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El Telégrafo
Edwin Hidalgo

San Cristóbal en su habla

29 de octubre de 2019

La semana anterior, al hablar de los dialectos mosaicos, mencioné a Galápagos. Aquí, como en la Amazonía y en lugares de encuentro como en Santo Domingo de los Tsáchilas, los dialectos serranos y costeños se están fundiendo en uno solo. Si  Darwin encontró en el archipiélago un laboratorio biológico, un lingüista encuentra aquí un laboratorio de dialectología. Mi sede en esta ocasión es San Cristóbal. Hace dos años, en Santa Cruz, ya intuía algo similar. El problema en Santa Cruz es que allí hay más turistas nacionales y extranjeros, además de una mayor población móvil; eso hace difícil tener una percepción clara del dialecto nativo.

En cambio, en San Cristóbal hay menos turistas y mayor población estable. Como sede de la capital de la provincia, también hay una población móvil, pero menor. Hay costeños y serranos, así como una significativa minoría indígena. Tuve oportunidad de conversar con colonos salasacas, quienes han modificado apenas su dialecto, igual que los indígenas de otros pueblos que residen aquí. Colonos costeños y serranos también conservan su dialecto.

En cambio, los hijos de todos ellos, nacidos en las islas, ya hablan un nuevo dialecto. Este es una mezcla entre costeño común (toda la Costa, excepto la provincia de Esmeraldas y la ciudad de Guayaquil) con el del centro norte de la Sierra (desde el río Chota, norte de Imbabura, hasta el nudo del Azuay, sur de Chimborazo).

En Galápagos, el aislamiento de las islas acelera la tendencia hacia la homogeneidad. El nuevo dialecto no se come vocales (como hacemos los serranos) ni se come consonantes (como hacen los costeños), porque en las escuelas hay una mutua corrección entre alumnos. En cambio, la entonación se conserva, especialmente cuando conversan los colonos con sus hijos. Ese cantadito quiteño (que nosotros negamos, pues creemos que solo los cuencanos cantan) y la melodía manabita se escuchan entre estudiantes y profesores. Es tan hermosa la isla de San Cristóbal, pero cuántas cosas faltan aquí. Es injusto.  (O) 

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