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El Telégrafo
Orlando Pérez, Director de El Telégrafo

¿Sublime alternancia política?

20 de febrero de 2014

@OrlandoPerezEC

No hay peor argumento que el prestado y no pensado. Desde los sectores más (supuestamente) democráticos se ha dicho que en la disputa por la Alcaldía de Quito se juega la alternancia en el poder, la posibilidad de los consensos, el respeto y la tolerancia absolutas y hasta una oportunidad para otras visiones sobre la ciudad y el urbanismo.

Esos sectores aluden a esa matriz ideológica liberal que sabemos bien cómo se expresa en la práctica: consenso entre las élites y el imperio de una sola verdad en el aparato político mediático, privatización bajo el manto de fundaciones y cobijados en la supuesta excelencia y eficiencia administrativas, que conlleva despidos y favoritismos a los grupos de presión económica; y la falaz alternancia que solo es un cambio de nombres para sostener a un mismo aparato ideológico y económico con candidatos y autoridades que se reemplazan en cada elección a través de distintos partidos con la misma matriz.

¿No fue así como se gobernó la capital en los últimos 30 años? ¿Cuántas diferencias de fondo, en lo ideológico y político, hubo entre las alcaldías de Sixto Durán-Ballén y  de Jamil Mahuad o  las de Paco Moncayo y Álvaro Pérez?

Si hubiese una sensata reflexión desde la izquierda ‘antibarrerista’, no habría muletillas que justifiquen votar a favor del neoliberalismo.Por eso es oportuna y muy decidora la postura de Humberto Cholango sobre lo que hizo el candidato de Pachakutik: por la derecha y por los neoliberales, jamás un voto desde el movimiento popular. Por eso mismo, algunos militantes y pensadores de izquierda se han quedado callados ante esa postura. Y, por cierto, sobre el tema, los medios privados y comerciales (en claro apoyo y trabajo electoral a favor de Rodas)  no hacen sino un cierre de ojos doloroso.

Además, lo que no discute ni debate esa izquierda, ahora anti-Barrera y pro Rodas, es el derecho a la ciudad. ¿Entiende el candidato neoliberal (que se disfraza de centrista, como si eso fuese una postura definida) lo que es ese derecho y todo lo que implica? Si algo entendiera, ¿por qué propone festivales Viña del Mar como la gran tarea cultural para una ciudad como Quito, que debió sostener el Festival Cero Latitud, pero que ha hecho el Quitofest, donde nunca se ha visto al supuesto rockero Rodas? ¿Ha cultivado su cultura general en la tradición filosófica y política del pensamiento urbanista de nuestra capital, que trasciende las fronteras de Ecuador y convoca a muchos pensadores?

Si desde la izquierda ‘antibarrerista’ hubiese una sensata reflexión sobre el devenir de los procesos, no habría muletillas y hasta elaboraciones apretadas que justifiquen el voto a favor del neoliberalismo. Se entiende y hasta justifica que desde las redacciones de algunos medios sus mayores twitteros lo hagan, pero desde aquellos analistas y hasta dirigentes (como lo hizo tan burdamente Milton Castillo, pero con absoluta sinceridad) no se justifica ni siquiera intelectualmente, por más autores y obras  citadas. No son vacilaciones o dudas, al contrario: acoger los postulados y los lugares comunes de la democracia liberal para evadir/ocultar frontalmente los odios y diferencias personales solo revela la incapacidad de ir más allá, para entender el sentido de la historia.

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