Transparencia que molesta
El “affaire” Julian Assange manifiesta y fortalece una conciencia global creciente: “Queremos más transparencia” y eso por todas partes, en la familia, la sociedad, los medios de comunicación, la política, las religiones… Tal vez allí los jóvenes sean los nuevos protagonistas de este ideal mediante los actuales medios de comunicación. ¡Qué bien!
Felicitamos a Julian Assange y su equipo de WikiLeaks por desvelarnos la perversidad del imperialismo yanqui: sus crímenes, sus mentiras, su hipocresía, su racismo, su desprecio, su doble moral, sus falsas justificaciones para invadir y matar en nombre de la libertad y hasta de la religión… Acaso, ¿no será esto terrorismo de Estado, disfrazado de generosidad, valentía y salvación planetaria? No faltan en todos los países, gentes e instituciones, en particular, medios de comunicación que se hacen pregoneros de esta sucia realidad.
Miremos el caso de Siria, que es el nuevo país a invadir por parte de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte): todo es bueno para desprestigiar y tumbar al presidente Al Assad y sustituirlo por bandas armadas financiadas por los mismos países de la OTAN. Por gracia de Dios, en ese país musulmán, el arzobispo católico de Alepo pide a los países occidentales dejar de armar a los rebeldes… Por otra parte, Israel quiere bombardear a Irán y un candidato a la presidencia norteamericana prometió, en caso de ser elegido, declarar la guerra a este país: ¿hasta cuándo vamos a permitir esta clase de aberraciones?
Gracias a las revelaciones de los secretos de defensa y diplomacia por WikiLeaks, EE.UU. y sus gobiernos cómplices -entre otros Inglaterra- ya no pueden escribir ni decir cualquier estupidez, muchas veces mortal. En cuanto a Inglaterra, protegió durante más de un año los “derechos” de Pinochet cuando fue acusado de crímenes por el juez Baltasar Garzón.
Jesús decía: “La verdad les hará libres”. Libres para hablar, libres para denunciar, libres para comunicar, libres para construir otro mundo posible, necesario y urgente. Todavía nos falta transparencia. ¡Qué precioso ser transparente como el agua! Ese es el sentido de la pureza católica y de la verdadera libertad de los hijos y las hijas de Dios.
Bendita sea la presencia de Julian Assange en nuestro país -aunque sea en un pedazo de territorio ecuatoriano en tierra inglesa- para alentarnos en la búsqueda de la verdad y transparencia, caminos obligados hacia la libertad y la solidaridad.