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La administración de la derecha y sectores demagógicos, en varias ciudades, se caracterizó por un abandono casi total de la obra social. Los barrios populares no han sido atendidos en lo esencial y las condiciones físicas en que viven y mueren más del 60% de la población son realmente deprimentes.
No ha habido para la población marginada relleno, pavimentación, tampoco alcantarillado; falta agua potable, no hay servicio de recolección de basura.
Sistemáticamente han abandonado los servicios básicos, educación, salud, higiene pública, ni qué decir de los comedores, boticas y dormitorios populares, transporte, electricidad.
Ni remotamente se puede imaginar la atención municipal para contribuir a combatir la desnutrición de la población, el déficit de vivienda y el desempleo para mejorar el ambiente y defender la naturaleza, elevar el nivel cultural del pueblo, masificar el deporte.
Esta política debe cambiar radicalmente. El continuismo de ella sería nocivo para las ciudades y lesivo para los habitantes pobres.
Hay que construir el modelo municipal democrático desarrollando una masiva obra social en beneficio de cientos de miles de hombres y mujeres de los barrios populares; con atención al problema del transporte, relleno, alcantarillado, pavimentación y centros de recreación que tienen esos barrios y toda la ciudad; respetando y apoyando a los comerciantes minoristas y vendedores ambulantes, ayudándolos en forma programada y responsable, no reprimiéndolos ni extorsionándolos; desarrollando el turismo, aprovechando las riquezas y bellezas naturales de las ciudades: ríos aledaños, los brazos de mar (esteros y manglares), islas y lagos, etc.; reorientando los recursos para obras productivas y sociales, para atender las necesidades populares; construyendo, con participación popular organizada, la seguridad ciudadana.
Hay que impulsar las revoluciones agraria y urbana, que se corresponden y guardan estrecha relación con los problemas que han afectado históricamente a las mayorías en el campo y la ciudad y al desarrollo del país.
Los barrios pobres tienen que ser atendidos, la obra pública y acción municipal deben estar a su servicio. Con motivo del ambiente preelectoral se debe desarrollar estas propuestas y lograr su aplicación con la participación popular.
Todo esto y otros aspectos pasan por el Estado y el Gobierno, hay que coordinar la gestión municipal con ellos, es el momento oportuno de hacerlo, encerrarnos y confrontar no conduce a nada positivo para el pueblo y la ciudad.