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Diversidad de la novela hispanoamericana contemporánea

Alberto Fuguet, uno de los autores reseñados.
Alberto Fuguet, uno de los autores reseñados.
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The Contemporary Spanish-American Novel: Bolaño and After (Nueva York/Londres, Bloomsbury), editado por Will H. Corral, Juan E. De Castro y Nicholas Birns y publicado a fines de 2013, ofrece un valioso y extenso (454 páginas) panorama de la polifacética novela hispanoamericana reciente. La inclusión de 69 autores permite apreciar la diversidad y riqueza de los enfoques temáticos y de las diferentes identidades culturales presentes en la producción novelística de la zona. Los editores (ecuatoriano, peruano y estadounidense, respectivamente) han escogido también 47 colaboradores de varios países y continentes que aportan diversos enfoques críticos y especialidades en los ensayos o artículos de que se ocupan.

 

Esta obra agrupa a los novelistas en seis regiones demográficas: México (15 autores), América Central (5 autores), Caribe (13 autores), región andina (12 autores), Cono Sur (19 autores) y Estados Unidos (5 autores). Encabeza el libro una introducción general, de Corral, que ubica la producción novelística actual en su contexto histórico e intelectual, y que describe de modo directo los criterios de selección. Además, cada una de las seis agrupaciones tiene su propia introducción, escrita por uno de los tres editores, la cual señala tendencias y características particulares de cada autor. Faltan novelistas nicaragüenses, panameños, paraguayos y uruguayos, pero como reiteran los editores en sus introducciones, los criterios de este volumen apuestan por la calidad comprobada y así el saldo es positivo, incluso con autores de una sola novela o poco reconocimiento en el mundo académico y popular anglófono.

 

Elegir un registro de algunos de los mejores representantes de nuestra novela contemporánea, e incluso superar discusiones sobre ‘lo contemporáneo no es tarea fácil debido a los múltiples puntos de vista y expectativas de los críticos, los cuales cuestionan a menudo las decisiones de incluir o excluir ciertos novelistas u obras en recopilaciones de este tipo. Los editores son conscientes de esas discusiones críticas y reconocen que hay otros autores que tal vez merezcan ser reconocidos, aunque no figuren en esta edición. De todas maneras, se optó por un proceso de selección que no solo les pertenece a ellos, sino que es producto de una decisión colectiva que evidentemente ha tomado en consideración una amplia variedad de perspectivas para validar a los autores reseñados.

 

En el proceso de elegir los representantes de esa novelística, se establecieron primero criterios cronológicos para el año de nacimiento de los novelistas y las fechas de publicación de sus novelas. Han sido incluidos solo escritores nacidos entre 1949 y principios de los años setenta, y obras publicadas entre 1996 y 2013. Así, estos son autores que publican dentro de un período reciente, pero diferente de novelistas anteriores, en particular los del boom. Algunos distinguidos escritores, como Esmeralda Santiago y Miguel Piñero, no pudieron ser considerados para el libro por haber nacido un poco antes de 1949. Aunque los parámetros que delimitan la edad de los elegidos permiten el empleo del término generación, tal como el ‘posboom’, los editores optaron por no representar a estos autores como una generación literaria, ya que estas clasificaciones, al destacar unas pocas características en común, pierden gran parte de la riqueza presente en la obra de cada uno. Así, los editores conservan la idea antigeneracional de Donoso, en Historia personal del boom, con respecto a los novelistas escogidos para ofrecer una mirada más dilatada y profunda de las representaciones de la cultura hispanoamericana en las obras de estos autores.

 

Además de las restricciones en cuanto a la edad de los autores y los años de la publicación de las obras, Corral elabora cuatro criterios básicos de selección: la recepción de las novelas de un autor dentro de su propio país, y el número de traducciones de las obras del novelista al inglés. La recepción nacional es importante para los editores y se preocupan por no representar las novelas solo a partir de la perspectiva de especialistas afiliados a instituciones académicas estadounidenses o traducciones. Esta es una razón poderosa, particularmente si se consideran las negociaciones de poder en la academia anglófona. De todas maneras, el interés que tiene una comunidad internacional en novelistas nuevos como estos, que se manifiesta en traducciones, es también un factor importante. Birns, por ejemplo, indica que muchos autores del Caribe hispanohablante han recibido aclamación internacional como unos de los mejores escritores poscoloniales._

 

Un tercer criterio trata de la recepción académica de las obras, en parte evidenciada por su presencia en clases universitarias; mientras el cuarto se fija en la cantidad y calidad de las investigaciones académicas que avalan la autoridad literaria de las obras. A veces existen divergencias entre la recepción académica y la de los lectores, que no tienen el mismo entrenamiento especializado de los investigadores. Aunque la perspectiva académica predomina en el libro para dar rigor intelectual al análisis de las novelas, la idea es asegurarse de que la evaluación de las obras no depende solo de las instituciones, como queda constatado con los primeros dos criterios.

