Se asume que en estos días de celebración cristiana debe haber un ambiente de paz, solidaridad, serenidad y verdad; por tanto, no se debe mentir, incentivar conflictos, menos el odio; tampoco engañar ni confundir para sacar ventajas políticas.
Los cristianos deben tener una conducta social ejemplar permanente y, en general, quienes están inmersos en la política, velar por los intereses del pueblo.
Hay que recordarlo, porque políticos y analistas al servicio del poder económico siguen en campaña mentirosa, contraria a los principios que dicen sostener; en el doble discurso, figureteo vanidoso, gestión pública ineficiente, engaño al pueblo, prácticas de rapiña en ámbitos privados y públicos, aunque exhiban árboles, muñecos y mensajes navideños.
Deben cesar esas campañas tendenciosas, al servicio de los grupos de poder que reclaman por la supuesta falta de libertad de expresión, pero todos los días tienen la libertad de insultar, calumniar, mentir, confundir; algunos ambientalistas que critican acciones del Gobierno, pero buscan apoyo de los depredadores; los terratenientes, banqueros y empresarios que dicen defender a los indios y trabajadores y ahora, como siempre, los discriminan y explotan; los que rechazan la posibilidad de reelección, pero se reeligen cada vez; los que critican la supuesta concentración del poder y han aplicado siempre políticas del reparto de la troncha y se han dividido jueces y miembros de directorios en el ámbito público; los que dicen defender la democracia y no reconocen derechos y menos los aplican, y han practicado fraudes lectorales y golpes de Estado. Los que critican el endeudamiento externo productivo y siempre endeudaron al país con las peores formas, hipotecándolo; los que critican el gasto público y festinaron los dineros del fisco, entregaron el petróleo a las transnacionales, aprobaron presupuestos deficitarios, con elevadas cargas tributarias y de pago de servicio de la deuda; los que reclaman por falta de ahorro y en su turno rifaron las reservas del país con los chulqueros; los que critican supuestas prácticas autoritarias y gobernaron o apoyaron gobiernos que agredían, reprimían, secuestraban y torturaban, así como practicaban matanzas de indios, trabajadores (ingenio Aztra 1977), estudiantes (29 de mayo, 1969, Casona Universitaria, el 6 y 7 de noviembre, 1961), el 2 y 3 de junio, 1958, al pueblo de Guayaquil. Son los mismos de siempre, los de antes y los de ahora.
Los que acusan al Gobierno de provocar crisis económica, cuando ellos las desataron a lo largo de los tiempos, y desde los 80 hasta 2006, con las políticas neoliberales, de ‘paquetazos’ y endeudamientos leoninos, devaluaciones masivas, desaparición de la moneda nacional, atracos bancarios, ‘sucretizaciones’ y ‘salvatajes’.
Los que se oponen a la participación de las FF.AA. con la Policía con fines virtuosos, y las utilizaron una y otra vez con malos oficiales para la represión o las condujeron a aventuras dictatoriales; los que critican la participación del Estado en la economía, y siempre lo organizaron para atracarlo, estatizar bancos y deudas privadas y ponerlo al servicio de las trincas. Los que reclaman estabilidad, crecimiento, y critican la inversión productiva y social realizada, y nos hundieron en el subdesarrollo, atraso social y dependencia extrema. Son los mismos que buscan volver al pasado de atraso, explotación y entrega, en nombre de la libertad y la democracia, sometidos al FMI y sirvientes del imperio.
Reflexionemos sobre estos temas y reconfirmemos nuestra vocación patriótica y democrática para derrotar una vez más a las fuerzas conservadoras retardatarias. (O)
