Ecuador de contradicciones
En este siglo, la sociedad demanda todo ‘’express’’ y la mayoría de ecuatorianos consideró que las preguntas de referéndum y consulta popular no aportan en su calidad de vida de forma inmediata. Entendible, no justificable. El país de contradicciones, perdió la oportunidad de cambiar;nadie debe adjudicarse la respuesta negativa.
En el proceso vivido el 16 de los corrientes, cabe analizar la paradoja contemporánea qué, a pesar de la profunda desafección por la institucionalidad, se quiere más autoridad, pero se desconfía de ellas. Se pide más Estado; eficaz y práctico. Uno técnico, que resuelva y proteja. La política clásica entendida como la construcción de espacios de deliberación democrática, de búsqueda de acuerdos, de negociación, aparece hoy como un ruido.
También, la semilla del temor, cultivada en los jardines de nuestra política, germinó para convertir el miedo y la desconfianza en horizonte cotidiano ante la preocupación ciudadana por el narcotráfico, corrupción, inseguridad, falta de empleo, etc. Esta sensación de vulnerabilidad decanta en el miedo. No es exagerar que el comportamiento en el debate público previo a asistir a las urnas para responder (3 preguntas referéndum y 1de consulta popular), la aguja emocional movió las promesas de elaborar una nueva Constitución, reducción de número de asambleístas, apoyo internacional (bases militares en nuestro territorio) la no entrega de recursos del Estado a partidos y movimientos políticos. Frente a la incertidumbre, todo es posible.
La ciudadanía vive en un estado de alerta permanente, una sensación de que, aunque todo parece relativamente controlado, existe siempre la posibilidad de que el piso se mueva. Este gobierno no inventó el miedo y debe aprender a traducirlo en cosas tangibles y concretas. El supremo está consciente que las preguntas planteadas, necesarias e importantes, son a largo plazo. La gente necesita cambios y respuestas positivas para ‘’ayer’’. No hay tiempo, lo que se convierte en claro mensaje para la clase política: gobernar, legislar y trabajar por el pueblo que los eligió. El presidente, debe buscar una narrativa más estable y la oposición dejar de cacarear.
Claro que hubo errores de forma y de fondo. Faltó pedagogía para comunicar porque las emociones políticas no nacen en el vacío; son producidas, amplificadas y transmitidas por un ecosistema comunicacional que de un tiempo a esta parte dejó de ser tal. Las noticias se consumen hoy como estímulo, como episodio de streaming. Y en ese ecosistema, el miedo tiene ventajas comparativas. Es rápido, contagioso, simple. Y, sobre todo, es rentable: en audiencias, clics y discursos.
Queda de lección para las nuevas generaciones que, la luz interior de cada ecuatoriano, permitirá crear conciencia para con ñeque luchar por nuevos sueños; sin odios ni ruidos…