Ecuador / Martes, 23 Septiembre 2025

Playas sin playas

Sí, me refiero al próspero y bello cantón General Villamil, mejor conocido como Playas, que cuenta con una población de unos 40 mil habitantes, aparte de su población flotante que es la de turistas que acuden (acudimos) casi todos los fines de semana a disfrutar de un excelente clima, dada su posición geográfica colindante al Golfo de Guayaquil y a la isla Puná en donde se unen y bifurcan las aguas del océano Pacífico con las dulces de esa singular entrada de múltiples esteros e islotes, conjugándose la rica flora y fauna, a la que solo le falta una racional explotación sustentable y no la inmisericorde depredación en beneficio de muy pocos en prejuicio de muchos y de casi todos.

Pero volviendo al tema de nuestra referencia, al bello cantón Playas, por excelencia balneario, rudimentario punto cual puerto de llegada de los escasos pescadores artesanales; lo que sí resalta es su extensa playa de unos 15 km, la cual se está reduciendo y va camino a desaparecer por dos causas a saber, la una, que es ineludible, el crecimiento del mar debido al cambio climático y el calentamiento global que ya para nadie es extraño y es una cruda realidad innegable; debido a esto, el nivel del mar casi imperceptiblemente ha ido subiendo paulatinamente, ‘tomándose’ las playas en diferentes lugares del país y del mundo entero. Y lo que todos pueden notar aquí en el cantón Playas, es que, paulatinamente, la otrora anchura de sus playas, ahora es cada vez más angosta, pues los aguajes o pleamar parece que no tuviera su inversa de bajamar, pues el nivel de las aguas se va quedando más arriba o más adentro de la playa.

La otra causa de la ‘desaparición’ o disminución de las playas de Playas, es la invasión de infinidad de casuchas de caña y madera, que a pretexto de comedores proliferan a lo largo de toda la playa, con lo cual se quita o desdibuja el verdadero encanto y belleza de balneario para el turista, para propios y extraños; y es que no son solo comedores, pues a pretexto de cuidar los enseres de dichos comedores, muchos viven en esas casuchas playeras, lo que constituye un creciente nuevo barrio habitacional, que incluso estaría ‘legalizado’ por la propia Municipalidad, pues si pagan sus respectivos permisos de funcionamiento, tendrían supuesto derecho adquirido sobre la playa, lo cual atropella el carácter de bien nacional que tienen todas las playas; su ocupación no es para uso y beneficio de particulares.

Asimismo, debe pensarse en las condiciones precarias que van contra todo normal crecimiento urbano, sin planificación, sin elementales acatamientos a normas de higiene y, sin exagerar, es un atentado al paisaje. Ante males radicales, deben tomarse medidas radicales. Se debe eliminar todo el rústico caserío que se ha tomado las playas. Las playas son públicas, son bienes nacionales que afean el paisaje natural y seguridad. Además, no hay un malecón en donde se puede pasear sin correr el peligro por la oscuridad total y el bullicio de ciertos lugares con música estridente y el obvio consumo de licor. Las autoridades municipales, de turismo, de salud y todos los que quieren el progreso de Playas, deben ayudar a mejorar y salvar sus playas.

En las playas de Playas solo deben estar las sillas y parasoles; y los sitios para comer deben estar, como es obvio, en los restaurantes y comedores de la ciudad; y todo hotel, por más modesto que sea, debe contar como requisito con un comedor.

Ab. Fernando Coello Navarro
Máster en docencia