Todos los tiempos son buenos, pero los hay mejores si unas condiciones objetivas demandan que las comunidades habiten estos tiempos. Ancestros y comunidades de hoy hablaron y hablan por la voz del Abuelo Zenón, es nuestro requisito filosófico para desaprender, aprender y reaprender Casa adentro y dialogar Casa afuera.
La academia ecuatoriana la escucha sin oírla, porque es negra y para ella no está validada por el eurocentrismo. Esa colonialidad del saber explica el pretendido dominio perpetuo de la sociedad mayor (burguesía, babilonia, casta, etc.) sobre las comunidades negras e indígenas imponiendo verdades únicas e indiscutibles. Las formas de opresión se invisibilizan, son de complicadas finuras y el resultado siempre será la desigualdad en el acceso a la riqueza nacional; nada se queda en el recinto del debate, todo se materializa en consumo.
El liderazgo afroecuatoriano (bueno, todo el Mundo Negro) está obligado, por los tiempos que se transitan, al ejercicio sin pausas de desaprender y aprender. Por lo que sea. Por la etnoeducación, por actividad política autónoma dentro del progresismo, por filosofía de vida individual y colectiva, por el verdadero fortalecimiento comunitario y hasta por la amenaza de ‘restauración conservadora’. Y tenemos con qué.
Un feelings Zenón: “El ayer es el tiempo cuando todo lo que éramos y eran las comunidades nacía de la voluntad de ser nosotros mismos”. Quien quiera que ejerza el poder político tiene sus objetivos con los cuales podemos coincidir y hasta mostrarse como vías menos complicadas de aproximación a la equidad social ecuatoriana, la discusión está en la sencillez y aplicación de la estrategia. En el Pueblo Negro hay enorme interés, en estos tiempos del Abuelo Zenón, de ser emisores y receptores de políticas, para trabajarlas comunitariamente. Una cosa crucial: archivar el verticalismo gubernativo. Correcto, no siempre es posible.
De lograrse la restauración conservadora, una de las mayores damnificadas sería la Comunidad Negra ecuatoriana y latinoamericana. Nos preocupa, porque al retroceso le sigue el desánimo y el inmovilismo social. La conducción política de la Revolución Ciudadana debería meditar muy bien sobre los puntos sociales de fuerte apoyo al proyecto. Más allá del concepto de ‘masas revolucionarias’ o términos parecidos, están las comunidades viviendo realidades concretas, con sus pequeñas historias motivando, de rato en rato, algunos episodios pragmáticos.
Aún con las dificultades colectivas e individuales son los tiempos improrrogables del Abuelo Zenón. ¿En cuánto tiempo habrá mejores tiempos? Para el movimiento negro de Latinoamérica este es el tiempo y no lo perdamos. “Era el tiempo cuando se construía el futuro con base en lo que necesitábamos ser como pueblo.
El ayer, visto desde el ahora, es lo que dejamos de ser”, filosofía zenónica venida de monte adentro como si fuera de una Casa de aquellos tiempos a esta otra de precisos tiempos. (O)
