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Una bocanada de Uruguay y de Galeano

2.	Sorrentino, o raviol redondo, es una pasta rellena tradicionalmente de jamón cocido y quesos.
2. Sorrentino, o raviol redondo, es una pasta rellena tradicionalmente de jamón cocido y quesos.
31 de mayo de 2015 - 00:00 - María Pessina I.

Quiero abrir la boca para degustar una bocanada de Uruguay. No puedo dejar de separar esta ansiedad con lo que nos heredó uno de sus hijos predilectos, el escritor Eduardo Galeano, quien como un buen hedonista y sibarita de la palabra y el gusto nos llevó a saborear dentro de sus obras algunas de las suculencias de este hermoso país y a reflexionar sobre la importancia de la cultura culinaria.

Galeano fue muy sincero acerca de su relación con la comida. Estableció matrimonios entre sabores y picores que nunca pudo olvidar. Apostó siempre por la comida de verdad y declaró su aberración hacia la ‘comida laboratorio’, a la que consideró como mentirosa y que solo seducía a un público esnobista al que lo único que le interesa es gastar. En varias entrevistas el escritor manifestó que detestaba la uniformización de los sabores, y reiteró, algo muy cierto, que el sentido del sabor no solo está en la lengua. Los sabores son bastante complejos, tanto como lo puede ser la misma vida.

Los ravioles eran sus preferidos, uno de los platos más típicos de su terruño y parte de la herencia que dejaron los italianos. Manifestó en una ocasión: “Te cambio la colección completa de la revista Playboy por un buen plato de ravioles. Ése es para mí un plato irresistible”. Su amor por la cocina mexicana también era público, dijo que le emocionaban, hasta las lágrimas, sus sabores.

Odió, como cualquier mortal que defienda el derecho a la cultura gastronómica, la nacionalización universal que imponía, según él, la comida de plástico. “El éxito de McDonalds implica una lesión, una herida abierta en uno de los derechos humanos más importantes, el derecho a la autodeterminación en la comida. La barriga es una zona del alma. La boca es su puerta. Dime cómo comes y te diré quién eres” señaló en una entrevista a un diario uruguayo. Abogó por el modo de cocinar como un rasgo de identidad cultural.

Fue un hombre de rituales, siempre en un mismo lugar, con un mismo café y con buenas compañías. Era habitual verlo en el Café Brasilero (fundado en 1877) cuando él se encontraba en Montevideo, decían que este era su segundo hogar. Aquí escribió, escuchó y conversó con amigos, colegas o curiosos que querían saber de él o entrevistarlo. Para el diario La Nación dijo, en 2013: “Soy hijo de los cafés. Todo lo que sé se lo debo a ellos. Sobre todo el arte de narrar. Lo aprendí escuchando, en las mesas de los bares”. Sin duda, El Brasileiro fue parte de esta formación.

El Capeletti es una receta muy popular que consiste en pequeñas pastas rellenas que comúnmente se cocinan en caldo de carne o de pollo.

Comer como un festín

La gastronomía uruguaya es una fusión exacta entre la cultura italiana y española, principalmente, pero también tiene un toque francés y portugués. Sin embargo, su cocina criolla es muy atractiva.

El entorno de la comida en los uruguayos suele darse entre reuniones sociales, para ello, es muy común que la primera opción sea el asado, o comer bizcochos, flan con dulce de leche o arroz con leche.

Lo italiano se hace evidente cuando vemos la variedad de pizzerías y fábricas de pastas en cada rincón. Una de las características de la pizza uruguaya es la inclusión de ingredientes como el queso roquefort y pimiento rojo.

Una de las especialidades es la pizza figazza la cual no tiene salsa de tomate, pero sí está llena de cebolla, pimiento rojo y el fainá, una especie de panecillo con harina de garbanzo.

En pastas encontramos todas las variedades: tallarines, tirabuzones, moñitas, capeletti, añolotis, sorrentinos, tortelines, ravioles y ñoquis. Sobre este último, cada 29 del mes se celebra el «día de ñoquis», un festejo familiar y social en el que los comensales ponen un billete o una moneda debajo del plato de ñoquis para invocar la abundancia y la prosperidad para el próximo mes.

De lo español encontrarás las famosas empanadas gallegas, un pastel de pescado, puede ser de atún con cebollas y pimientos. Este plato lo trajeron los inmigrantes gallegos, por ello su nombre: Ahogue.

Lo más tradicional

Uno de los platos típicos es el Chivito, un sánduche de carne de lomo, a la plancha, al que se añade jamón cocido, queso mozzarella, lechuga, tomate, rodajas de huevo duro, pimiento y mayonesa. Esta no es la única receta para un Chivito, pueden incluirse otros ingredientes como aceitunas, tocino pickles entre otros.

Otra delicia es la Pascualina, plato que se prepara en Semana Santa. Es una tarta de espinaca y huevo.

También debes probar sus empanadas rellenas de carne molida o queso y cebollas.

La merienda es un ritual especial, es una especie de brunch vespertino que se realiza a las 17:00. Se suele comer variedades de masas dulces o saladas con café con leche o mate.

Y en los postres, no puedes dejar de probar el Chajá, un bizcochuelo cubierto con merengue y relleno de crema chantilly y trozos de durazno. En bebidas, además del clásico mate, el Grappamiel es la bebida nacional, hecha de alcohol y miel.

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