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El Telégrafo
Oswaldo Ávila Figueroa, ex docente universitario

Solo izquierda y derecha

26 de septiembre de 2015

Los grupos y partidos de izquierda se inscribieron en la historia, urgentemente, en un crucial momento, con el compromiso de luchar contra la explotación del trabajo, el sistema usufructuario y por el advenimiento de la justicia social, en general, en beneficio de los olvidados de siempre; a diferencia, los alineados en la derecha, por la continuidad del enriquecimiento ilícito, defensa de los intereses de la oligarquía y la vigencia del sistema reaccionario neoliberal.

Los partidos de derecha se disfrazan, continuamente, con diferentes siglas para confundir al pueblo y no puedan identificar a sus auténticos defensores. Hoy funcionan agrupaciones partidistas que exhiben propuestas inalcanzables y tergiversando el contenido programático del gobierno de la Revolución Ciudadana para entorpecer el proceso de cambio por una sociedad libre de extrema pobreza y sin explotadores. En esa derecha se incluye un sector de la clase media, como importante aliada, ambiciosa y peligrosa porque ayuda a recuperarse, en este caso, a la débil oposición beligerante contra el régimen del Buen Vivir. Se destacan avezados articulistas, de medios ‘independientes’ que ambicionan poder, riqueza y fama para el disfrute de una vida placentera, a cambio de un vergonzoso adulo como inversión. Con acierto, sostiene Jean de la Bruyere: “El esclavo solo tiene un dueño, el ambicioso, tantos como personas le puedan ser útiles a su fortuna”.

Con el liderazgo de Rafael Correa Delgado se inició el socialismo siglo XXI o era del cambio en todos sus aspectos, social, económico, educativo, en beneficio de los sectores sociales, jamás tomados en cuenta, postergados por los regímenes anteriores. Como partícipe de esa realidad en 2014 se fundó el Frente de Izquierda o Frente Unidos, inicialmente incluidas 14 organizaciones políticas, entre ellas Alianza PAIS, con una agenda programática e ideológica que le permita desarrollar un trabajo común donde impere la responsabilidad de todos. En su primer año de actividades destacan acción coherente en función de un proyecto transformador en dirección a construir el poder popular y la democracia participativa con la perspectiva de trabajar ordenadamente y en férrea unidad en los procesos electorales de 2017 y 2019.

En la izquierda solo militan trabajadores, indígenas, mujeres, estudiantes, intelectuales y periodistas que se adhieren a la Revolución Ciudadana y acepten la era del cambio hacia el mejoramiento de las condiciones de vida de los ecuatorianos. En la derecha se alinean los restos de la partidocracia, los desertores, los que fingen de izquierdistas, como el MPD, un sector de Pachakutik, los socialcristianos o madera de guerrero, los periodistas al servicio de la oligarquía, el exbanquero con su CREO, el grupo del 3 veces candidato perdedor, el extinto Prian, y tantos otros que deambulan, listos a ubicarse con quien ofrece más.

No hay posición media. Los independientes, los centristas o neutros buscan acomodarse, sin compromiso aparente, hasta apuntalarse con los de arriba. Es la conducta del mediocre, el hombre sin bandera. Feuerbach los define: “Los mediocres pesan siempre bien, pero la balanza es falsa”. El nuevo reto es avanzar y para ello el Frente de Izquierda, con decisión y firmeza, contribuye izando la bandera de lucha por un mundo mejor. (O)

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