Ecuador / Viernes, 17 Octubre 2025

María Corina, la‘’libertadora’’

Hace diez meses, desde este espacio requería qué en justicia, sería dable que el mundo se juegue y formule una declaración-audaz para muchos- e importante para todos, a favor de la democracia y los derechos humanos, al otorgarle a la venezolana, María Corina Machado, el Premio Nobel de la Paz 2025.

Hace una semana, el Comité Noruego, despertó al mundo con la grata noticia de otorgar a la ‘’libertadora’’, al cumplir con los tres criterios establecidos en el testamento de Alfred Nobel para la selección de un Premio Nobel de la Paz.’’ Ha cohesionado a la oposición de su país, nunca ha flaqueado en su resistencia a la militarización de la sociedad venezolana y ha apoyado firmemente una transición pacífica a la democracia. ’’La infatigable opositora, que vive en la clandestinidad y despierta un sentimiento casi religioso en su país, afirmó: ’’ Estar en shock’’. 

Y aunque la miseria humana, pretenda deslegitimar el galardón, Machado es uno de los ejemplos más extraordinarios de coraje civil en América Latina en los últimos tiempos..

Seguidores destacan su "coherencia", sin medias tintas, y su promesa de acabar con el socialismo de la llamada Revolución Bolivariana para dar paso a un sistema liberal.

En las primarias opositoras de julio 2024, la caraqueña de 58 años, arrasó con más de 90% de los votos, pero fue vetada por una cuestionada inhabilitación política, y tuvo que ceder su candidatura presidencial al diplomático Edmundo González Urrutia, postulado a última hora. De todos modos, María Corina, fue el alma de la campaña opositora.

La esperanza hecha mujer, demuestra que las herramientas de la democracia también son instrumentos de paz. Encarna un futuro diferente, uno donde se protejan los derechos fundamentales de los ciudadanos y se escuchen sus voces.

Este reconocimiento proporciona un impulso a los demócratas en Venezuela y en el mundo, cuando el dictador convirtió a ese país, en un estado autoritario, con crisis humanitaria y económica, represión sistemática a la oposición, fraude electoral y persecución ilegal.

En este contexto, otorgar el Premio Nobel de la Paz, a la adalid, inteligente, ingeniera  y madre de tres hijos, más que honrar sus logros, sirve como amonestación para aquellas naciones e instituciones democráticas que han permanecido en silencio. El reconocimiento, es un llamado de atención al apoyo genuino a la democracia y los derechos humanos, en contraposición a la retórica vacía.