Hoy no quiero hablar de nada de coyuntura, ni del círculo rojo, ni de nada que rompa más el querer creer que somos mejores de lo que nos reflejan las noticias. Hoy quiero hablar del soltar; un verbo que significa hacer que algo o alguien deje de estar atado o retenido; liberar, desatar, desligar, desenlazar, deshacer, desceñir, desasir, etc. ¡Un verbo difícil!
Muchas veces el ego no nos permite entender que soltar es un acto de amor, de amor propio y de amor a quién o a lo que decides liberar. Cuando entiendes que los puntos en común son indispensables, que la fortaleza para quedarte sin aquello por lo que tienes apego te abre las puertas de tu crecimiento y evolución, que nadie dijo que sería fácil; pero que atar es matar y matarte al no creer en tu capacidad de aceptar el cambio buscando tu auto estancamiento; quizás replanteásemos la importancia de soltar.
En mi vida estoy en el climax de aprender a soltar desde el amor a familia, pareja, amigos, recuerdos, hábitos, incluso sueños. Espero un día escribirles desde la otra vereda, desde la meta a la que llegas cuando decides tomar el difícil camino de soltar, aún no estoy allí pero al menos di el primer paso y sigo de pie.
Si yo pude, tú también; pregúntate ¿qué debes soltar para poder volar?, y ten esa incómoda conversación contigo mismo. ¡Da el paso y sigue!
