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José López Portillo fue presidente de México desde 1976 hasta 1982. Su administración quedó marcada por su casa situada en una colina de Cuajimalpa de Morelos. La monumental construcción fue vista por el pueblo como una prueba tangible de la corrupción de su sexenio.
Al inicio de su mandato, López Portillo había prometido a sus conciudadanos que “defendería al peso como un perro”. Cuando los mexicanos se enteraron de la existencia de tan lujoso palacete, protestaron airadamente. De nada sirvió que López declarara que el terreno había sido regalado por el empresario Fernando Senderos y que la construcción había sido financiada -en condiciones muy ventajosas, desde luego- por el empresario Carlos Hank. Tampoco ayudó que el expresidente sostuviera que vivía de su pensión. La ira de las mexicanas y mexicanos encontró una salida: su casa fue denominada la ‘Colina del Perro’.
Hoy, en un momento particularmente difícil para México, la periodista Carmen Aristegui y su equipo de trabajo dieron a conocer hace pocos días una lujosa casa que sería propiedad de Angélica Rivera, esposa de Peña Nieto. La investigación demuestra que la casa situada en Lomas de Chapultepec -uno de los barrios más exclusivos de la capital- está valorada en 7 millones de dólares. Sí. ¡Siete millones de dólares! Está registrada a nombre de Ingeniería Inmobiliaria del Centro S.A., empresa integrante del grupo Higa. La ‘casita’, la señora Rivera probablemente la estará pagando… en cómodas cuotas. Al respecto, se podrían plantear algunas inquietudes: ¿Cuál será el valor de las mensualidades? Si la señora desde diciembre de 2012 (posesión de Peña) no tiene ingresos porque ocupa un cargo honorario, ¿cómo se las arreglará para cancelar las cuotas?
La señora Rivera ha dicho públicamente que posee tres propiedades: una casa en Miami, otra en la calle Palmas 1325, que está al lado (¡qué casualidad!) de la casa de la calle Sierra Gorda 150, que vale solamente 7 milloncitos.
Cuando Peña Nieto fue gobernador del estado de México (2006-2011) el grupo Higa facturó 36 mil millones de pesos (3 mil millones de dólares). Si se trata de generosas ‘donaciones’, probablemente es porque los favores recibidos deben ser ‘reconocidos’.
Mientras tanto, las cifras del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) demuestran claramente que, en este primer bienio del gobierno de Peña, crecieron la concentración de la riqueza y el número de pobres.
Esta trama de intereses, excesos, vanidades y opulencias es una ofensa al pueblo mexicano y un insulto a su inteligencia. Peña Nieto debería renunciar. Su gobierno ya no tiene sustento ético. Luego de las 43 desapariciones de los normalistas, su gobierno se ha tornado ilegítimo. México se ha convertido en un gigantesco cementerio. El ingenio popular sabrá ponerle el nombre adecuado a la casa que simbolizará una etapa de involución de la ética y de la política.