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El Telégrafo
Antonio Quezada Pavón

“Y sin embargo se mueve”

13 de agosto de 2015 - 00:00

Varias frases han cambiado la historia del mundo. Algunas fueron tan poderosas que al pronunciarse dieron origen a guerras mundiales. Otras apaciguaron tormentas que amenazaban barrer con la humanidad. Y unas cuantas cambiaron el pensamiento humano y promovieron la reforma social.

“¡Eppur si muove!” fue dicha por el físico y matemático italiano Galileo Galilei, quien tenía un punto de vista diferente acerca del movimiento del Sol y de los cuerpos celestiales con respecto a la Tierra. Con solo tres palabras provocó una revolución, pues la Iglesia mantenía la creencia de que el Sol y los otros cuerpos planetarios se movían alrededor de la Tierra, una creencia que hacía que los cristianos, temerosos de Dios, se adhieran a las palabras de la Biblia interpretadas por los clérigos.

En la era de la Inquisición, como sospechoso de creencias paganas, Galileo fue considerado hereje y juzgado por propalar esas ideas. El castigo por herejía era la tortura y la muerte. Galileo arriesgó su vida educando a la Iglesia sobre lo equivocada que estaba. Pero la posición chauvinista de la Iglesia se mantuvo y Galileo fue llevado a juicio. A sus 68 años, Galileo difícilmente podía soportar el hecho de perder su cabeza en la Inquisición por sus descubrimientos; de tal manera que hizo una confesión pública de que estaba equivocado: “He mantenido y creído que el Sol es el centro del universo y es inamovible y que la Tierra no es el centro y se mueve; deseoso, por supuesto, de remover de las mentes de sus eminencias y de cada cristiano católico esta vehemente sospecha correctamente levantada hacia mí, con un corazón sincero y verdadera fe, yo abjuro, maldigo y detesto los errores y herejías expresadas y en general cada error y secta contraria a la Santa Iglesia y juro nunca más en el futuro decir o afirmar verbalmente o por escrito nada que pueda levantar una sospecha similar hacia mí; pero si conozco a cualquier hereje o sospechoso de herejía, lo denunciaré ante este Santo Oficio o al Inquisidor o al Ordinario de donde yo esté; juro además que voy a cumplir y observar  todas las penitencias que han sido o serán puestas para mí por este Santo Oficio”. Era el 22 de junio de 1633.

“¡Eppur si muove!” fue descubierta en una pintura española; se cree que Galileo murmuró esta frase luego de que fue forzado a retractarse de sus creencias y descubrimientos La forzada abjuración que tuvo que soportar es uno de los eventos más significativos en la historia del mundo. Muestra cómo el espíritu libre y el pensamiento científico siempre fueron sofocados por puntos de vista conservadores de unos pocos poderosos. La humanidad seguirá siendo deudora de este intrépido científico a quien lo honramos como ‘padre de la astronomía moderna’, el ‘padre de la física moderna’ y el ‘padre de la ciencia moderna’ y para mí es un ejemplo de la libertad de expresión. (O)

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