 

Sumados, los juicios de críticos y lectores señalaron a Bolaño como el más destacado e influyente de los novelistas que aparecen en el cambio de siglos, reconocimiento reflejado en el subtítulo del volumen. Carlos Burgos, quien escribe el artículo sobre el chileno, afirma que, además de los numerosos estudios académicos sobre Bolaño, ningún otro novelista de su generación ha recibido tanta aclamación y atención a escala internacional. De todos modos, a pesar del lugar privilegiado que ocupa Bolaño, los editores y los colaboradores muestran que hay muchos otros novelistas contemporáneos cuya obra es digna de reconocimiento.

 

Entre los autores escogidos algunos han recibido el Premio Alfaguara, como el mexicano Xavier Velasco (2003), la colombiana Laura Restrepo (2004), el peruano Santiago Roncagliolo (2006), el colombiano Juan Gabriel Vásquez (2011) y el argentino Leopoldo Brizuela (2012). Aunque ni los editores ni los colaboradores se guían solamente por tales prestigios, los ensayos y artículos ofrecen otros detalles salientes además de los premios que acentúan el interés despertado por las obras. De Castro, por ejemplo, señala que Abril rojo de Roncagliolo —que combina elementos de la novela policial y la compleja y violenta historia de Sendero Luminoso en el Perú— fue traducida por Edith Grossman, quien ya tradujo a García Márquez, Vargas Llosa y Cervantes, hecho que sirve para poner en perspectiva el papel de la traducción de la novela contemporánea.

 

Muchos de los artículos, ensayos e introducciones muestran cómo los novelistas quieren mantener la innovación creadora que forma parte de la tradición de las grandes figuras del boom y de sus precursores como Borges, Asturias, Rulfo, Onetti, pero de una manera que no intenta solo imitarlos. De este modo, se incluye al prolífico argentino César Aira, quien, como muchos otros autores del Cono Sur, rechaza los estilos de sus famosos antecesores para explorar nuevos territorios en sus narraciones y no figurar entre otros autores contemporáneos que se reducen a repetir los clisés del pasado. Aparecen también autores de la generación del crack en México, como Ignacio Padilla, Pedro Ángel Palou, Eloy Urroz y Jorge Volpi, quienes tampoco quieren imitar los estilos del boom, pero sí recuperar la fuerza intelectual que para ellos está ausente en gran parte de la producción narrativa latinoamericana denominada ‘posboom’. Se encuentran igualmente algunos miembros de la antología McOndo, como el chileno Alberto Fuguet, el ecuatoriano Leonardo Valencia y otros que rechazan estereotipos del realismo mágico y del ‘posboom’, y además de sus objeciones conceptuales exploran la globalización y otros temas geopolíticos que afectan a la época contemporánea.

 

Merece mención el ecuatoriano Diego Cornejo Menacho, cuya narrativa híbrida es conocida por su humor y mirada crítica hacia el relato histórico. Cornejo dialoga con sus famosos predecesores al reficcionalizar y desarrollar profundamente el personaje Marcelo Chiriboga en su novela Las segundas criaturas. Chiriboga es un autor ecuatoriano apócrifo creado por Donoso y Fuentes en El jardín de al lado y Diana, o la cazadora solitaria respectivamente, para subrayar problemáticamente la carencia en algunos países como Ecuador de un representante en el boom. El cuestionamiento de la inclusión y exclusión de ciertas voces hispanoamericanas que ofrece Cornejo en su propia novela es una idea que recurre a lo largo de The Contemporary Spanish-American Novel. De diferentes maneras, en los contenidos de esta obra hay una conciencia de los silencios en la producción cultural, pero a la vez destaca la variedad geopolítica y crítica hispanoamericana desde la que surgen poderosas novelas en nuestra época.

 

Además de la diversidad geográfica de los novelistas, se incluye variedad de temas y tendencias literarias. Palou, miembro del crack, es descrito por Ignacio M. Sánchez Prado como un camaleón que ha explorado múltiples géneros literarios. En otros avistamientos de nuevas tendencias estéticas está el ‘realismo sucio’ en la Trilogía sucia de La Habana del cubano Pedro Juan Gutiérrez, examinada por Jorge Ruffinelli. Ese realismo incluye representaciones explícitas de la sexualidad o de las secreciones y fluidos corporales. Aunque Leonardo Padura Fuentes, compatriota de Gutiérrez, retoma géneros más tradicionales, recibe mucha aclamación por la manera en que sus novelas policiales entretejen una mirada penetrante a diferentes problemas sociales, políticos o históricos, como en El hombre que amaba a los perros, basada en el asesinato de Trotski, según detalla Stephen Wilkinson.

