Ecuador / Martes, 23 Diciembre 2025

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Navidad en Paz

Y vienen a nuestra memoria canciones como Noche de Paz o las alegorías de los pastores acercándose al pesebre en el que ha nacido un niño, o la de la estrella de Belén perseguida por los reyes que traen los presentes. Todas son imágenes que nos remiten a esta época del año, a un acontecimiento que ocurrió hace más de dos mil años y que se perpetúa en la recordación y en la celebración.

Pero más allá de los ritos históricos, de las recordaciones del pasado, lo que importa es lo que sentimos nosotros, en nuestro interior, y en cómo debemos colaborar para tener un mundo mejor, uno más pacífico, pero también más solidario, en el que la dación de nuestro tiempo sea parte de lo que entreguemos a los demás, a quienes sentimos próximos, a los cercanos a nuestros afectos, pero también a quienes a la distancia son parte de esa gran familia humana a la que nos debemos.

En este mundo dividido, distanciado por las ideologías y las ambiciones, en el que parece que la guerra es la opción, en el que conocemos que los conflictos son parte de la cotidianidad, sea a través de las que han sido declaradas entre dos o más países o las internas que se dan dentro de los territorios nacionales, guerras no declaradas pero que se cobran muchas vidas como lo que ocurre en nuestro país, asolado por el narcoterrorismo, por las bandas criminales que se adueñan de pedazos de territorio y siembran el terror y el miedo en vecindarios enteros.

Por ello, en este tiempo en el que se pregona la paz, se hace necesario el repensar y meditar en formas en las que expresemos nuestra solidaridad, aquellas que ayuden a corregir las asimetrías a cerrar las enormes brechas que existen entre quienes tienen todo, más allá de lo que se necesita y quienes carecen de todo.

Por allí podrían empezar nuestras reflexiones en estas épocas de luces y de colorido, en el cómo yo, en mi fuero interno consigo no solo sentir esa paz sino en cómo generarla para quienes están en nuestro derredor, expandiendo la confianza, la capacidad de disfrutar de las cosas simples, la de tener gestos solidarios, generosos para con los otros.

Desde esta columna, me atrevo a desear paz para todos, aquella sin angustias, con ejercicio de la solidaridad y comunidad para quienes nos rodean.