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Ecuador, 29 de Marzo de 2024
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El Telégrafo
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Construcciones narrativa y nuevos liderazgos progresistas: Colombia y Perú

En 2018 el ex-alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, irrumpió abruptamente en la liza política y desplazó del escenario a la alternativa progresista moderada que planteaba Sergio Fajardo. La clave del éxito de Petro se puede explicar por varios factores, entre los que la construcción narrativa efectiva -que confluye con un periodo de fertilidad de una opinión pública más abierta a la pluralidad- es de gran relevancia.

Por su parte, la joven lideresa de Nuevo Perú y ex-candidata presidencial, Verónika Mendoza, logró ocupar un lugar vacante en la política peruana: el de un(a) centro-izquierda/progresismo electoralmente competitivo. Esto quedó evidenciado en las elecciones de 2016, cuando alcanzó el tercer lugar en los comicios quedando a escasos 2,31 puntos porcentuales de Pedro Pablo Kuczynski.

Petro dio un vuelco importante a las campañas políticas recientes. Realizó un recorrido por todo el país, donde tuvieron lugar multitudinarias manifestaciones en plazas con miles de ciudadanos congregados.

En el caso de Verónika Mendoza, el mayor éxito de su narrativa fue haber identificado con claridad el principal clivaje de la política peruana: fujimorismo-antifujimorismo. En este aspecto, la divisoria de aguas tradicional entre izquierda y derecha queda subsumida en la historia no saldada, la herida abierta, la dictadura o la democracia. 

Tanto Petro como Mendoza dan cuenta de la emergencia no sólo de un nuevo discurso sino de una nuevo estilo de progresismo latinoamericano que amalgaman distintas inquietudes ciudadanas de una manera sui generis, sin vínculos con las experiencias populistas de comienzos de milenio.  

 Ava Gómez y Bárbara Ester

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