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María Lugones: escritura en movimiento
Para empezar a hablar de María Lugones se podría partir por lo evidente: una mujer que se avoca en la ardua e histórica(mente masculinista) tarea de pensar y escribir en torno a la filosofía. Luego sería posible ir agregando etiquetas identitarias tales como mujer del Tercer Mundo, mujer latinoamericana, mujer políticamente comprometida que moldea parte de su pensamiento feminista contracultural. Pero creo que enfocar la autoría de esta filósofa argentina radicada en Estados Unidos debe, sin olvidarse de todas estas cuestiones, partir del desplazamiento, de la migración como modus operandi de la subjetividad contemporánea. Al hacer este enfoque es posible, además de pensar la identidad desde un feminismo nómade (como expone Rosi Braidotti), articular una narración que vincule parte de la historia de los cuerpos diaspóricos femeninos latinoamericanos y sus articulaciones en la estructura occidental con el pensamiento de María Lugones.
Para hacer este perfil de la autora feminista me detengo en tres de sus textos que a mi juicio marcan también tres momentos interesantes que sintomatizan ciertas miradas de la academia sobre la historia y política de los cuerpos de mujeres inmigrantes; textos que, a la par, sirven para entender cómo parte de la teoría literaria, se obliga a dialogar constantemente con ciertos procesos sociales y con devenires personales para articular el conocimiento.
I
Pensar en el movimiento chicano es pensar en el encuentro complejo y prolongado entre lo estadounidense y lo mexicano, y entre sus cuerpos, símbolos y fronteras. Un encuentro problemático cifrado en un contexto capitalista, cuyas rutas dan la bienvenida a los cuerpos del Sur con una serie de trabas e impedimentos que crean dinámicas de opresión y resistencia.
Aunque hoy en día una décima parte de lxs habitantes de Estados Unidos son de ascendencia mexicana (chicanxs) no por ello ha terminado la compleja relación inequitativa y muchas veces poscolonial entre ambos países que se inscribe en ciertos cuerpos. Lxs mexicanxs que llegaron a Estados Unidos (durante todo el siglo pasado, pero sobre todo desde los años sesenta) no tuvieron la mitificación de quienes llegaron en el Mayflower o huyendo del horror nazi y la debacle europea. Eran otras fisonomías, otras costumbres, otras prácticas corporales más sospechosas pero también, y aparentemente, más controlables (pues existía una maquinaria neocolonial proporcionada por el mercantilismo de la Guerra Fría y el control regional de la Doctrina Monroe). Esos inmigradxs tampoco eran apreciados en México. Hijxs de la chingada que se ubicaban entre dos poderosos nacionalismos y que constituyeron un grupo demográfico así como un movimiento social que poco a poco demostró tener la capacidad de retar paradigmas nacionalistas. Esta cuestión fue rentabilizada por la academia, que basada en el discurso migratorio, articuló varios discursos de crítica respecto a la narrativa capitalista.
Las feministas chicanas fueron fundamentales en este proceso, pues desde el género y su rescate de la subjetividad corporal abordaron temas como la feminización del desplazamiento (especialmente subrayando el dolor de ciertas experiencias por las imposiciones de género que se sumaban al cuerpo migrante femenino) y sus múltiples cruces, que interpelaban no solo al conocimiento patriarcal que enmarcaba la geopolítica sino también al feminismo, como constructo eurocéntrico y blanqueado.
En este contexto se gesta la autoría de María Lugones, cuyo texto Purity, Impurity, and Separation, publicado en el año 1994, en la revista Signs, de cierto modo sintomatiza tres acontecimientos relacionados con los hechos relatados líneas atrás: primero, la presencia material en la academia estadounidense de ciertos cuerpos que migraron desde el Tercer Mundo y que desde dentro reposicionaban ciertas temáticas; segundo, el discurso chicano como plataforma para articular una serie de posturas geo-políticas e identitarias que no solamente involucraban a México y a Estados Unidos, sino a varios países latinoamericanos; y tercero, la respuesta epistémica y estética que a partir de los feminismos de la diferencia se realiza en base a un nuevo encuentro entre los deseos del conocimiento entre el Norte y el Sur.
El artículo en cuestión (heredero del Borderlands, “la frontera”. The new Mestiza, libro base del feminismo chicano de la autora Gloria Anzaldúa) es un texto híbrido que mezcla el castellano y el inglés, el lenguaje académico con otro más poético, el mito y el conocimiento, la tradición feminista del primer mundo y aquella del tercero. Lugones se expresa en espanglish, no solo porque ella es una latina inmigrada en Estados Unidos, sino porque con ese uso interpela a la academia gringa. Ella no escribe en chicano pues, por ejemplo, no posee ese pasado náhuatl o guadalupano (que por ejemplo Anzaldúa estratégicamente usa en su texto) pero propugna un lenguaje fronterizo que rompe con la lógica purista de las lenguas indoeuropeas; es decir utiliza el complejo discurso del mestizaje americano para reivindicar la impureza interpelando, de paso, la figura patriarcal del mestizo. Al hacerlo también abre la posibilidad para trascender la dicotomía Estados Unidos/México y repensar ciertas relaciones poscoloniales.
