Vivimos rodeados de números. Al revisar los titulares de la edición de hoy de EL TELÉGRAFO, fácilmente vamos a encontrar muchos que utilizan datos estadísticos. Eso pasa en diversos ámbitos de nuestra vida. Sin embargo, ¿alguna vez ha pensado en cómo se construyen todos esos datos? ¿Debemos confiar siempre en su veracidad? ¿Quién está detrás de todas estas cifras? ¿Qué utilidad tienen para nuestra vida cotidiana?

Para empezar a responder a estas preguntas debemos, en primer lugar, saber que hay diferencias importantes entre las encuestas y los registros. Sin ánimo de ser exhaustivo, podemos decir que una encuesta produce información a partir de las respuestas dadas por una muestra de la población a determinadas preguntas. Es importante subrayar que se trata de información obtenida a partir de una muestra, es decir, de un grupo de personas que han sido seleccionadas como representativas de una determinada población.

Justamente porque no se pregunta a todas las personas, sino que se infiere que lo que dice una muestra representativa se aplica a la totalidad, en el caso de las encuestas los resultados están sujetos a un cierto nivel de confianza y de error.

Esto no pasa en el caso de los registros, ya que ahí se toma en cuenta al total de la población que se pretende registrar. Un registro puede ser puntual (como en el caso del Censo Nacional de Población y Vivienda) o continuo (como sería, por ejemplo, el caso del Registro Civil), y puede ser de personas, de eventos o de bienes.

Además, también se debe tener en cuenta que algunos datos se refieren a hechos y otros a opiniones. Los hechos son más fácilmente comparables entre sí, pero en el caso de las opiniones siempre se introduce una cierta ambigüedad, dado que es muy difícil medir con exactitud cuestiones como, por ejemplo, la satisfacción con la vida o la percepción de inseguridad.

La institución rectora de la estadística nacional y encargada de generar las estadísticas oficiales del país es el INEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos). En su página web, www.ecuadorencifras.gob.ec se pueden consultar innumerables datos estadísticos sobre la realidad del país, permitiendo además el acceso a las bases de datos brutas, cosa que es de enorme utilidad para las personas que desean analizar con detalle la información y obtener sus propios resultados.

Algunas de las principales fuentes de datos disponibles son, por ejemplo, los registros de nacimientos, defunciones, matrimonios y divorcios, la encuesta de uso del tiempo, la encuesta sobre el uso de tecnologías de la información y la comunicación, la encuesta nacional de ingresos y gastos de los hogares, la encuesta nacional de relaciones familiares y violencia de género contra las mujeres, la encuesta nacional de trabajo infantil, la encuesta de condiciones de vida, la encuesta de victimización y percepción de inseguridad, la encuesta nacional de empleo, desempleo y subempleo, el índice de precios al consumidor (IPC) u otros numerosos índices sobre desempeño económico (actividad económica, producción industrial, producción agropecuaria, comercio interno, precios de la construcción, etc.).

El INEC garantiza que todos los datos que produce y divulga sean confiables, pertinentes, oportunos y de calidad, siempre respetando, si se aplican, los parámetros de error a los que nos referíamos con anterioridad. Esta información es de gran utilidad para poder planificar y para que el conjunto de la administración pública pueda tomar decisiones adecuadas, en base al mejor conocimiento posible de la realidad.

Además del INEC, hay otras instituciones que también producen información estadística. Este es el caso de varias consultoras privadas de opinión, que frecuentemente realizan encuestas para medir la opinión de las personas sobre diferentes temas de actualidad. Estas encuestas suelen tener muestras pequeñas, por lo que siempre conviene conocer cuáles son sus márgenes de error. En algunos casos, los resultados, además del error estadístico, contemplan sesgos derivados de los temas que se abordan o de la manera como se hacen las preguntas. Eso suele pasar en el caso de las encuestas que pretenden medir actitudes o acciones sobre temas socialmente controvertidos, como la violencia intrafamiliar, el consumo de drogas o las prácticas sexuales.

En los últimos años, en el Ecuador y en el mundo, se está popularizando la inclusión de nuevas variables en las estadísticas que tradicionalmente se han utilizado para medir el progreso o el bienestar de una determinada población. Cada vez son más las personas, instituciones y países que consideran que la acumulación material no es sinónimo de progreso y que, cuando esta se hace a costa de perjudicar a otras personas, incrementar la desigualdad o depredar el medio ambiente, se convierte en algo completamente indeseable. Por eso, se cuestiona el uso de medidas como el PIB (producto interno bruto) como indicadores del progreso o del desarrollo de los países. En el Ecuador se está avanzando en la construcción de la sociedad del Buen Vivir, entendido este como un sistema de vida que, entre otras cosas, propugna la armonía interior, con la comunidad y con la naturaleza. ¿Cómo saber si estamos consiguiendo este objetivo? Para poder responder a esta pregunta se requiere construir indicadores sobre el Buen Vivir, y eso implica conseguir información que hasta ahora no estaba disponible. Por esa razón, el INEC lidera la Comisión Especial de Estadística para la Construcción de Nuevas Métricas del Buen Vivir, un grupo de trabajo que tiene ante sí el reto de elaborar información estadística, confiable, legítima y veraz para monitorear los avances y retrocesos, los retos y los desafíos que tenemos ante esta gran tarea. (I)