 

Otros novelistas que ofrecen también agudas miradas críticas sobre temas sociales y políticos son la puertorriqueña Mayra Santos Febres, quien investiga los efectos del colonialismo y de la herencia africana en su país; el guatemalteco Rodrigo Rey Rosa, quien explora la condición del indígena en novelas como Que me maten si… y Los sordos, y lucha por defender y preservar las lenguas indígenas en su país. Los problemas de la marginación, que abarcan no solo la etnicidad, sino también cuestiones de género y sexualidad, se ven en las obras de Brizuela, explicadas por Assen Kokalov, que mezclan una mirada crítica a la historia de su país con un erotismo que cuestiona la normalización social de la heterosexualidad. Las obras de la cubana Zoé Valdés son conocidas por las representaciones de personajes femeninos fuertes y la transgresión de los papeles dominantes del género. El dominicano Pedro Antonio Valdez explora también la exclusión social en novelas como Carnaval de Sodoma, en términos de los espacios de privilegio y marginación de quienes habitan la ciudad dominicana de La Vega.

 

Los temas de la violencia y ‘la literatura del yo’ siguen preocupando a muchos de estos escritores, entre estos la chilena Diamela Eltit, quien en novelas como Lumpérica denuncia la marginación social, la represión y los abusos del poder. También cuentan la salvadoreña Jacinta Escudos y el hondureño Horacio Castellanos Moya, que analizan el daño sicológico provocado por la inestabilidad política o las sangrientas guerras civiles, así como el colombiano Héctor Abad Faciolince, quien en novelas como Fragmentos de un amor furtivo representa múltiples facetas de la violencia cometida por guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y asesinos a sueldo, aunque Catalina Quesada, quien escribe el artículo, demuestra las limitaciones de ver su novelística solo desde esos aspectos.

 

Los novelistas latinos de Estados Unidos han tendido a identificarse más dentro de la tradición literaria anglohablante y así el volumen no incluye las literaturas chicanas, puertorriqueñas y cubanas que ya han adquirido cierto oficialismo y su propio canon. No obstante, los editores incluyen a un grupo de novelistas latinos nuevos, como Junot Diaz, Judith Ortiz Cofer y otros que nacieron en Hispanoamérica, pero que se criaron en Estados Unidos y que en sus novelas intentan fortalecer los vínculos entre las tradiciones de las dos culturas.

 

Además de la diversidad entre los novelistas, la decisión de incluir una gran variedad de expertos con múltiples especialidades permite que ellos utilicen el conocimiento de sus investigaciones para resaltar las cualidades de cada obra. Así, este libro mantiene una alta calidad y consistencia interpretativas. Entre las varias especialidades críticas que aportan los contribuidores, además de los enfoques en regiones geográficas específicas, se incluyen estudios sobre el género y la sexualidad, la identidad, la teoría poscolonial y la marginación cultural, el exilio, la política y la economía, la globalización, la religión, la ecología, la tecnología digital y la ciencia, los espacios urbanos y rurales, la historia y la memoria nacionales, la experiencia judía en Hispanoamérica, el indigenismo, la violencia, el narcotráfico, la traducción y revisiones de tendencias literarias como el surrealismo. Entre los colaboradores aparecen investigadores como Ruffinelli y David William Foster, reconocidos por sus contribuciones al latinoamericanismo. La inclusión del mexicano Christopher Domínguez Michael permite que este aplique el conocimiento de sus investigaciones para destacar la mirada crítica a la historiografía que ofrece el mexicano Álvaro Enrique en El cementerio de las sillas y Vidas perpendiculares. Desde otras especializaciones, J. Andrew Brown, que investiga los temas del cyborg y de lo posthumano en la literatura hispanoamericana, examina cómo estos temas aparecen en el montaje y manipulación de las imágenes de la fotografía en Sueños digitales del boliviano Edmundo Paz Soldán. Anke Birkenmaier recurre a sus estudios sobre La Habana para mostrar características importantes de su representación en La fiesta vigilada de Antonio José Ponte. Oswaldo Estrada, especialista en la construcción del género sexual y la memoria histórica, explora cómo las novelas de la mexicana Cristina Rivera García transgreden el orden social y político dominante que intenta poner límites precisos a, por ejemplo, las distinciones de género, de fronteras nacionales y de disciplinas académicas.

 

The Contemporary Spanish-American Novel: Bolaño and After es un excelente manual de referencia e interpretación que incluye a los más importantes autores activos después del boom.

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