La marchista ibarreña Glenda Morejón Quiñónez fue puesta como el mejor ejemplo de estabilidad emocional por el médico psiquiatra Juan Ayala, durante el Congreso Nacional de Psiquiatría, que se desarrolló en la Universidad Central del Ecuador hace varios días.

Añadió que para esta adolescente pesó más su anhelo de ganar que las limitaciones económicas y la falta de implementos dentro de su práctica, pues los deportistas pasan diferentes estados emocionales, mentales, físicos y técnicos que pueden ser determinantes en su accionar. Uno de ellos es la ansiedad, que afecta la vida particular del atleta si este no cuenta con el carácter o la correspondiente ayuda. 

“La ansiedad es el grado máximo de activación del organismo que se asocia con sensaciones negativas y con el incremento de preocupaciones como anclarse en errores cometidos, tener expectativas de fracaso… pero cuando hay una necesidad de cambiar nacen el impulso y el deseo de superación”, citó. 

En el rendimiento de la andarina también influyó el buen ambiente familiar y el compañerismo con los que cuenta en su cotidianidad, situaciones que le brindan seguridad.

Muchas veces el mal entorno que vive un cultor pone cuesta arriba la consecución de una meta, porque su organismo presenta un cuadro de ansiedad, desencadenando sudoración, insomnio, nerviosismo, etc., que le generarán problemas.

Por eso es fundamental que los atletas trabajen con un equipo multidisciplinario, ya que cerebro, corazón y cuerpo funcionan de manera integral. Para sortear estos estados, los exponentes requieren de un estudio y diagnóstico previos, de 4 a 5 meses de preparación.

“Se tiene que trabajar en la autoestima, que es la norma básica de crecimiento personal, esto permite superar las situaciones negativas como por ejemplo la presión que viene desde lo interior, de la familia, de los amigos… Con el refuerzo necesario, los deportistas pueden asumir estas situaciones como la oportunidad para salir de la pobreza”, finalizó. (I)