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El Telégrafo
Oswaldo Ávila Figueroa, ex docente universitario

Se extingue la partidocracia

06 de septiembre de 2014

Aunque, paulatinamente, se ha venido debilitando, la partidocracia, a causa de su deslealtad, ahora, ya se hace realidad el inicio de su sepultura, con la desaparición de cuatro organizaciones políticas del escenario nacional. El Movimiento Popular Democrático (MPD), Partido Renovador Institucional Nacional (Prian), Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) y Ruptura perdieron su personería jurídica al no lograr el 4% de votos en dos elecciones pluripersonales consecutivas, al menos el 8% de las alcaldías; o un concejal en el 10% de los cantones del país. Por fin llegó la hora de la depuración, indispensable, para frenar la proliferación de agrupaciones políticas con siglas llamativas, pero carentes de programas de gobierno e ideologías definidas; atadas al neoliberalismo e indiferentes a los problemas que aquejan a los sectores sociales postergados y pobres.

Como necesidad histórica, en Ecuador se fundaron partidos políticos para guiar con honestidad y eficiencia la administración del Estado. En diversas etapas de la era republicana, gobernantes obraron de acuerdo a las circunstancias, pero, lamentablemente, en el trajín del tiempo, ciertos dirigentes con ansias de poder y riqueza convirtieron a la actividad política en un despreciable negocio. Es preciso recordar que en su momento, falsos líderes, para convencer a los jóvenes, les decían, a manera de enseñanza, que la militancia permanente en alguna tienda política les aseguraba empleos, posición destacada, poder y dinero.

Es conocido, porque es de reciente historia que los últimos gobernantes se entregaron a la oligarquía, al imperialismo, alquilaron la patria, mintieron, no cumplieron promesas, debido a ese cúmulo de torpezas cayeron en el rechazo público. Con el advenimiento de la Revolución Ciudadana, liderada por Rafael Correa Delgado, se inauguró el cambio del escenario político izando la bandera de la justicia social.

El MPD limitó sus acciones en el magisterio, hasta apoderarse de la Unión Nacional de Educadores (UNE) y la convirtieron en su central política. Sus dirigentes se refugiaron en ese ámbito y aprovecharon la fragilidad de los gobiernos y mediante estrategias obtuvieron prebendas. Al perder influencia por la fuerza del cambio y en su angustia por sobrevivir, en contradicción con su ideología, supuestamente de izquierda, se aliaron con la derecha en las últimas contiendas electorales. El PRE logró el poder político, pero lo perdió por sus desaciertos y falta de seriedad en la conducción del Estado. Su líder huyó al exterior para eludir la acción de la justicia. Los dos grupos políticos, desintegrados, sin poder de convocatoria y borrados del mapa, aún reciben como aliento el apoyo de la prensa comercial opositora al régimen del Buen Vivir.

El Prian, con su líder millonario, de exageradas poses, dirigentes de escasa significación, huérfano de programas de gobierno, se afianzó y cautivó, esporádicamente, a seguidores con regalos e ilusas ofertas, hasta sucumbir por la inconsistencia ideológica y el abandono de sus cercanos colaboradores. Ruptura, desubicado, se aleja de su línea política por resentimientos y desacuerdos en algunos puntos con el régimen de la Revolución Ciudadana. Sus dirigentes deberían retomar su puesto en la contienda por una patria nueva.

Otras agrupaciones van en camino a su extinción por falta de buenos conductores y la exhibición de los mismos rostros. Como la derecha teme perder, definitivamente, sus privilegios, se apoya inaugurando monumentos para invocar la memoria de sus antepasados. Busca otros escenarios con los triunfalistas circunstanciales de las elecciones últimas e insiste en la formación de un frente de oposición, inalcanzable por la ambición y la pugna de intereses.  

Se extingue la partidocracia por la fortaleza del gobierno de Alianza PAIS, que ha logrado cambios profundos en la administración del Estado. Es destacable la formación de nuevos cuadros y líderes para impulsar el proyecto político del régimen del socialismo siglo XXI.

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