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La chica de Larry
En Internet me enteré de que Larry Clark estrenaba su nueva película y que la misma había ganado el premio a Mejor Película en el 7mo Festival de Cine en Roma. ¿Dónde la podía conseguir? ¿Descargarla de Internet en Pirate Bay? (no me digan que no se descargan películas de Internet). No había. ¿En las tiendas de la Mariana de Jesús? Tampoco hubo. Y los caminos de la red me llevaron hasta la página recientemente estrenada (con motivo de este film) del mismísimo Larry Clark, donde hay una pestaña para ver la película, entre otra información de interés.
Larry Clark, director de Kids, Bully, Ken Park, (entre sus películas más conocidas), artista y fotógrafo que inspiró en su momento a directores como Coppola y Scorsese, nos permite echarle una mirada a un futuro cercano en lo que a distribución se refiere: “La única manera de ver mi film es ir a larryclark.com. Por $5.99 tienes el film por 24 horas. Así nos deshacemos de los productores deshonestos y la mierda de Hollywood... Creo que este es el futuro, porque los pequeños cines que muestran películas independientes están desapareciendo. Todo se está volviendo digital y ellos no pueden asumir el costo para hacer este cambio”.
Un autor escéptico de los medios de producción y distribución hollywoodense, se sintió decepcionado cuando la Academia ignoró la muerte de Brad Renfro, “él fue la estrella de mi film Bully, lo conocía bien. Tenía problemas de alcohol y drogas. Cuando hicieron el In Memoriam en la entrega de los premios de la Academia le dieron cinco minutos a Heath Ledger. El competía por un Óscar y tuvo una sobredosis de medicamentos prescritos. Pero Brad tuvo una sobredosis de heroína y ni siquiera lo mencionaron. Mencionaron al publicista de Frank Sinatra y no a Brad Renfro. Me cabreé mucho. Cuando la prensa averiguó al respecto, un vocero respondió: ‘Bueno, no podemos mencionar a todos’. Fue un gran insulto”.
Larry se ha visto obligado a conservar distancia con la industria, al margen de la cual continúa creando, con potencia estética y narrativa. Se percibe en este su último film, la madurez de un artista entregado por completo a su trabajo.
Marfa Girl es un relato en el que se entremezclan la adolescencia, el racismo, lo absurdo del control migratorio implantado por EE.UU. en la frontera y hasta cierto esoterismo. El protagonista es un muchacho de 15 años, Adam, quien esquiva, si tiene suerte, a la policía migratoria que lo acosa por tener rasgos latinos y se debate en la búsqueda y la experimentación en Marfa, donde, según Larry Clark, existe un choque cultural importante entre sus habitantes y las comunidades de artistas que llegan y van convirtiendo al pueblo en una especie de residencia artística, como el personaje que interpreta Drake Burnette. “Ella es una artista becada en la Donald Judd Foundation en Chinati, un pequeño pueblo. Viven 1.800 personas. Donald Judd lo descubrió. Su fundación y su librería están allí. Viven chicanos, blancos y ahora hay una comunidad de artistas”.
Esta artista, la chica de Marfa (nombre del film) es un reflejo de la sociedad y el contexto del que ella proviene, y lo explota de manera intensa en el pequeño pueblo, a través de encuentros sexuales fortuitos, de los que algunas veces obtiene inspiración para crear sus obras, como en una escena en la que pinta los cuerpos desnudos de dos muchachos dormidos con los que seguramente tuvo relaciones. En una escena extensa ella habla con Adam y entre otras cosas, le cuenta lo que ella haría con él si fuera mayor de edad. Este encuentro es como Clark plasma ese choque de culturas, por un lado el adolescente injustamente discriminado, que pasa por una situación difícil y por el otro esta muchacha que tiene tanto que enseñarle y contarle de ese otro mundo, donde los sueños se pueden hacer “realidad”.
El relato, como los mejores y más conocidos films de Larry, termina en tragedia. A lo largo del filme mantiene esa forma tan peculiar de narrar que posee, sacándole el jugo a las escenas en las que la acción principal es la relación sexual, buscando los planos más explícitos, sin perder nunca su estética característica que lo acompaña desde sus fotografías en Tulsa, lugar donde nació en 1943. No se puede hablar de pornografía: “Los chicos entienden mi trabajo porque lo sienten sincero, correcto. Yo digo la verdad y ellos saben que es la verdad. Ellos saben que esto es lo que sucede y confían en mí. Creo que es porque cuando realicé mi primer trabajo: Tulsa, el libro, yo era uno de los chicos. No fue fotografiado desde afuera… Se necesita la perspectiva de alguien que pasó por eso”. En Marfa Girl hay un despliegue de sexualidad, es un acto cotidiano, parte de la vida de cada uno de los seres humanos. La pornografía tiene el único fin de provocar excitación en el espectador y con tal finalidad es consumida. Por el contrario la obra de Clark expone a sus personajes, que generalmente son adolescentes, con esa carga intrínseca de sexualidad.
La obra de este artista viene destapando las cañerías de la sociedad norteamericana, extrayendo la porquería escondida tras el silencio y la perfección de los vecindarios, un silencio incómodo y una represión de los sentidos más primarios y naturales.
Es una obra que debe afrontarse sin moralismos, dejando de lado la herencia “curuchupa”, que se dice, nos caracteriza.
Larry Clark
Pasé de ser un Junkie a ser vegano. Cero alcohol, nada. Tengo mucha energía. Mi nuevo lema es: “La vida empieza a los 69” y no me refiero al acto sexual, me refiero a la edad.
Larry Clark se encuentra preparando su siguiente película The smell of US, mientras tanto les recomiendo pagar 6 dolaritos y ver Marfa Girl en larryclark.com.