaton, Blade, Punisher, X-Men, Daredevil... Las películas que lograron afianzar el auge del comic book movie fueron más bien las adaptaciones de dos novelas gráficas que en realidad no hablaban de los héroes clásicos, sino que se basaron en dos novelas gráficas de Frank Miller: Sin City y 300. La primera, codirigida por Miller y Robert Rodríguez, y la segunda, de Zack Snyder.

Snyder fue, por cierto, el responsable de liderar la adecuada adaptación de otra de las grandes novelas gráficas de la historia, Watchmen, del británico Alan Moore. Moore, a su vez, creó —para la historieta The Swamp Thing— a John Constantine, un personaje sobre el que trabajó ampliamente Garth Ennis, reconocido por el cómic Preacher (DC).

En Marvel, Ennis ha trabajado interesantísimas series limitadas y novelas gráficas sobre Thor, Ghost Rider y Punisher; mientras que Moore y Frank Miller han hecho lo propio con personajes icónicos de DC como Batman y Superman, creando las novelas gráficas que inspiran la estética y atmósfera que marcan la saga de Batman de Cristopher Nolan. Estas novelas gráficas, además, constituyen la mayor influencia para las aún por estrenarse Batman: The Killing Joke, The Dark Knight Returns y Batman: Año Uno.

Tanto Miller como Mark Millar han trabajado en novelas gráficas para los personajes de Marvel Daredevil y Wolverine. Es más, Millar es el autor de la serie limitada Civil War y ha trabajado historias sobre Los cuatro fantásticos, Spider-Man, Flash, Superman, y la Liga de la Justicia. Esta organización de súper héroes es la conclusión lógica que busca el universo cinematográfico de DC, que está aún por iniciarse con Batman vs. Superman: Dawn of Justice, pues nunca antes los personajes de DC cohabitaron un mundo integrado en el cine.

Parece una coincidencia, pero la mayoría de los personajes de Marvel y DC que han tenido adaptaciones al cine han sido tocados por las plumas de Alan Moore, Mark Millar —el creador de Kick-Ass—, Frank Miller y Garth Ennis, con algunas importantes excepciones: Blade, Iron Man, Capitán América, Ant-Man, Hulk y Guardianes de la Galaxia.

Al final, son las novelas gráficas las que funcionan mejor como fuente de adaptaciones cinematográficas exitosas en productos de Marvel y DC. En los cómics se presenta a personajes populares como Wolverine, Superman, Batman o Spider-Man en facetas que todos creen conocer y que aman desmedidamente. Sin embargo, son sus historias redondas contadas en novelas gráficas, unitarias o armadas a partir de series limitadas, las que se transforman en filmes taquilleros y con buena crítica. En Marvel, por ejemplo se ha trabajado no a partir de los cómics convencionales, sino del llamado universo Ultimate para construir el universo cinematográfico Marvel, y en él ha tenido una fuerte participación el novelista Mark Millar.

El verdadero éxito de las películas basadas en las historietas no vino de filmes como la saga de Superman de Christopher Reeve, el Batman de Michael Keaton, Blade, Punisher, X-Men, Daredevil... sino de las adaptaciones de dos novelas gráficas creadas por Frank Miller: Sin City y 300.

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