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El florecimiento de los guayacanes, un espectáculo natural

El florecimiento de los guayacanes es un fenómeno que se da una vez por año y por un periodo de tiempo de unos pocos días.
El florecimiento de los guayacanes es un fenómeno que se da una vez por año y por un periodo de tiempo de unos pocos días.
Foto: cortesía Secretaría del Buen Vivir
06 de diciembre de 2016 - 00:00 - Redacción Actualidad

En nuestro planeta se dan innumerables fenómenos naturales que capturan la atención y fascinación de las personas por su enigmática belleza. Desde eventos cotidianos, como la salida y la puesta del sol, las llamas de una brasa encendida, el vaivén de las olas en el mar o la aparición de un arcoíris, hasta otros menos usuales y más difíciles de observar, ya sea porque se dan de forma muy esporádica o porque solo son observables en ciertos lugares, como la aurora boreal, los eclipses de sol y de luna, el desierto florido o el paso de un cometa por la bóveda celeste. Se puede decir que el florecimiento de los guayacanes es un fenómeno que pertenece a ese segundo grupo, ya que solo se da una vez por año y por un periodo de tiempo de unos pocos días.

El guayacán

El guayacán es un árbol milenario, nativo de la zona intertropical de América y su distribución se extiende a la mayoría de los países del continente. Su nombre científico es Handroanthus chrysanthus y puede encontrarse -en mayor o menor proporción- en toda la geografía nacional en un rango de altitud de entre 200 a 1.200 metros sobre el nivel del mar.

Es de tamaño mediano, de entre 6 a 15 metros de altura. Su tronco es de aproximadamente 60 cm de diámetro y se caracteriza por ser fuerte, compacto, recto y cilíndrico.

Es una especie de crecimiento extremadamente lento y puede llegar a vivir hasta doscientos años. Su madera es considerada como una de las más duras y resistentes del continente.

En las puntas de sus ramas brotan los botones florales, que permanecen a la espera de las primeras lluvias de la temporada y, cuando estas llegan, se produce la tan esperada floración,  que los reviste de color y vida por un periodo máximo de siete u ocho días cada año. Una vez que las flores se han abierto totalmente, permanecen en el árbol por un periodo de 4 a 5 días. Posteriormente comienzan a caer, conformando una impresionante alfombra natural que cubre de un intenso color amarillo los parajes de los bosques secos, proveyendo a los espectadores de un espectáculo visual increíble.  

Los bosques secos

Los bosques estacionalmente secos son ecosistemas frágiles y altamente sensibles. Se los denomina comúnmente bosques secos por el aspecto que mantienen la mayor parte del año. Al observarlos, dan la impresión de que la vegetación que los compone está muerta. Sin embargo, no es así. Parte de las especies vegetales que constituyen estos bosques –como el guayacán- son caducifolias, es decir, especies que botan sus hojas como parte de su estrategia de adaptación a ese medio árido, de manera tal que necesitan una cantidad mínima de agua para sobrevivir a la temporada seca, que en las zonas más australes del Ecuador puede llegar a tener una duración de hasta 9 meses cada año. La ausencia de líquido vital es uno de los factores que provoca que esta noble madera sea particularmente dura y costosa.  

La conservación de los bosques secos es considerada una prioridad ecológica a nivel mundial, dado que un 97% de este tipo de ecosistemas se encuentra en peligro de desaparecer por su gran vulnerabilidad a las actividades extractivas no sostenibles del ser humano. En Ecuador, el ecosistema de los bosques secos ha sido uno de los más afectados por la deforestación. La superficie remanente alcanza aproximadamente entre el 5% -10% del bosque seco original en el país.

Los bosques secos de la zona sudoccidental del Ecuador, especialmente los que se encuentran circunscritos dentro de la Reserva Mundial de Biósfera del Bosque Seco, son los más extensos y mejor conservados del país y poseen una amplia diversidad de flora y fauna endémica. De las 501.040 hectáreas que conforman la reserva de biósfera del bosque seco, aproximadamente 317.600 hectáreas son ecosistemas forestales, los mismos que conforman un corredor con los ecosistemas áridos del norte de Perú (Reserva de Biósfera del Noroeste).  Las condiciones para el surgimiento de dichos bosques en el Ecuador se conforman por la presencia de la corriente fría de Humboldt y por la existencia de la cordillera de Los Andes, que se erige como una barrera natural que impide el paso de la humedad proveniente de la Amazonía.    

Un turismo consciente

En Ecuador, desde hace ya varios años, se comenzó a potenciar turísticamente el hermoso espectáculo anual del florecimiento de los guayacanes, que en el cantón de Zapotillo encuentra su mayor expresión. Dentro del cantón, las parroquias de Mangahurco, Bolaspamba y Cazaderos son las que tienen mayor cantidad de bosque seco y, por tanto, las que acogen a la mayor cantidad de turistas, lo que ha significado un orgullo para sus habitantes que han conservado el bosque. Este hecho también ha fomentado que cada vez se tome conciencia de la importancia de seguir conservando esta maravilla natural. El impulso turístico ha permitido a sus moradores, que viven habitualmente de la agricultura durante el resto del año, percibir un ingreso adicional a partir del desarrollo de esa actividad, que se realiza de forma sostenible y amigable con el medio ambiente.  

El florecimiento de esta especie en un año habitual se produce entre los meses de diciembre y febrero y la espectacular explosión de vida y color que despliega constituye en una cita obligada para todos los amantes de la naturaleza de  cualquier parte del mundo. (I)

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