En política no hay victorias
En política no hay victorias ni derrotas para siempre, dice la abuela de la casa; sentencia popular oportuna para comentar la decisión del presidente Noboa de apostar a una constituyente luego de que la Corte Constitucional conociera de algunas demandas de inconstitucionalidad a tres de las leyes aprobadas por la Asamblea Nacional, y rechazara algunas de las preguntas para consulta popular, lo que al parecer fue el detonante para decidirse ir por la vía de una Constituyente. Hoy por hoy cuenta con la resolución de la Corte Constitucional, por lo que una vez más los ecuatorianos iremos a las urnas.
Y claro, tal vez otro ingrediente para entender la decisión presidencial es que debemos recordar que en campaña dijo que lo primero que haría es convocar a una asamblea constituyente lo cual va de la mano con su slogan de un “Nuevo Ecuador”, por lo tanto de favorecerle la voluntad popular al presidente el 16 de noviembre estaríamos a las puertas de contar con una nueva Constitución, que vendría a ser la numero 21, y que apuntaría a derruir el actual Estado Constitucional de derechos y justicia.
Desde Carondelet se ha dado el primer paso sometiéndose a la Corte Constitucional y ya tenemos convocatoria y tres preguntas a contestar, siendo la tercera la que daría luz verde para que empiece a plasmarse el proyecto presidencial con lo cual estaría allanado el camino para elegir nuevos padres de la patria y que estos nos den una nueva carta política orientada a plasmar el “Nuevo Ecuador”, quedando el último paso por dar que es el aprobar ese texto en referéndum; pero como dice la abuela de la casa, en la puerta del horno se quema el pan.
Hacia un nuevo Estado vamos si es que se cumple el sueño presidencial, que no es otro que el nacimiento del Estado Legislativo de derecho, volveremos a los tres poderes, y todo pasará por el Legislativo incluida la designación de autoridades a la vieja usanza de la componenda. Y para rematar la Corte Constitucional desaparecerá y la justicia constitucional será administrada en última instancia por una Sala Especializada de la Corte Nacional o Suprema.
Ecuador vive una suerte de democracia electorera o plebiscitaria, es decir pasamos en procesos electorales ya sea por elecciones o consultas populares, lo que nos ha permitido tener un CNE vitalicio, algo inédito en la historia del país, lo cual no es democrático, ya que la renovación de ese órgano debe hacerse por mandato constitucional. Y para concluir, nos recuerda la abuela de la casa, para meter el segundo gol, primero hay que meter el primero.