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El Telégrafo
Lucrecia Maldonado

Siempre se pelea por otra cosa

26 de febrero de 2014

Fue el filósofo y escritor español Francisco Fernández Buey quien habló quizá entre los primeros de la Guerra Fría como la Tercera Guerra Mundial. Según él, fue una verdadera guerra mundial, pues se disputó en todo el planeta, fue una guerra, además, precisamente por escondida y negada, muy cruel, sanguinaria y antiética.

Según el mismo estudioso, la Guerra Fría se definió a favor de la potencia capitalista cuando cayó el muro de Berlín a fines del año 1989. Entonces, dice, citando a Einstein, que desde ese entonces el mundo, todo el mundo y particularmente los países más pobres quedaron desvalidos ante lo que el gran sabio llamó “el horror ante un poder desnudo”.

Exagerando un poco, pero visualizando lo que podría pasar, unos comicios seccionales tal vez sean un preludio de la Cuarta Guerra Mundial.Esta hipótesis ha sido demostrada largamente (la del horror ante el poder desnudo) por las sucesivas invasiones del Gobierno y el Ejército estadounidenses perpetradas sobre todo en el Oriente Medio, por poner solo un botón de muestra. Según el mismo autor, además, el poder al mando del planeta es artero, no juega ni jugará limpio, y eso exige que finalmente cualquier contrincante entre en juegos similares. Al no existir la contraparte del bloque socialista de antaño, parecería que el mundo sí se encuentra desamparado ante el poder de las corporaciones que, desde la sombra y mostrando la cara del Presidente norteamericano de turno, quieren hacer y deshacer el destino de la humanidad y del planeta entero.

A partir de estas afirmaciones, es obvio que en nuestros pequeños países, en nuestras aparentemente poco importantes elecciones seccionales, se pelea mucho más que una cuota de poder local. Y eso se sabe, o al menos se supone que se sabe. La derecha, al menos lo sabe bien. La izquierda, lamentablemente, no tan bien. Por eso se hace eco de los descontentos prefabricados que se publicitan por ahí, negándose a comprender que todo es parte de un proceso más grande y que el paso atrás por censurar a personas en lugar de defender principios puede costar muy caro.

En las relaciones humanas, y en la vida en general, cuando se pelea por una cosa, con frecuencia se está peleando, en realidad, por otra. Exagerando un poco, pero visualizando lo que podría suceder, unas elecciones seccionales tal vez sean un preludio de la Cuarta Guerra Mundial. Se dijo: la derecha lo sabe, y con su artería se apresta a recuperar posiciones.

Lo triste es que la izquierda todavía lo ignora. Lo más triste, que esta ciudad, otrora llamada ‘Luz de América’, todavía no tenga el nivel de conciencia suficiente como para compr

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