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El Telégrafo

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Xavier Guerrero Pérez

Yo quiero/siento no es amor

27 de mayo de 2025

Con el transcurrir del tiempo se tienen cada vez más indicios que apuntan a que el ser humano se topa una y otra vez con una paradoja: mientras estudia y avanza científica y tecnológicamente hablando (desde haber dejado el camello para viajar, para ahora usar el avión; llegando hasta abandonar la grabadora de voz para escuchar, transcribir y plasmarla en una noticia leída, para usar app’s con IA para que sea el dispositivo electrónico quien prepare una nota la cual necesitará muy poca intervención humana para ser leída), retrocede en lo más importante y trascendental: su trato consigo y con los demás.

A lo anterior hay que añadir que ustedes y yo hemos venido heredando una forma de comportamiento para con el prójimo, por parte de nuestros padres, y ellos por parte de nuestros abuelos…; ellas y ellos aprendieron y fueron comunicando a su descendencia a que la medida del amor va desde el ‘Yo quiero/deseo…’ hasta el ‘Yo siento agradable…’. Y esa es la razón por la cual las relaciones interpersonales en diferentes esferas (en el trabajo, en la escuela, en la Iglesia, en el hogar) y en todo nivel (sea lazos de amistad; sea lazos entre esposos; o correspondientes a la vida consagrada) están caracterizadas por el egoísmo, la conquista de intereses personalísimos, el canibalismo emocional, y el aprovechamiento de las circunstancias para la satisfacción propia sin importar que otras personas (iguales que nosotros; no animales) sean excluidas o desplazadas. Ciertamente existen microscópicas excepciones, cuantitativamente hablando. No obstante, es una minoría.

Al día de hoy, ver el trato que se da una pareja de esposos, observar cómo se comporta un consagrado en su comunidad, ser espectador de la conducta de un(a) trabajador(a), o percibir la conducta de un miembro de una familia… la noción es: se despedazan unos a otros. No me aíslo de este círculo vicioso. Me rompo la cabeza al meditar posteriormente cada torpeza cometida. Y sí, debo decirlo. Esto no es cristiano (católico)… ni siquiera es humano.

Las sagradas escrituras muestran la forma de revertir esta triste situación la cual considero conforma el núcleo de tantas discordias, amarguras, sufrimientos y rupturas: amar; amar al hombre más importante en el Universo, reconocer que somos amados por Él, amarnos y amar, a la medida de que Él nos ama (no a nuestra medida). ¡He ahí la diferencia! Cuando empecemos a abandonar los deseos y el querer (por ejemplo: Me casé con esa persona porque tiene cuerpo de guitarra, es bella(o)… Estoy trabajando con aquella persona porque me siento bien, es agradable y emocionante…) y nos acerquemos hacia la búsqueda del bien de la otra persona como prioridad, dejando de lado el mezquino impulso y anhelo personal. En ese momento se cumplirá lo que las sagradas escrituras inmortalizan: “Cuando las personas se aman, entonces las reconocerán que son seguidores de Jesús… son humanos… son personas con dignidad y que se dignifican y edifican”

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