Con el soplo artificial de la prensa comercial, la partidocracia tiende a resucitar, justo, en el periodo de intensa actividad preelectoral, mediante la incorporación de otros al atado de presidenciables de la oposición; todos ellos, sin base ideológica, programas de gobierno, ni sentido de patria. Se reactualizan la ambición por el poder, el afán de enriquecimiento fácil, el exhibicionismo, el reparto del botín político; en fin, el disfrute del paraíso neoliberal: libertad para mentir y calumniar, explotar a los pobres, eludir impuestos y fijarse sueldos fabulosos, como el caso del exrector de la Universidad Andina. Eso sí, los postulados de la oposición, coinciden, plenamente, en perturbar el proceso del régimen del Buen Vivir.
El exbanquero, representante de la más soberbia derecha reaccionaria, es el que más se moviliza apoyado por la CIA y el capital nacional y extranjero. Como ya se siente dueño del país, acoge la propuesta de crear “una comisión de la verdad”, sin darse cuenta de que para esa tarea se requiere un honroso pasado y rodearse de aliados de manos limpias. Es obvio que el líder de la bancocracia no ha pensado ceder el puesto a un probable único presidenciable, si en su campaña con sus seguidores a sueldo, grita defender la democracia, el libre mercado y la libertad, cuando en el fondo su misión es proteger sus múltiples negocios y los intereses de sus auspiciadores.
El PRE, ahora Fuerza Ecuador, herencia de Abdalá Bucaram, magistrado que perdió su mandato y huyó a Panamá por sus desaciertos administrativos y entregado a su ingenio farandulero; hoy en su nueva era, no prende su joven dirigente, sin respaldo popular y sin tarima, se limita a autoproclamarse candidato, sin poder de convocatoria y solo para demostrar que el diminuto grupo político existe y sobrevive. El MPD, dizque de extrema izquierda, borrado del mapa por sus continuos fracasos electorales, hoy con su nuevo membrete Unidad Popular, pretendiendo volver al secuestro de la educación, trifulcas callejeras y a vivir del ocio, lanza al ruedo presidencial a Lenin Hurtado, figura del pasado, heredero de un apellido y nada más. Su presencia se ignora en el escenario electoral.
Un exfiscal, que dice representar a Unión Ecuatoriana, grupo político, sin trayectoria, aparece, repentinamente, como precandidato presidencial y lo más curioso es que, en su proclama, promete derogar la Ley de Comunicación, a manera de adulo, para asegurar cobertura en los medios privados. Casi nadie conoce públicamente a Washington Pesántez, aún así decide intervenir en la contienda cívica con riesgo de caer en la ridiculez en los resultados electorales.
No se descarta el Prian o Avanza Ecuador con su Álvaro Noboa, que insiste en su postulación, abandonado por sus cercanos colaboradores, pero decidido a no alejarse de la actividad política. Ramiro, con su Avanza, también se agrega al sueño presidencial.
Paco Moncayo se prepara con la nueva Izquierda Democrática a ser tomado en cuenta. Ni hablar de la Sociedad Patriótica. La era de los Gutiérrez ha terminado. Madera de Guerrero y los socialcristianos se movilizan sin descartar alianzas. Nebot no quiere perder su bastión Guayaquil. Sectores indígenas y otros desconocidos, permanecen a la expectativa para definir rumbo. Alianza PAIS observa indiferente el ajetreo de la oposición, pero se mantiene en alerta para defender las conquistas logradas, hasta terminar la gran obra socialista siglo XXI. (O)
