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Contexto Ecuador: en la encrucijada
Desde Europa observamos con enorme interés la reactivación de la escena del arte contemporáneo en Ecuador. En los últimos años se ha producido una emergencia de proyectos e iniciativas que han eclosionado entre los años 2010-2012 dando lugar a un prolífico bienio. Una magnífica edición de la Bienal de Cuenca, que ha sabido incorporar a profesionales internacionales y trabajar a la vez con agentes regionales y nacionales. La certificación del trabajo realizado en la Sala Proceso, que con un programa serio y estimulante, pero con muy poco presupuesto y medios, ha sabido definir con rigor un relato del arte contemporáneo en la ciudad, incorporando además a estudiantes de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Cuenca mediante convocatoria pública previa.
El nacimiento de NoMínimo en Guayaquil, como centro de producción de creación emergente en un momento de redefinición del modelo tradicional de galería de arte. El afianzamiento del ITAE, ubicado en la misma ciudad, como modelo experimental en la formación de artistas visuales, y constituido ya como futuro lugar de referencia para curadores y gestores que deseen investigar la escena local, una vez que en 2011 se gradúa la primera promoción de estudiantes de artes visuales, teatro, producción de sonido y música.
La constitución del CAC en Quito, que arranca con una estructura organizativa que cubre los diferentes estratos de la creación emergente, haciendo un especial énfasis en aspectos sociales, tecnológicos y comunitarios. La consolidación de Arte Actual como espacio de referencia internacional para las prácticas artísticas contemporáneas, ubicado en el contexto de la Flacso-Quito, se sitúa entre un espacio expositivo con un cuarto de proyectos y un observatorio continental sobre el análisis de la imagen, la redefinición de las prácticas artísticas, la profesionalización de los agentes culturales y la activación de redes colaborativas y de trabajo.
Este estimulante proceso de emergencia artística culmina en el verano de 2012 con la renovación conceptual y estratégica del Premio Mariano Aguilera, una iniciativa de la Municipalidad de Quito, organizada por la Fundación Museos de la Ciudad y coordinada por el Centro de Arte Contemporáneo (CAC). A punto de cumplir 100 años y después de múltiples avatares no exentos de problemas, el premio se redefine como Nuevo Mariano y de la mano de un grupo de jóvenes gestores culturales ecuatorianos liderados por Ana Rodríguez, toma una posición de cambio radical en su enfoque, compromiso y utilidad social.
Este cambio de posición del premio supone una didáctica ejemplar en cuanto a la gestión de los recursos públicos del arte, da visibilidad a la nueva generación de creadores del periodo post-dolarización y pone en valor el compromiso de la institución con la excelencia artística y las buenas prácticas.
Esta nueva fase del premio reconoce la trayectoria de un preeminente artista ecuatoriano, y promueve la generación de nuevos valores artísticos a través del premio, otorgando 10 becas de fomento a la creación, investigación, pedagogía, curaduría y producción artística. La dirección tomada por el premio supone asumir unas nuevas reglas de juego basadas en la transparencia y la participación, con una visión de sector productivo y comunidad creativa y social. Aunque de gestión municipal, el premio puede operar en las siguientes ediciones como una plataforma nacional que otorgue legitimidad y visibilidad internacional a los creadores ecuatorianos.
Como miembro del jurado de esta primera edición del premio, y habiendo participado en diferentes premios y jurados de ámbito español y europeo, no tengo más que observaciones positivas sobre la conceptualización del mismo, el método de convocatoria pública elegido, el proceso de selección de candidaturas, y que ha sido impecablemente desarrollado con la coordinación de la curadora Ana Rosa Valdez.
Cambiar de posición tiene sus consecuencias, supone mover ficha y descolocar otras actitudes, vicios y malas prácticas. Tanto en la academia, como en la universidad y la institución se generan situaciones concretas de corporativismo y nepotismo. A partir de ahora serán más que evidentes estos comportamientos que se enfrentarán a un modelo que propone trabajar de otra manera. Favorecer relaciones profesionales más horizontales, incentivar el consenso en las decisiones de la academia y la universidad y entender la transparencia y la rendición de cuentas como algo esencial en el contexto institucional, constituyen algunos elementos de la normalización que se irá instaurando de forma natural.
