El 14 de mayo de 1796, Edward Jenner tomó el fluido de una ampolla de viruela bovina e inoculó a un niño de 8 años. El 1 de julio, Jenner trató de inocular al niño con viruela humana y observó que el pequeño no se contagió. En la historia de la medicina, este fue el hito que marcó el inició del estudio de la inmunidad adquirida y los beneficios de la vacunación. Es decir, la humanidad ya tiene más de dos siglos de experiencia en vacunación y hemos presenciado, por ejemplo, como la vacuna contra el sarampión ha sido responsable de salvar más de 17.1 millones de vidas a lo largo del tiempo. Imaginemos si sumásemos el número de vidas salvadas por todas las vacunas que tenemos a nuestra disposición.
Si yo le ofreciese al lector de este artículo un carro completamente gratuito y le dijese que el mismo esta equipado con tecnología de punta, protección de primera línea y que ha superado todas las pruebas de seguridad, ¿pensaría dos veces en adquirirlo? Probablemente no, o cree usted que me diría: "Si el carro no es un Mercedes-Benz, mejor ni me lo de".
Es sorprendente observar como, a pesar de que el sistema de vacunación está siendo más eficiente, la gente no quiere vacunarse si no es con la vacuna que ellos, de manera desinformada y completamente sesgada, han decidido que es la mejor. Es de admirarse como hemos pasado de "queremos que el gobierno asegure vacunación para todos" a "queremos que el gobierno me ofrezca un menú de vacunas y poder elegir la que se me apetezca"
Es comprensible que la población tenga miedo y que la incertidumbre sea un factor primordial en este tipo de comportamiento. Sin embargo, debemos entender que las vacunas ofrecidas en el país han pasado por mecanismos de regulación y control tanto nacionales como internacionales. Son vacunas que han sido evaluadas y aprobadas por la OMS y que han publicado sus hallazgos en las revistas médicas de mayor impacto mundial. Estas revistas sufren del escrutinio de todos los profesionales de la salud e investigadores, que no han criticado a ninguna y han sido testigos de la veracidad de sus resultados.
El mensaje es simple, las vacunas salvan vidas, todas las vacunas contra la COVID-19 evitan la muerte por la enfermedad. Si queremos recuperar la "normalidad" debemos pensar en el colectivo y no pecar de individualistas. El preferir no vacunarse, si no es con la vacuna que usted desea, carece de lógica ya que se está eligiendo estar desprotegido y arriesgarse a que la COVID-19 tome su vida
