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El Telégrafo
Lucrecia Maldonado

Yaf, ofrezcan algo más

03 de agosto de 2016

Da un poco de pena observar las propuestas de campaña de la oposición. Pena y miedo. Sus ofertas se limitan a terminar con lo que ellos llaman el correísmo. Pero pasada esa euforia, no dicen mucho más. ¿Cuáles son, por ejemplo, sus propuestas económicas? ¿Cuáles son, por ejemplo, sus propuestas en política internacional? ¿Cuáles son sus ofertas en campos tan importantes para la vida de un país, como la educación, la salud, las obras públicas, la regulación tributaria? ¿Cerrar la Senescyt?
Hasta el momento, el campo de las propuestas reales de los partidos y movimientos que supuestamente terciarán en las próximas elecciones es un enorme desierto sin asomo de oasis. La propuesta básica de todos estos grupos se ampara bajo el lema #FueraCorreaFuera. Y de ahí no pasan.

A veces, quizá para disimular, se centran en decir que va a haber más libertad. ¿Más? ¿Para qué? Y lo triste es que se sabe que, en el momento en que, por algún imponderable, la oposición (sobre todo la de derecha) se hiciera con el poder, precisamente lo que se redefiniría de otra forma sería, por llamarlo de algún modo, la ‘distribución’ de lo que ellos llaman ‘las libertades’. Basta, por ejemplo, mirar cómo en Argentina el gobierno de Macri ha manejado el tema de la tan defendida y cacareada libertad de expresión, restringiendo frecuencias, cerrando medios y propiciando los despidos de periodistas de una tendencia diferente a la del Gobierno.

Sabido es también que, al heredar un país en circunstancias económicas difíciles debido a condiciones internacionales y al terremoto del 16 de abril, se le echará la culpa de todo al anterior régimen y de ahí no irán muy lejos. Tal vez se redefinirán algunas cosas con ese pretexto y se elevarán las tarifas de servicios básicos y otros gastos importantes para la gente común. Pero no será culpa de quienes lo hagan, eso también se sabe.

Se burlan hasta la saciedad de la Secretaría del Buen Vivir y ridiculizan con eso que llaman ‘sal quiteña’, que no es más que una no muy sana tendencia al sarcasmo inmisericorde, a su titular, pero la campaña planteada por la derecha, tal vez sugerida por el artífice de las campañas de Macri y Rodas (que Dios nos proteja, y que proteja mejor a sus asesorados, que el rato menos pensado serán tildados de ignorantes y superficiales sin el menor escrúpulo), habla de “un estado con alma”. ¿Qué irá a ser?

De lo que se ha visto en los gobiernos socialcristianos anteriores, expertos en la eliminación no muy misericordiosa de sus enemigos políticos, pioneros de la tortura sistemática y aplicados aprendices de la desaparición forzada de personas… ¿acaso será liberar de los cuerpos a las almas de sus opositores?

De todas formas, hasta ahora no hay ninguna oferta real. La que más suena: cambiarlo todo. Lo malo, y también lo bueno (eso no lo dicen, pero será lo primero). La ambigua: dar más libertad. La pregunta es a quiénes… y restársela a quiénes. Por supuesto que también hablan de la libertad de expresión, y en este rubro la propuesta más notable es cerrar los medios públicos.

Lo que nadie propone, pese a ser una de las críticas más acerbas contra el gobierno de Rafael Correa, es moderar la agresividad del discurso. Seguro eso lo mantendrán, no hay que dudarlo. (O)

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