Desde el propio jurado del premio, y en sintonía con lo planteado por el equipo y el comité técnico del mismo, se destacó el valor de compromiso con las prácticas contemporáneas actuales de los seleccionados, afianzado en una historia del arte ecuatoriano muy sólida. Los protagonistas pertenecen a una nueva generación de artistas, activistas, educadores e investigadores con un gran control del proceso de producción y revela una posición muy comprometida en un momento de intenso cambio en el país. Así mismo se puso de relieve la instauración de lo transdisciplinar y de las prácticas creativas que investigan en las nuevas tecnologías, el audiovisual y la tradición; que los proyectos están insertos de forma incuestionable en las corrientes internacionales; el rigor en lo procesual, una mayor igualdad de género en relación con la participación de mujeres, todo ello en un contexto de inminente profesionalización del sector.
Algunas de las principales cuestiones a tener en cuenta de cara a las próximas ediciones serán la capacidad del premio de cohesionar los principales polos donde se produce arte contemporáneo en Ecuador; el grado de legitimidad que pueda otorgar a los proyectos seleccionados ante la sociedad civil, el sector profesional y el mercado; la visibilidad nacional e internacional que pueda facilitar, especialmente a aquellas propuestas más emergentes.
En las tres ciudades-regiones más importantes del país se han generado dinámicas paralelas de producción cultural con diferentes indicadores e intensidad, siendo Quito la que más ha favorecido la aparición de colectivos, plataformas de trabajo y proyectos editoriales como Tranvía Cero, No Lugar, Panal, Casa Trans, Cero Inspiración, Archivo de Nuevos Medios, La Troncal, El Coro del Silencio, Colectivo Decolonial, Interruptor Fanzine, etc., generando una escena dinámica, interconectada y radicada en diferentes sectores de la ciudad como Centro, Guápulo y Sur fundamentalmente. La ciudad se halla en un momento de inicio de una profunda transformación urbanística a través del Plan Metropolitano de Ordenamiento Territorial 2012-2022, elaborado con las aportaciones de ciudadanos, organizaciones sociales, juntas parroquiales, universidades, gremios y barrios. El proyecto está liderado por Augusto Barrera, el alcalde de la ciudad que entró en su cuarto año de administración con la obsesión de cumplir el mandato constitucional del país favoreciendo el desarrollo de una ciudad más humana y sostenible. En el aspecto cultural, el énfasis se ha puesto en la activación del espacio público y la gestión de programas innovadores en museos y centros de arte. Dentro del Concejo Metropolitano se ha creado una Comisión del Espacio Público que desde 2011 mantiene abierta una mesa de trabajo con gestores culturales de la ciudad.
Guayaquil es el motor financiero del Ecuador y el lugar natural donde se mantiene la estructura relacionada con el mercado internacional del arte, hasta hace unos años poco dimensionada y ahora en pleno crecimiento para adaptarse a la nueva realidad del país. DPM con un modelo tradicional de galería y NoMínimo como un espacio de experimentación están permitiendo generar un rico contexto de diálogo con agentes locales, especialmente artistas visuales y curadores. Unos años antes, el proyecto Galería Full Dollar ya ha abierto el discurso a la crítica institucional, cuestionando las políticas municipales de regeneración urbana y vinculando cultura popular con práctica artística contemporánea. En la ciudad conviven en la actualidad instituciones como el Museo Municipal de Guayaquil, la Casa Cino Fabiani, MAAC y la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas, con modelos de gestión muy diferenciados y en algunos casos con cierta falta de coherencia discursiva.
Cuenca se sitúa en una interesante equidistancia entre las dos ciudades principales. Es una ciudad con un potencial enorme, pero está lastrada por su situación geográfica, su carencia de infraestructuras y su tradicional aislamiento. Una pequeña pero activa comunidad de artistas y gestores convive en ese contexto generando proyectos que eventualmente tienen cierta visibilidad en otras partes del país. El colectivo Ñukanchik People formado por Juan Pablo Ordóñez y Melina Wazhima es una plataforma en construcción, interesada en la creación y la experimentación que plantea un diálogo entre las prácticas actuales del arte y los lenguajes audiovisuales. Una nueva propuesta del Teatro de Bolsillo/Sono pretende generar un espacio idóneo, de pequeñas dimensiones y con una programación sostenida, que permita el fortalecimiento de la escena cultural independiente en la ciudad de Cuenca.
Finalmente, el hecho de que el artista cuencano Pablo Cardoso haya sido el ganador del Premio a la Trayectoria del Nuevo Mariano, significa un reconocimiento que otorga a la Sala Proceso (Institución que lo presentó como candidato) y a la ciudad un status simbólico y aminora esa sensación de periferia que provocan la distancia física y la inmensidad de la sierra en que está enclavada.
