Nadie hubiese imaginado hace algunos años que tres países pequeños y casi insignificantes en el panorama mundial se convertirían en referencia internacional para lo que hoy es uno de los principales temas de discusión en varios escenarios del pensamiento moderno. ¿Es la felicidad el motivo principal de nuestra existencia? ¿Deben los gobiernos preocuparse por la felicidad de sus ciudadanos como factor central de sus políticas? ¿Es posible medir la felicidad, es decir, el bienestar material y subjetivo de las personas?

Hace pocos meses, en La Paz, se reunieron los ministros y delegados de Bolivia, Ecuador, Bután, Uruguay, Venezuela y el estado de Jalisco, de México, para establecer procedimientos que nos ayuden a determinar una métrica para medir la felicidad.

Varios gobiernos, universidades, organismos internacionales y empresas encuestadoras se encuentran desarrollando nuevas e innovadoras metodologías.

Una reunión internacional se desarrollará con este propósito en junio, en Quito, y más adelante, en noviembre, en el Reino de Bután se ha previsto el Primer Encuentro Mundial sobre la Felicidad y una nueva definición de Desarrollo. El propósito es someter a discusión las diversas ideas, políticas y métricas que privilegien la calidad de vida de los seres humanos y la salud de la naturaleza como fuente primordial del verdadero desarrollo integral de los pueblos.

Es alentador que instancias como Naciones Unidas y el Banco Mundial se encuentren apoyando y promoviendo este camino que podría brindar a la humanidad una alternativa al actual modelo depredador, inconsciente e injusto que es el proyecto globalizador, basado simplemente en el dinero, la rentabilidad y el poder económico.

Bután, con su Producto Interno de la Felicidad; Ecuador, con el Sumak Kawsay o Buen Vivir, y Bolivia, con el Suma Qamaña, traducido como Vivir Bien desde la lengua aymara, se han convertido en referencia internacional de pensadores y gobiernos interesados en esta importante iniciativa. El camino para los encuentros y los acuerdos se ha puesto en marcha. (I)