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Rodolfo Bueno

Ucrania y el destino del mundo

24 de febrero de 2014

Para comprender un conflicto en el que se juega el destino del mundo entero, se debe partir de que las trincas oligárquicas que han gobernado Ucrania en los últimos 20 años son el fruto de la decadencia moral del aparato comunista que degeneró en mafias sin escrúpulos en sus actividades criminales y cuyos capitales para invertir en el capitalismo postsoviético son norteamericanos, israelíes y europeos, que sacan suculenta tajada de los fraudulentos negocios que el derrumbe del socialismo les ofrece.

Y el pobre pueblo ucraniano, sin perspectivas de libertad, se encuentra aprisionado entre dos opciones malas, la gobernante y la oposición, que conmocionadas por los actuales sucesos se han quedado petrificadas sin poder controlar la situación caótica que vive el país. Los nazis, que crecen como hongos luego de la lluvia, son los que sacan buena tajada de los 5.000 millones de dólares que, según Victoria Nuland,  EE.UU. ha destinado en los últimos 20 años para inculcar ‘valores democráticos’ en la sociedad ucraniana; con este dinero se sustentan los cuadros fascistas que provocan el caos actual.  

De estos acontecimientos saca provecho la OTAN, que busca meterse debajo de la misma cama de Putin, luego de ofrecer a Gorbachov no moverse una pulgada hacia el Este, y se basa en el descontento de un pueblo potencialmente rico, pero que por la ignominia en que vive bajo el capitalismo que le impusieron, se ha visto obligado a emigrar, mendigar y prostituirse para sobrevivir. Por lo que una minoría de ellos, al no encontrar otra salida, va detrás de la ultraderecha, que pesca en río revuelto.  

El resto, lo de la espontaneidad de las “valientes y pacíficas manifestaciones”, de que la autoridad “debe renunciar a la violencia y derogar las leyes que limitan las libertades y derechos”, que Ucrania es “un país que quiere ser europeo y no ruso”, son afirmaciones hechas para engatusar a Occidente (que sufre una aguda crisis y no vive la quimera en que algunos ingenuos ucranianos sueñan), fabricadas por la monstruosa maquinaria de propaganda que  lava el cerebro a toda la población del orbe.

Ojalá sea el mismo pueblo ucraniano el que apacigüe este levantamiento, que hace preguntar a Lavrov: “¿Por qué los dirigentes europeos en realidad están fomentando estas acciones cuando las castigarían rápidamente en sus países?”. Pues porque buscan crear una situación explosiva que bien puede conducir al mundo a una nueva guerra, la misma que necesitan para salir de la crisis, luego de su momentáneo fracaso en Siria.

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