El colectivo gay, también conocido como  GLBT -siglas de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transgéneros-, tiene un peso cada vez mayor en el entorno turístico mundial, debido principalmente a su alta capacidad de gasto, que puede llegar a siete veces más que el de un turista convencional que gasta entre 120 y 180 dólares  diarios.

Se entiende que esta formidable capacidad de distribuir dinero tiene muchas explicaciones, que van desde las tradicionales hasta las biologías. Se menciona, por ejemplo, que el no tener hijos que mantener hace que una persona gay, a relativamente temprana edad, tenga una alta solvencia económica.

También se indica que estas personas tienen desarrollado mucho mejor el gusto que nosotros los heteros, por lo que son autores excepcionales que triunfan laboral y empresarialmente, en especial en profesiones donde se requiere  alta creatividad.

Al final del día -independientemente de sus virtudes- el turismo es un negocio que busca lucro y ganancias, por lo que muchas capitales del mundo se han dado por declararse “gayfriendly” (amistosas con los gays), declaratorias que hacen los alcaldes en sendas ruedas de prensa que buscan la difusión planetaria, para atraer a la mayor cantidad de GLBT que sea posible.

Técnicamente, en este momento tenemos una lucha entre ciudades emblemáticas del turismo mundial por atraer a este colectivo, cuya presencia, a más de mucho dinero, también da estatus de tolerantes a las urbes preferidas por el colectivo GLBT, para el cual también se organizan grandes cruceros, tours de largo aliento, tours de singles, discotecas, playas exclusivas  y tantas opciones como las tiene el turismo convencional.

El DF de México y Buenos Aires, a más de “gayfriendlys”, tienen hoteles gays donde “también” se acepta a los heteros, lo que implica un gran viraje en conceptos segregacionistas, que no solo han quedado caducos sino que se han volteado por completo.

En Ecuador, este tema no se trata públicamente, sin embargo de que existen touroperadoras gays que trabajan con extranjeros que disfrutan de nuestro país sin ningún tipo de incidentes, al contrario, con alta discreción, a pesar de que aún no tenemos servicios turísticos orientados o exclusivos a este colectivo, ni ningún municipio se ha declarado “gayfriendly”, evento que, cuando pase, de seguro será noticia mundial.