No obstante, el acierto fundamental y distintivo del aporte de Lugones radica en su uso lingüístico. Al leer las palabras de la autora es difícil no pensar en el propio estatuto que tiene la palabra y en el lugar que el discurso académico le designa. La articulación narrativa del texto tiene un fondo filosófico que intenta que las palabras vayan tejiendo modos éticos y estéticos tan particulares como ricos. Lugones decide partir desde la cocina, desde el uso de la sabiduría de aquel espacio tan limitante como estratégico para las mujeres para pensar y celebrar la impureza.
Voy a empezar en español y en la cocina. Two uses of the verb separar. El primer sentido. Voy a separar la yema de la clara, separar un huevo. I will separate the white from the yolk. I crack the egg and now I slide the white onto one half of the shel and I place the egg white in a bowl. I repeat the operation till I have separated all of the egg white from the yolk. Si la operación no ha sido exitosa, entonces queda un poquito de yema en la clara.
A lo largo del ensayo, que se nutre (nunca mejor dicho) de esta experiencia culinaria, ella llega a la conclusión de que hay identidades que no se pueden separar, que no pueden ser sujetas a un recetario fijo; que, en definitiva, no son exitosas bajo un estatuto de la lógica racionalista. A veces la yema contamina a la clara y viceversa. Esa práctica, la de la separación gastronómica, es análoga a la separación identitaria (hombre/mujer, blanco/negro, conocimiento/cultura, pensamiento/sentimiento) y responde a un ideal de pureza, característico de la filosofía occidental. Separación que designa ciertos cuerpos como puros y marca a otros manchados. Las mujeres, las mestizas, las lesbianas, lxs intermedixs, tradicionalmente, han sido yemas con claras, y su impureza ha significado para ciertas miradas el seguir intentando purificarlas bajo ideales que eran ciertos platos, banquetes y empachos filosóficos. La propuesta de Lugones es reconocer el valor filosófico de la impureza que se extrapola a lo lingüístico, lo político, lo analítico partiendo del espacio privado. Su ensayo es, en fondo y forma, en estructura y sustancia, mestizo. Pero no ese sujeto mestizo (invisiblemente masculino y racional) que proponía Vasconcelos con su “raza cósmica”, sino una subjetividad problematizada, ambigua y ardua que celebra pero lucha su propia mezcla, y que es consciente que ciertos cuerpos (como los de las mujeres inmigradas) no abordan el tema de la impureza como un concepto metafórico sino como una realidad cotidiana y carnal. Por consiguiente, la mirada de Lugones mancha con yema al nacionalismo, al capitalismo y al feminismo.
Desde los estudios comparatistas uno de los textos más transgresores, por definición, es el que no se deja traducir del todo, el que está más allá del logos que enmarca y controla todo el conocimiento; texto que al intentar ser insertado en otra cultura demuestra que no puede ser aprehendido del todo. El texto de Lugones está en ese lugar de intraducibilidad absoluta(1), pues es abyecto (inglés/español) y usa ese lenguaje para cuestionar las divisiones sexo-genéricas fijas, la inmovilidad de la lengua y la división binaria del conocimiento.
Esta propuesta fronteriza, nacida de la diáspora del Sur emplazada en el Norte (que es parte de la propia realidad migratoria de la autora) permite la elucubración de un pensamiento importante para el feminismo de la diferencia. Propuesta filosófica que, arropada por el auge del activismo académico chicano, le da una plataforma, una máscara a la autora argentina que analiza desde las estrategias de varias mujeres desplazadas el complejo tema de la identidad.
II
Un segundo momento de este análisis de María Lugones es el que se gesta en torno al libro Pilgrimages/Peregrinajes: Theorizing Coalition Against Multiple Oppressions. A Personal Journey of Resistance (2003). Este es un texto escrito años después del artículo que dialogaba con el pensamiento y el formato chicano, y muestra otras y nuevas peripecias teóricas(2). En este libro, recopilatorio de algunos ensayos, se realiza desde la filosofía política un acercamiento estratégico. Ya no solo desde la teoría feminista (de la diferencia) sino desde los estudios subalternos, y su metodología al momento de hacer hablar a la alteridad. En este sentido, la reflexión que se plantea respecto a la identidad ipse con la identidad ídem (el yo y la alteridad) no es realizada en la soledad del escritorio (espacio emblema del filósofo) sino que comparte las acciones políticas en educación popular, la experiencia con organizaciones de base y los diálogos con los movimientos sociales y políticos que Lugones ha realizado dentro y fuera de la universidad, planteando la memoria teorizada como espacio de encuentro. De allí el título de la obra que esboza un peregrinaje entre la voz autorial y las voces de otras mujeres que deciden caminar juntas en el trayecto migratorio. Un viaje que puede ser visto como un desplazamiento no solo de un territorio a otro, sino entre espacios de deseo, lucha política y recomposición corporal.
