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El Telégrafo
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"Como en el metal, todos somos energía"

Antes de llamarse Pecados Capitales, el primer Larga duración de Influencia tenía el nombre Dogma. Oliverio ideó la banda en 2014 y la consolidó en 2017.
Antes de llamarse Pecados Capitales, el primer Larga duración de Influencia tenía el nombre Dogma. Oliverio ideó la banda en 2014 y la consolidó en 2017.
Foto: Carina Acosta / EL TELÉGRAFO
06 de septiembre de 2019 - 00:00 - Redacción Cultura

El lunes pasado, día de su cumpleaños 49, el cantante argentino Gabriel Oliverio también cumplía un año en Quito, sin dejar de trabajar en la banda industrial Influencia, en la que parte de sus integrantes vive en Buenos Aires.

A fines de 2018, Oliverio montó un ensamble para hacerle un tributo a Patán, su ex banda. Los temas que interpretó −junto con el guitarrista Christian Guevara y el trío Extreme Attack− fueron aplaudidos en un concierto que cerraron Horcas y Renacer, en ese orden.

Patán fue la banda con la que Gabriel llegó por primera vez al país, en 2005, y que le hizo un lugar en la escena ecuatoriana, mientras tenía a Rob Halford y sus Judas Priest como modelos a seguir.

Pero los tiempos han cambiado y la antesala para el nuevo disco de Influencia fue el EP Apagando el Fuego, cinco temas y el videoclip del homónimo que ya daban cuenta de su estilo actual.

A Pecados Capitales le seguirá la afinación espiritual de la tierra (432 Hz), la que usan Pink Floyd o Pearl Jam, explica Oliverio, quien no ha perdido su acento porteño.

El imaginario de Influencia es el de dos mundos: uno exterior, el de los humanos, y otro de adentro de la Tierra, que se comunican a través  de energías y dimensiones.

“La frecuencia es muy importante”, dice el músico que usa barba y camiseta motoquera, “nosotros somos frecuencias, energía”. A partir de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de grupos afina en 440 Hz, fue una forma de imponer una tendencia en el mundo, para que se pensara igual, sostiene.

Pecados... fue grabado en el estudio Piso 10 y masterizado en Romaphonic, antes llamado Circo Beat de Fito Páez. Junto a la voz de Oliverio, quien alterna entre el heavy metal y lo lírico, están la guitarra de Fernando Babío (otro ex Patán), la batería y bajo de Nicolás Florek (productor, al igual que del EP) y la guitarra de Andrés Peña.

“Hay gente que se fija mucho en la política, en todo lo que es la mala vibración del mundo. Quizás piensan que con eso se van a llenar de dinero en la música; lo mío, en cambio, es llevar un mensaje que aporte a la evolución humana”, suelta el cantante.

Los diseñadores ecuatorianos Esmeralda Bolaños y Augusto Cabrera (Saphi Studio) se encargaron del arte del álbum. “Son metaleros y voladores”, cuenta el ‘Capitán’ de Influencia; “qué mejor idea que diseñar una obra conceptual con ellos”. La portada tiene un ojo reptiliano, con la pupila envuelta en llamas y, adentro, la letra A.

Tener los pies en dos países de Sudamérica es una oportunidad, coinciden los integrantes de la banda, que tienen planificado presentarlo en varios lugares de América Latina.

Ahora, la banda soporte del Tributo a Patán es Perpetua, se presentarán el viernes 29 de noviembre en Cuenca y, a día seguido, en Guayaquil.

Además de promocionar sus berenjenas al escabeche y motos, Gabriel el “Capitán” Oliverio imparte talleres de canto con especialización en heavy metal, género del que −insiste− no hay registro más grande que el de Rob Halford. “Quiero hacer un encuentro motoquero”, concluye, “con rock y cervezas”. (I)  

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