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El Telégrafo
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Una feria multicolor por los finados (Galería)

Esta iniciativa comercial convoca cada año a cientos de ambateños y, por supuesto, a turistas que valoran los artículos elaborados por los artesanos. Los precios son accesibles. Foto: Roberto Chávez
Esta iniciativa comercial convoca cada año a cientos de ambateños y, por supuesto, a turistas que valoran los artículos elaborados por los artesanos. Los precios son accesibles. Foto: Roberto Chávez
02 de noviembre de 2014 - 00:00 - Carlos Novoa

La tradicional celebración del Día de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos forma parte de la cultura ambateña. En esta fecha, se organiza una de las ferias artesanales más importantes de la región, donde se exhiben juguetes, utensilios caseros y diversos objetos elaborados con barro, hojalata, madera, paja, fibras vegetales, entre otros materiales. Se trata de la tradicional Feria de los Finados.

El origen de este evento gastronómico, cultural y comercial se remonta a épocas precolombinas, cuando en la ciudad se presenciaba la mayor exposición de artículos de barro y arcilla del país. Allí los indígenas, especialmente panzaleos y puruháes, realizaban trueques de ollas, cuencos, cántaros y demás recipientes de agua que servían para recoger y almacenar el líquido vital. Sabían que durante esta temporada del año las lluvias escaseaban.

Tras la conquista de América, los colonos y religiosos europeos se esforzaron por opacar esta tradición, al reemplazarla con la Fiesta de los Finados que, de acuerdo con el calendario católico, se celebra el 2 de noviembre. Pedro Reino, cronista oficial de Ambato, explica que fue en 1950 cuando la feria cobró fuerza en la urbe. “Al igual que la Fiesta de las Flores y de las Frutas, la Feria de Finados tal y como la conocemos se originó un año después del terremoto de 1949. Después de la catástrofe en la que murieron más de 5 mil personas, los ambateños crearon y potenciaron las festividades para mitigar el dolor de la tragedia y, al mismo tiempo, celebrar la alegría de la vida.

De allí surgen ambas fiestas”, dijo. En aquella época, las autoridades municipales organizaron la primera edición de la feria, que originalmente se situó en los alrededores del mercado central, ubicado en las calles 12 de noviembre y Juan Benigno Vela. En esa ocasión, la temática principal giró en torno a los juguetes elaborados con barro. De allí surgió el nombre Feria de los Barros, como se la denominó en los inicios.

Alrededor de 500 artesanos formaron parte de esta iniciativa. La mayoría comercializaba pitos, ollas, alcancías, casas en miniatura y otros juguetes. Durante las primeras ediciones de esta feria se podían encontrar trastos de madera, paja y hojalata. La gastronomía también forma parte importante de la feria. La tradicional colada morada, bebida elaborada con maíz negro, frutas de la Costa y especias andinas, es el plato fuerte de la festividad, acompañada siempre de la guagua de pan. “Esta última no es más que una pieza de pan con figura antropomorfa. Su elaboración es el resultado del sincretismo cultural y religioso europeo e indígena, en el que se combinan los ingredientes tradicionales de un pan amasado, formado y horneado en leña y con figuras de mujeres indígenas”, añade Pedro Reino.

El maíz negro, materia prima de la colada morada, se cultiva hasta la actualidad en los páramos de Ambato, Píllaro, Patate, Pelileo y otros cantones de Tungurahua.

Su color característico, relacionado con el luto, lo convierten en ideal para la preparación de esta bebida, que, además, es sazonada con piña, babaco, hojas de arrayán y mortiño. Al menos el 30% de los locales de la feria de finados está destinado a la venta de la colada morada y guaguas de pan. A través de los años, esta feria se ha realizado en diferentes lugares.

Entre ellos en las proximidades del Mercado Central, avenida Los Andes, Atocha, Pinllo, Los Chasquis, Centro de Exposiciones Proa y la Quinta El Rosario.

En estos lugares varias generaciones de ambateños han adquirido toda clase de juguetes. Este año la edición N° 35 de la Feria de Finados tendrá lugar en la quinta El Rosario y en el Centro de Exposiciones Ambato. Allí se instalarán alrededor de 1.600 puestos, de los cuales 70% serán ocupados por artesanos.

Para Jorge Caiza, hojalatero ambateño, esta iniciativa municipal aportará de manera positiva al turismo de la ciudad.

“Desde mediados de los 80 la feria se desvirtuó y fue encaminada al expendio de ropa. Si bien el sector textil es importante, la feria nació con la idea de fomentar el comercio de artículos artesanales”, indicó. Los artículos de hojalata más apreciados son los juegos de ollas para niñas, cocinas y aviones. Para atraer a un mayor número de asistentes, el Municipio de Ambato organiza presentaciones artísticas.

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