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Morphine: Los luthiers de arena

El jazz se suicidó
pero no dejó suicidarse a la poesía
no temas el frío aire nocturno
no escuches a las instituciones
cuando devuelvas manuscritos a la arenisca.

Jack Kerouac

Sin lugar a dudas Morphine fue una de las pocas propuestas realmente innovadoras en una época –los 90’s- donde cualquier producto enlatado por MTV llevaba la etiqueta de “alternativo / independiente”. Los instrumentos raros, su sonido indefinible de Morphine y la ausencia de los pegajosos riffs de guitarra los convirtieron en una banda paria hasta la muerte sobre el escenario al estilo rock star de su vocalista, Mark Sandman, deceso mediático para un hombre que nunca buscó encajar dentro de lo mainstream. Fanático de la novela oscura y la poesía beat, Sandman solía decir “hacemos lo que tenemos que hacer para hacer lo que queremos hacer” y con ese simple epigrama dejaba en claro su independencia con respecto a la industria musical.

Formada a finales de los ochentas en Cambridge, Massachusetts, durante una improvisada jam session en el departamento de Sandman, desde sus inicios Morphine se fue contra el sentido común que dicta que un power trio de rock tiene a la guitarra como piedra angular de su estructura. No se trataba de una falencia – Sandman era un reconocido guitarrista de blues que incluso llegó a ser telonero de Bob Dylan- sino de buscar un sonido grave con varias capas y sentidos.

El rol de la guitarra en la composición y efectos fue suplido por el saxo barítono de Dana Colley, virtuoso jazzero que suele tocar dos saxos simultáneamente como solía hacerlo Roland Kirk. La voz cavernosa de Sandman y los extraños bajos que el fabricaba, como la tritar, instrumento hermafrodita cuyo funcionamiento dependía de las variaciones en la presión atmosférica, o su bajo de una sola cuerda al que tocaba con un bottleneck para guitarra, pues afirmaba no tener la fuerza necesaria para apretar sus gruesas cuerdas, pese a que antes de dedicarse a la música desempeñó oficios rudos como albañil y marinero. La formación la completaba el baterista Jerome Deupree, quien en 1993 dejó su puesto por motivos de salud y fue reemplazado por Billy Conway. Sin embargo Deupree siguió siendo parte de la banda, participando en algunas grabaciones de estudio y conciertos donde los dos bateristas tocaban al mismo tiempo.

Al carecer de guitarra daban oportunidad a que destaque la percusión, normalmente opacada por el volumen de dicho instrumento. Los solos fueron asumidos por el saxo al que Colley dotó de efectos electrónicos y amplificación de guitarrera. A este estilo indefinible le dio por nombre low rock, término un tanto irónico, pues no solo se refería a lo grave de su sonido, sino también al hecho de ser considerados como un grupo “menor” dentro de la escena rockera norteamericana.

                                 Mi apellido –literalmente hombre de arena- es como los castillos
                                 que hacen los niños en las playas. Siento que vivo de imágenes
                                 que se construyen y destruyen en un solo día.

El nombre de la banda nos remite a la droga opiácea y los estados alterados de conciencia. Acá también se da otro juego de palabras, pues también hace referencia a Morfeo, el dios griego del ensueño. En cambio, el “apellido” del cantante viene de una tradición germana donde un misterioso ente esparce arena mágica sobre los ojos de los niños para protegerlos de las pesadillas.

A riesgo de caer en el lugar común de “poeta maldito del rock”, no puedo dejar de mencionar el paralelismo evidente entre las líricas de Sandman y varios poemas de la generación beat, sobre todo los de Gregory Corso y Jack Kerouac, a quien incluso le escribió una canción:

                                     Remembering everything like a snatch of melody
                                     A drumbeat remembering mythologizing
                                     So fast all the time moving
                                     The words the words are drumsticks pounding out drum
                                     beats
                                     Like a monk like a monk melody
                                     With mistakes yea mistakes and sudden inspirations
                                     Edges corners explosions convections
                                     All fast through a slow motion landscape

También tuvo su coqueteo con la novela negra, tomando historias de Patricia Highsmith, Raymond Chandler y otros maestros del género como fuente de inspiración y desarrollar dislocadas canciones policiacas con cierto aire satírico. Ocasionalmente optó por escribir líricas tautológicas –otro rasgo tomado de los beat- sobre temáticas absurdas como las patatas fritas o a las once o’clock, que en la voz grave de Sandman adquirían un toque siniestro.

Definir a Morphine como una banda a medio camino entre el jazz y el rock sería reduccionista, pues dentro de su propuesta había cabida para el pop minimalista, elementos funky y samplers electrónicos. Es impredecible el camino que hubieran tomado si La Parca no se atravesaba en su camino. Se sabe que a mediados de los noventas Sandman se dedicó a escuchar grupos de salsa y mambo ¡del Congo! y que pensaba trabajar con ritmos tropicales en alguno de sus múltiples proyectos paralelos. Tenía la costumbre de grabarlo todo desde su pequeño estudio casero Hi-N-Dry y cuando su propuesta no encajaba dentro de Morphine, reunía amigos para formar una nueva y efímera banda que pudiera trabajar con el tema.

                                     Y no importa si no sale perfecto. Es más válido el sentido
                                     que la perfección. Eso es lo que me gusta del jazz de los años
                                     50 o 60; Thelonious Monk, Miles Davis tienen muchos errores
                                     y no importa, se pasa y la música continúa. Me gusta
                                     eso. Es más en vivo, más espontáneo. En las grabaciones
                                     somos más perfeccionistas y yo creo que no es bueno.
                                     Espero que en nuestros próximos discos tengamos más
                                     errores

La huella arenosa de Morphine sigue vigente. No solo se han convertido en una banda de culto, sino que han aparecido dos box sets con material inédito: At your Service y Sandbox. Los miembros sobrevivientes de la banda suelen reunirse bajo el nombre de Orchesta Morphine con el fin de recaudar fondos para la fundación de educación musical para jóvenes de escasos recursos que proyectó Sandman.

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