Pareciera que para su propuesta filosófica cierto conceptos (pensados desde el Norte) se
empiezan a quedar cortos para entender realidades como la andina. Su propuesta revela la contingencia de los términos y propone el acercamiento hacia otras epistemes sociales...Así, los réditos de la articulación política que, desde finales de los años sesenta, se dieron entre grupos sociales y el circuito académico, puede verse en este texto; engranaje de ida y vuelta que nutrió las acciones políticas de grupos activistas y movimientos sociales, y que abrió parcialmente el panorama cerrado, elitista y de la universidad. En este, a diferencia del anterior artículo, en el que Lugones experimentaba con el lenguaje, proponiendo un modelo epistémico, se presenta una bitácora personal y colectiva (siempre teórica) en la que se reflexiona sobre tácticas y estrategias para la resistencia: un manual teórico sobre el trabajo feminista. La revisión de los estudios subalternos ya no solo desde la matriz teórica y discursiva (como proponía Spivak) sino a partir de los cuerpos (múltiplemente migrantes) que con sus gestas intentan dar nuevos significados, permiten ver un giro respecto al pensamiento filosófico de la autora que intenta encontrar en lo social los pilares para su trabajo teórico.
Este texto continúa con parte de la rúbrica espanglish de impureza de la autora en la que el cuerpo no se esconde sino se explicita. Un cuerpo social, siguiendo a Mary Douglas, que hace que convivan experiencias biológicas y culturales que le dan sentido narrativo a la acción: “We, cachaperas, patas, marimachas, can become fleshy tongue, sound out loud: el cuerpo y los gestos significando y representando ampliamente que estamos bien plantadas en la vida diaria, en los encuentros diarios con la colonización”. Este libro, en el que ya no solo es importante encontrar una estética y un paradigma distinto, sino capturar en la memoria varios procesos sociales y complejizarlos, dialoga (en verdad, que sigue dialogando) con los discursos de Audre Lorde respecto a la interseccionalidad y a la coalición género-política. Es decir, con la necesidad de que factores de clase, etnia, deseo y estatus migratorio coexistan al momento de pensar la complejidad del cuerpo y la identidad de las mujeres.
Este texto debe enmarcarse, entre otras, en las políticas de feminización de la migración, en el aumento de seguridad en las fronteras primermundistas, en la neoliberalización de buena parte de los regímenes de países en América Latina, en la necesidad de ir más allá del discurso chicano hacia otras realidades, en el proceso de visibilización de cuerpos que reclamaban nuevas formas de entender el género más allá de la división binaria hombre/mujer (que en la academia se evidencia cuando Judith Butler articula académicamente el concepto de performatividad). Por ello este texto es un peregrinaje que señala acciones políticas importantes y venideras.
III
El artículo Colonialidad y género, de Lugones será el colofón de este texto. Escrito en castellano, este dialoga con algunas de las propuestas del famoso grupo Modernidad/Colonialidad, en especial con las de Aníbal Quijano y su concepto de colonialidad del poder. Su propuesta es una crítica tanto a los estudios poscoloniales y decoloniales (por su omisión de no pensar desde el género), así como a los estudios feministas (que no incorporaron las visiones subalternas que no están en los circuitos tradicionales de conocimiento y que por ejemplo no incluyeron lxs sujetos intersex). Atrás queda la propuesta del mestizaje, de la autobiografía, de la plataforma brindada por la impureza chicana que la autora como académica migrada latina en Estados Unidos abordaba. El discurso poscolonial y decolonial ha reformulado ciertos teoremas, pero también la propia Lugones ha cambiado de espacio de acción y realiza en Bolivia (siguiendo la metodología del trabajo comunitario aimara de Silvia Rivera Cusicanqui) labores con comunidades de base indígenas. Pareciera que para su propuesta filosófica cierto conceptos (pensados desde el Norte) se empiezan a quedar cortos para entender realidades como la andina. Su propuesta revela la contingencia de los términos y propone el acercamiento hacia otras epistemes sociales como modo de subvertir la racialización colonialista de los estudios de género. Una conclusión interesante, que habla del viaje teórico de una autora feminista comprometida y de los nuevos retos para el pensamiento feminista y subalterno contemporáneo. Sobre todo cuando se decide viajar y se vive tan diversas subjetividades.
NOTAS DE PIE
1. De hecho Lugones me comentó en Quito que la traducción realizada a este artículo en España le parecía inadecuada, pues justamente rompía la noción de impureza pues todo lo que estaba en inglés se puso en castellano y lo que estaba en castellano se puso en inglés.
2. De hecho uno de los capítulos del libro, el 6, es el mismo artículo referido.