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El Telégrafo
Rodolfo Bueno

Ucrania después de Maidán

03 de marzo de 2014

Mientras Rusia ganaba las Olimpiadas en Sochi, EE.UU. propinaba un golpe bajo en Kiev, demostrando que pueden bregar en varios frentes y que ni se mosquean cuando se alían con el mismo demonio, con tal de ganar. Así lo hacen con Al Qaeda en Siria, con los nazis en Ucrania y con la ultraderecha en Venezuela. Pero ese golpe bajo no significó una verdadera derrota para Rusia, pues conocer a qué tipo de enemigos íntimos te enfrentas, te deja siempre una gran enseñanza. Ojalá, los pueblos del mundo aprendan algo de esta dura lección.

Veamos la orla de la geopolítica: En Ucrania reina el caos, está al borde de la bancarrota y la UE no tiene fondos ni para ella misma, peor para invertir en ese país; Rusia no puede cavar su propia sepultura entregando recursos a quienes pretenden asesinarla a mansalva, por eso espera a que amanezca para ver qué mismo se cuece en Kiev; EE.UU., entre gallos y media noche, precavidamente aprobó subir el techo de su impagable deuda, tal vez para poder sostener a una enclenque Ucrania. Todo está por verse.

Occidente juega con fuego, y puede arder en él, al apoyar el levantamiento de Maidán, porque quienes mandan en la Rada (Congreso) pueden nombrar al que gusten para el puesto que se les antoje, pero los que tienen los garrotes y las kaláshnikov son los nazis que ya usaron la violencia para conseguir sus objetivos y no van a malograr sus fines cediendo gratis el poder a los oligarcas de turno. Según ellos, llegaron para quedarse, y así van a actuar.

¡Que contrasentido el que se está viviendo! Victoria Nuland, nieta de judíos que fueron víctimas del antisemitismo ucraniano, apoya ahora con plata y persona a los descendientes de los verdugos de sus antepasados; Merkel, que en Alemania persigue al que pone en duda la veracidad del holocausto judío, defiende a capa y espada a los nazis en Ucrania.

Si el pueblo ucraniano comprende que no puede eliminar a un gobierno corrupto para sustituirlo con otro tan o más corrupto, habrá aprendido una sabia lección. Para ello, si pretende ser la gran nación que siempre fue, debe conservar la unidad nacional y superar odios internos. Si entiende que Occidente solo lo necesita de carne de cañón, que debe eliminar a la oligarquía parasitaria que lo ha gobernado estos últimos veinte años y que la real amenaza es el concubinato entre el imperialismo y el nazismo, mantendrá su independencia y las víctimas de Maidán no se habrán inmolado inútilmente.

Ojalá prime la cordura en los EE.UU., la UE y Rusia sino nos vemos en el más allá.

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