Se conoce como el viajar por recreación, descanso, motivos religiosos, familiares y aun de negocios, generalmente por un tiempo limitado. Ha llegado a ser una actividad globalmente popular de esparcimiento y relajación. Puede ser doméstico o internacional, siendo este último el que afecta directamente la balanza de pagos de cualquier país. Es la mayor fuente de ingresos para muchos países, afectando la economía, tanto del país proveedor como el receptor de turistas, siendo de vital importancia. El turismo ha sido afectado por la recesión de finales de los 2000, especialmente el segundo semestre de 2008 y 2009, así como por la epidemia del virus de la influenza H1N1, y se ha ido recobrando poco a poco.
Las cifras que se tienen son impresionantes y hacen que todos hablen del mismo tema. Por ejemplo: el turismo receptivo creció a 1.030 billones de dólares en 2011, un 3,8% anual y movió a unos mil millones de turistas, que es la sexta parte de la población mundial en 2012. Tenemos un nuevo actor, que es China, que ha superado a Alemania y Estados Unidos; así también creció el turismo de mercados emergentes, como Rusia y Brasil.
La palabra turista fue usada por primera vez en 1772 y está muy relacionada con la Revolución Industrial. Mueve una gran cantidad de ingresos a la economía local en forma de pagos por bienes y servicios necesarios para los turistas, contabilizando 30% de todo el comercio de servicios mundial y el 6% de la exportación total de bienes y servicios, creando oportunidades de empleo en el sector económico asociado a esta actividad.
Estoy escribiendo estas líneas en Bonaire, de las antiguas Antillas Holandesas. Una pequeña isla de 18.000 habitantes, desértica y con unas playas agrestes y rocosas, pero con hermosos arrecifes de coral que atraen a un muy cotizado turismo de buceo deportivo, que gasta, pero que tiene múltiples alternativas. Y esta isla que importa de todo, vive de este turismo. Y vive bien.
No hay duda, el turismo es importante y aun vital como fuente de ingresos para nuestro país, como lo dice la Declaración del Turismo Mundial de Manila en 1980, “una actividad esencial para la vida de las naciones por su efecto directo en los sectores social, cultural, educacional y económico de las sociedades nacionales y sus relaciones internacionales”.
Pero no es un evento fortuito o un don divino. Es un proceso industrial desarrollado en forma estratégicamente planificada. Y como en todo negocio, se necesita una clara comprensión de qué producto turístico vamos a ofrecer para encontrar la diferenciación de nuestra oferta comparada con los países competidores que buscan a un tipo de cliente definido mediante una minuciosa segmentación del mercado consumidor para así lograr el necesario posicionamiento de nuestra oferta turística. De hecho, la pregunta sería: ¿Qué debemos ofrecer para atraer al turista chino, alemán o estadounidense? En un pequeño pero variado país, como el nuestro, la focalización es sumamente importante, siendo conscientes de que nuestra posición geográfica entre dos ‘monstruos’ del turismo internacional nos da una desventaja competitiva. Y es por eso que debemos medir la talla de la oferta turística de Colombia y Perú para distinguirnos de ellos. Cada acción en pro del desarrollo de esta industria debe requerir un plan de negocios estrictamente elaborado y la suficiente inversión en educación e infraestructura. (O)