En la historia reciente del Ecuador, dos años están marcados a fuego en la memoria colectiva: 2000, el año de la dolarización y 2007, año de la llegada de Rafael Correa al poder. Ambos hechos están relacionados y han sido determinantes en los cambios acontecidos en el país, dentro del sector de las artes visuales. Solo mencionar la creación del Ministerio de Cultura y la serie de estructuras creadas para dedicarse a promover e invertir en la creación emergente, da idea de la situación existente antes de la llegada de Correa al gobierno. Especialmente dañina para el tejido cultural fue la dimensión de la diáspora creativa producida por la brusca caída de la economía a partir del 2000. Lejos de ceder a la tentación de establecer un modelo cultural bolivariano (Hugo Chávez en Venezuela) o indigenista (Evo Morales en Bolivia), Correa implanta una visión social-demócrata del arte contemporáneo, entendiendo que los elementos capitalistas, burgueses y post-coloniales de la creación, específicamente relacionados con su producción y distribución, son conciliables con los principios de ideología socialista, con la creación artesano-popular y con una visión cosmogónica de la sociedad desde un punto de vista racial y social. Se ponen en marcha los típicos mecanismos que tan familiares son en Europa, premios, becas de formación, ayudas para viajar, ayudas para estancias en residencias extranjeras, becas para producir obra, subvenciones a proyectos de curaduría y gestión, etc.
Los resultados se recogen de inmediato y en muy poco tiempo artistas como Paulina León, María José Argenzio, Óscar Santillán, Oswaldo Terreros, Anthony Arrobo, Illich Castillo, etc. han podido producir proyectos, salir al exterior, tener acceso a circuitos de difusión y contactar con otros agentes para activar posteriormente otras redes locales y regionales.
El momento actual de Ecuador es apasionante en términos de desafío. La producción cultural del país pasa por un complejo proceso que requiere un cambio de planteamientos para afrontar y asumir nuevos retos, relativos a los modos de financiación acorde con la actual dinámica política y socioeconómica. Cuestiones como la sostenibilidad, creatividad, viabilidad, cooperación, autofinanciación, la aparición de nuevas formas colaborativas, sistemas de gobernanza y los desafíos a los que se enfrentan las políticas públicas de apoyo a la creación artística son cuestiones a reflexionar. En Ecuador comienzan a fraguarse modelos de gestión determinados por conexiones basadas en la coparticipación, la comunicación, la innovación y la movilidad global. Son necesarias nuevas estrategias y nuevas formas de hacer cultura a través de opciones avanzadas en comunicación, innovación, patrocinio, marketing y cooperación entre agentes individuales y colectivos.
Aprovechar la tradición de trabajo y organización comunitaria tan arraigada en los países andinos puede ser un aporte al sistema de producción de arte contemporáneo que generan los colectivos de artistas, curadores y gestores. En las cooperativas de trabajo, la prioridad es el mantenimiento del empleo y la producción y la toma de decisiones es horizontal. Aunque pueden dotarse de órganos de dirección, es finalmente la asamblea de cooperativistas, cuyos votos tienen todos el mismo valor, quien toma las decisiones o delega su mandato. Una parte importante de las plusvalías se reinvierten en el proyecto con lo que se garantiza la sostenibilidad del mismo y se respeta el retorno social.
A nivel institucional, la conexión con el público y la búsqueda de nuevas vías de financiación son dos de los retos más importantes a los que se enfrentan los gestores de las organizaciones culturales en los próximos años. La disminución de los fondos disponibles plantea la necesidad de encontrar nuevas formas de trabajar y nuevas fuentes de ingresos. Hoy las organizaciones culturales compiten con otras alternativas de ocio para atraer a las audiencias y se han multiplicado las formas de acceder a la cultura. Cómo poner en marcha nuevas formas de captación de fondos y de autofinanciación está en la agenda de cualquier gestor de proyectos. La coproducción, el trabajo en red y los mecanismos de micro-financiación son herramientas eficaces para poder poner en marcha los proyectos.
Y finalmente una invitación a acercarse a los vecinos colombianos, que realizaron la primera inauguración colectiva de galerías y espacios de arte en Bogotá el pasado 30 de agosto de 2012, en una ciudad que ha tenido este año tres ferias de arte simultáneas (ArtBo, Odeón y Sincronía). Y celebraron la primera reunión de Espacios y Residencias Independientes de Colombia (RICO) con la participación de Casa Tres Patios, El Parche, La Agencia, Lugar a Dudas, Plataforma Chocó, Residencia en la Tierra, Taller 7 y Trata de Artistas, sin duda un grupo de interlocutores que posibilitarán no solo el diálogo a dos bandas entre los dos países sino importantes potencialidades a nivel continental.