La celebración de la VI Cumbre del Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en la ciudad de Fortaleza, Brasil, constituye un paso histórico para la reformulación de la arquitectura financiera internacional vigente desde finales de la 2ª Guerra Mundial, abriendo camino a los países emergentes y subdesarrollados en el diseño de un nuevo orden económico global.
Las economías emergentes del Brics han probado ser mucho más que una suma de esfuerzos: son verdaderos motores del crecimiento económico y de la cooperación internacional, proyectándose en la ejecución de proyectos de infraestructura y acceso crediticio para la estabilización de las balanzas de pagos de sus integrantes.
Es cierto que estos países acusan notables diferencias en términos de sus esquemas de producción por sectores, sus grados de apertura al exterior, sus especializaciones exportadoras, los signos y saldos de sus balanzas de cuenta corriente, sus regímenes cambiarios, entre otras, pero han puesto en evidencia una voluntad política común para avanzar en lo acordado en cumbres anteriores.
El Brics concentra el 45% de la población del planeta; en la primera década de este siglo aportó el 50% del crecimiento económico mundial y en la actualidad tiende a reducir el impacto adverso de la desaceleración que se registra en las economías desarrolladas al mantener todavía buenos niveles en las actividades productivas, comerciales y financieras.
La creación de un Banco de Desarrollo por parte del Brics es una buena señal para los países emergentes y subdesarrollados que aspiran a mejores condiciones crediticias respecto de las exigidas por los tradicionales organismos multilaterales de crédito, los cuales han estado bajo la tutela de Estados Unidos y Europa, tanto en el plano financiero como en el control administrativo.
Los presidentes de Brasil, Dilma Rousseff; Rusia, Vladimir Putin; China, Xi Jinping; Sudáfrica, Jacob Zuma; y el primer ministro indio, Narendra Modi, se dieron cita en el Centro de Convenciones de Fortaleza, en Brasil, para agotar una jornada de trabajo en torno a la puesta en marcha del Banco de Desarrollo y la implementación de un Fondo de Reservas para disponer de recursos financieros que permitan enfrentar, de manera conjunta, coyunturas económicas desfavorables.
Tanto el Banco de Desarrollo como el Fondo de Reservas del Brics se convertirán en palancas de apoyo para muchos países subdesarrollados que aspiran a un sistema financiero internacional justo y asequible para sus pueblos, distante a las condiciones que imponen a sus deudores los organismos multilaterales de crédito.
Por eso, aplaudo el encuentro de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) con los países miembros del Brics, en el marco de su 6ª Cumbre. La cooperación e integración entre los países en vías de desarrollo se traducirá en la adopción de propuestas y acciones conjuntas para generar cambios dentro de un injusto orden económico mundial, que prevalece desde la segunda mitad del siglo XX.