Publicidad

¿Empezó la Tercera Guerra Mundial? Hacer esta pregunta luce irresponsable, pues hablar descuidadamente sobre este tema hace que la palabra guerra esté en nuestro pensamiento. Sin embargo, el presidente Obama y otros líderes mundiales hablan de una guerra que se expande por más de sesenta países. Veamos lo que esto significa y la mejor manera es comparar con las pasadas guerras mundiales. Hay un primer contraste muy claro: en la I y II guerras mundiales las grandes potencias tomaron partido; ahora en cambio, una muy grande y casi hegemónica potencia mundial, soportada, por lo menos en forma retórica, aunque no sustantiva, por cerca de todos los países del mundo, se va a la guerra en contra de un enemigo al cual es difícil ni siquiera darle un nombre. Por esto, extender la serie de I y II a la III Guerra Mundial no describe la situación actual.
Desde otro punto de vista, la analogía con las pasadas guerras podría ser apropiada. La I Guerra Mundial empezó con un conflicto local que gradualmente fue creciendo a través de redes de rivalidad y alianzas. La campaña mundial de los Estados Unidos, cualquiera sea su base moral, está ya interactuando con muchos conflictos locales. Su intento de reclutar a Pakistán en su ataque contra Afganistán ha minado la frágil situación política de ese país, con el colapso de su Gobierno que eventualmente fue reemplazado por un régimen radical islamista. La India, por su parte, tiene un gobierno radical hinduista que mantiene un conflicto armado de bajo nivel contra Pakistán por décadas. Y los dos lados tienen armas nucleares.
Lo raro de esta nueva forma de conflicto bélico mundial es que desde Bush a Obama y otros mandatarios de diferentes potencias, cambian continuamente su lenguaje, del término militar de guerra a la expresión policial de crimen. De esta manera oímos que van a la guerra para traer a estos diabólicos terroristas a la justicia. Esto es relativamente reciente y bastante razonable; es por eso que en la era del presidente Clinton, el FBI (Federal Bureau of Investigation) se hizo una agencia mundial, dada la globalización del crimen, entre otras cosas. Y de alguna manera, la tan necesaria y justificada guerra contra el narcotráfico ha traído quejas sobre el uso de fuerzas militares para actividades que debieron ser policiales. Y nosotros ya vivimos una situación de este tipo. Hasta antes de 1990 la distinción entre actividades militares y policiales estaba muy clara. Parece entonces que es un conflicto sin campos de batalla y sin invasiones en cabezas de playa. ¿Qué tipo de guerra es entonces? Pues sería una guerra sin fronteras, sin frentes de batalla y de alguna manera una guerra permanente y total. Lo cual nos lleva a un generalizado miedo mundial de que las grandes potencias inicien una escalada de indiscriminada violencia. Es un temor legítimo, pues ya lo estamos viviendo. Se creía que con masivos bombardeos a sus reductos y un fuerte bloqueo a sus fondos, los terroristas no avanzarían, pero no ha funcionado. El objetivo del terrorismo, después de todo, es que la creciente violencia y recriminación mutuas sirvan para reclutar nuevos terroristas y crear una intifada global.
Si ya está el mundo en guerra, tendremos que redefinir nuestro patriotismo en términos positivos. No es simplemente ganar esta guerra matando terroristas, sino defendiendo lo que somos y la forma en que vivimos. (O)