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El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

Reforma al Issfa (II)

18 de julio de 2016

Decíamos la semana pasada que el sistema de pensiones, cesantía, tiene que equilibrarse porque ahora funciona sobre la base de la inequidad. Que la institución es de estructura jerárquica pero que no es aceptable que quienes se retiran antes de los 5 años no reciban nada a pesar de haber contribuido como ocurre con quienes aportan entre 5 y 19 años. Que es fundamental, lógico, que existan cuentas individuales. La pregunta: ¿por qué no habían estas cuentas?, ¿por qué la cierta oficialidad en retiro no ha exigido que se terminen con semejantes injusticias?, ¿o será acaso que no lo han hecho porque, simplemente, se han beneficiado de esta injusticia? Más aún sabiendo que el actual sistema de pensiones no es sostenible: un militar activo mantiene a un militar pasivo. Eso no es viable en ninguna parte del mundo. Entonces: ¿por qué algunos militares pasivos se han callado tanto tiempo? Pero si han estado activos para hacer política a beneficio propio.

¿Acaso se han preocupado de sus colegas de tropa y por sus diferencias en ingresos, por sus condiciones de vida? Pues parece que no. Lo que sucedía en la vida activa se reproduce en la del retiro militar: inequidad, desigualdad, injusticia. Por eso es vital una reforma que haga cumplir la función social de la cesantía. Que exista una nueva fórmula de cálculo para la misma. Que el resultado sea que la mayoría aumente su beneficio y que a la minoría se le disminuya. Por eso, y hay que repetirlo mil veces, es que es necesario que las cuentas sean individuales para que cada uno sepa lo que ha aportado y que no se use para pagar la cesantía de otros, como ocurre ahora. Más aún cuando en el sistema militar los salarios siempre son ascendentes, cuando la elevación de la misma debería ser con base en el aumento de la inflación. Los cambios son urgentes porque con ello el 81% de los militares recibirá una cesantía mayor; cerca del 18% recibirá el mismo valor de cesantía actual. Es muy claro que la mayoría se beneficia. Una parte seguirá igual. Y solo 44 militares recibirán una menor cesantía. Es claro y evidente por donde ha estado el problema de la sostenibilidad, del futuro del sistema. Ahora, se podrá entender mejor porque eso del “espíritu de cuerpo” muchas veces funciona para el cuerpo de algunos y que la solidaridad no reina, no es el imperativo moral, ético, supremo del cuerpo militar cuando se trata del sistema de pensiones. Tanto en el modo activo como pasivo la justicia como la equidad debe primar en todo cuerpo social de un país. No podemos considerar natural lo que no lo es; ni tampoco justificarlo con decir “es que es una institución jerárquica” o que algunos por simple resentimiento aún insistan con fuerzas armadas al modelo de los años setenta, ochenta del siglo pasado.

En todo el mundo el rol de las fuerzas armadas ha cambiado según los nuevos requerimientos de la seguridad nacional: interna y externa; como regional y global. Y por eso, la relación laboral de sus miembros en el presente debe cambiar, para que en el futuro, en la hora del retiro, la jubilación sea con calidad de vida y no con desigualdad e injusticia. El honor no solo se construye en los conflictos, sino, fundamentalmente en el cumplimiento de la Constitución y leyes. Y más aún comprendiendo que cada uno de los ecuatorianos, todos, son la columna vertebral de la Patria. (O)

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