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El Telégrafo
Alfredo Vera

Santos camina hacia la paz

29 de septiembre de 2015

Seguro que nadie pensó que, habiendo sido ministro de Defensa del guerrerista ultraderechoso Uribe, iba Juan Manuel Santos a asumir un cambio radical para convertirse en el Presidente forjador de los diálogos en Cuba para llegar a la paz, con el apoyo de Noruega y Venezuela y de todos los países de la Celac y Unasur.

La derecha colombiana, encabezada por Uribe, e internacional, por sectores del radicalismo gringo, han manifestado su repudio a la iniciativa de lograr los acuerdos que pongan fin a 60 años de guerra interna a partir del asesinato de Gaitán.

Cuando la crisis fronteriza entre Colombia y Venezuela se encaminaba a bloquear las relaciones de todos los países de la región, Santos viaja a La Habana y acelera la suscripción de un acuerdo fundamental sobre la jurisprudencia colombiana que se aplicará para los involucrados en el conflicto armado y, además, se autoimponen un lapso de seis meses para firmar el acuerdo final que será aprobado por el pueblo colombiano en un referéndum.

La relación sobre los conflictos fronterizos se alejó de las tensiones con la intervención de los presidentes Tabaré Vázquez por Unasur y Rafael Correa por la Celac, impulsados a priorizar el acuerdo interno de la paz en Colombia contando con la activa participación de Maduro y Santos, dejando con las narices largas a quienes se frotaban las manos pensando que habían encontrado la palanca para frustrar los acuerdos de paz.

En todo este proceso privado y público, las intervenciones de Juan Manuel Santos han sobrepasado las expectativas que se requerían para que nada se desmorone de lo hasta ahora logrado.

En medio del impacto de la presencia del querido Francisco en Cuba y Estados Unidos, en el proceso de los acuerdos que se están imponiendo con beneplácito para los pueblos de nuestra América, es justo y obligatorio señalar, resaltar y aplaudir las acciones históricas asumidas por el presidente Juan Manuel Santos.

Nadie desconoce las diferencias políticas, ideológicas y de creencias religiosas de los personajes que están en juego en estas circunstancias, que terminarán con dos semanas exitosas y coincidentes con las aspiraciones y los resultados vividos con la atención y beneplácito de los pueblos involucrados.

En esas diferencias, cada personaje y cada conglomerado popular deben enseñar la importante tolerancia que debe primar por encima de las posibles controversias en todos los órdenes.

Más importancia le debemos atribuir a los puntos de coincidencia de los discursos que fortalecen la unidad y la esperanza de que valoremos la lucha contra la pobreza, por el cambio climático, por la justicia social, la defensa de los derechos humanos y por el respeto a la autodeterminación de cada pueblo, en medio de la indispensable cooperación que fortalezca las entidades de integración, como la Unasur y la Celac.

Homenaje de valoración a Juan Manuel Santos y que se mantengan sus esfuerzos porque se  imponga la paz de nuestro hermanos colombianos. (O)

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